La imagen muestra a un septuagenario de melena blanca y despeinada , barba de varios días y mirada torva con un toque de inteligencia. Se trata de una foto no muy afortunada del escritor austriaco Peter Handke, Premio Nobel 2019.
Debajo, Fernando Savater, un filósofo reconocido y reconocible «por otros conceptos» – como se decía antes – bajo el título de Calabazas arrejunta la exhumación de Franco con la cárcel de Carabanchel y los episodios callejeros de Catalunya, para introducir un comentario sobre Handke , a quien parece reconocer como escritor de alguna valía , a pesar del «capricho de ensalzar a un genocida» como Slobodan Milošević , comparando dicho capricho con el hipotético de tocar «el culo a su secretaria sin permiso» hace treinta años, lo cual , en sabiéndose públicamente , le hubiera privado del Nobel.
Desconozco si Handke tiene o ha tenido secretaria tactilizable que diría Josep Pla, pero todo apunta a que no. No obstante de lo que sí estoy seguro es de que en julio de 2016 el ex- presidente serbio Slobodan Milošević fue absuelto post mortem de todos los delitos que se le imputaban por el Tribunal Penal Internacional de la Haya, con todos los pronunciamentos favorables. De hecho,en la sentencia, se hizo constar que Miloševič había ordenado que «los miembros de otras naciones y grupos étnicos debían de ser protegidos, y que en el interés nacional de los serbios no debía figurar la discriminación en contra de otras etnias» (sic).
Pero esta absolución de uno de los protagonistas de la guerra de la antigua Yugoslavia , encontrado por cierto , difunto, en su celda en extrañas circunstancias, no ha tenido el menor eco internacional en contraste con la polución informativa al respecto que se desató tras su detención y posteriormente tras la asistencia de Handke a su entierro.
Particularmente, no soy partidario de que quienes se dedican a la creación literaria o artística , aborden cuestiones políticas, salvo casos o situaciones excepcionales. Pero, a día de hoy , ya no queda ninguna duda de que Peter Handke acertó al dar su testimonio alternativo sobre esta cruenta guerra que se desató por inconfesados intereses occidentales , en obras como Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Morava y Drina (Justicia para Serbia) (1996)
Y también ha quedado claro que hasta los pensadores supuestamente más sutiles pueden decir naderías y quedarse tan panchos…