Salgo del portal con renovado ímpetu para comenzar mi paseo habitual y me topo con una tipa en bragas y camiseta que está secandose el pelo con una gran toalla amarilla.
Levantó la mirada y deduzco que está alojada en el hostel que hace poco han abierto en mi calle. Guiado por la curiosidad ( que tanto da de sí en estos ires y venires de propio) entro en el bar del mentado establecimiento esperando encontrar varios grupos de veinteañeros quitándose las legañas. Pero no: lo que veo es un par de cuadrillas de lo que antes se denominaba proletariado, una de gentes de perfil amerindio y otra de hablar eslavo. Por lo visto- y oído- este lugar más allá de ofrecer su infraestructura a las cada vez más frecuentes y asaz horteras «despedidas», sirve también para alojar en habitaciones multi-literas y a bajo precio a los currelas de las subcontratas.
Salgo del bar en cuestión y comienzo mi disgresión física y metafísica. Recuerdo que autoridades e instituciones- que por otro lado no dejan de abducir » eventos» – se han felicitado recientemente por el incremento de las pernoctaciones en la Villa. Además se ha dado a conocer a bombo y platillo que varios grupos de inversores internacionales se están haciendo con edificios varios , algunos insignes, de La Capital, para reconvertirlos en hoteles (¿ y hostels? Así que vendrán más turistas ( y currelas) y continuará subiendo el nivel de pernoctaciones.
Me detengo un momento y me pregunto: Si las infraestructuras van estando cada vez más en manos más ajenas y sus clientes lo son cada vez más ajenos…¿ no estaremos , como se decía antes en terminología prostibularia , poniendo la cama ? Y me respondo: ¡Ah claro! ¡De aquí lo de las pernoctaciones! Y, cabeceando, continúo mi camino matutino con todas mis dudas disipadas…Y , de pronto, me doy cuenta de que comienzo a tararear la letra de una antigua canción que decía … » La asamblea de majaras ha decidido: ¡ Mañana sol y buen tiempo «…