Según vengo comprobando una y otra vez, en las presentaciones de libros de narrativa suele haber un a modo de contención a la hora de hablar del contenido para , según se dice, «no hacer spoiler».
Curiosa expresión este anglicismo que se usa con el sentido de ‘revelación de detalles de la trama de una obra de ficción’, según la RAE que , a su vez, recomienda usar en su lugar destripe ( como acción de ‘anticipar el desenlace de una historia a quienes no lo conocen») que ciertamente suena «más peor» – que dirían en la Ribera- y otro sí, menos cuqui.
Pero justamente «spoiler» era lo que se hacía en la Grecia clásica al resumir antes de cualquier representación teatral el argumento de la obra, pues la importancia se otorgaba no tanto a la trama sino a la forma en que se (re)presentaba, es decir a la habilidad expresiva de quienes actuaban o cantaban y a los «decorados» que les rodeaban.
Este rito o costumbre, por lo que se sabe, se fue manteniendo durante la Edad Media y hasta los albores de la modernidad ,y acaso fue progresivamente desapareciendo cuando la novela asumió la primacía social frente al teatro (Bourneuf, R. – Ouellet, R. La novela ,1983) ,acentuándose con las novelas por entregas de los primeros periódicos y más adelante, de mano de la novela negra, madre de todas las intrigas que en el mundo de hoy son, han sido- ¿y serán?
Pero, aun así, no parece que la elusión del» spoiler» permita generar muchas expectativas pues salvo contadas ocasiones los argumentos son tan canónicos como repetitivos, pues como destacaron los formalistas rusos con Vladimir Propp a la cabeza, las situaciones y los personajes son limitados a pesar de sus aparentes variaciones.
Así que, bienvenidos sean todos los «spoiler» posibles, pues de esa manera se dirigirá la atención hacia la evaluación de la forma en que se presentan los argumentos, con lo que , de paso, se podrá valorar mejor el trabajo de creación que hay detrás de lo leemos línea tras línea…
(c) by Vicente Huici Urmeneta
Enhorabuena por esta columna, Vicente. Magnífica lección y estrategia a tener en cuenta de cara a promocionar cualquier obra artística.
Muchas gracias y buen finde.
Bueno… algunos «destripes» sí que resultan realmente dañinos para una película; por ejemplo, no es lo mismo ver «El Planeta de los Simios» (la primigenia) desconociendo su final, que verla «destripada». Pero, sin embargo, y a pesar del empeño que puso hitchcock en evitarlo, «Psicosis» puede verse perfectamente «destripada» (por partida doble), porque, como bien dices, la forma (su narrativa) es casi el todo en esa obra. Por otra parte, Dostoyevski publicó por entregas sus más grandes obras, en la prensa de entonces; y no hubiera importado que alguien destripara «Los hermanos Karamazov» o «Crimen y castigo», porque los lectores las habrían devorado igual hasta el capítulo final.