AGUR T´ERDI. HA SIDO UN PLACER.

El paseo de esta mañana me ha llevado hasta  los confines de la península de Zorrotza . La larga caminata ha sido también ocasión de meditación peripatética para quien esto suscribe ,en libre interpretación del  kin-hin zen que he practicado durante muchos años. Ya de vuelta, al llegar a la altura del Zubi-Zuri luminoso y de su  exacto reflejo en la vieja ría, he comprendido , de pronto,que debía hacer un alto en el camino. Un alto en esta travesía  de casi quinientas entradas, sobre todo porque  mis amigos yankis recien que me han reclamado para integrarme en una de sus pesquisas neuro- metafísicas y uno ya no da para tanto.

Así que me voy a dar  un plazo para dar el Sí ( o el No) a esta nueva aventura , y tomada la decisión y reorganizadas mis huestes , una vez recuperado el mando en plaza, abrirme acaso camino entre nuevas espesuras. No puedo, pues,  decir aquello tan nuestro  de «¡Volveré!» y me conformo por ahora con un «ha sido un placer». Agur t´erdi!

KATIXA AGIRRE Y LAS NOVELAS SOBRE ETA

Ayer el paseo vespertino me llevó hasta la Librería Louise Michel ( Ah la Commune !), de Bilbao. Había recibido una invitación para acudir a la presentación del libro de Katixa Agirre titulado Los turistas desganados, versión en castellano de Atertu arte itxaron ,publicada en  2015.Y , cuando me invitan, no dudo en acudir.

Presentó el acto Aixa de la Cruz, con lo cual había cierta garantía de un debate interesante: no siempre se puede ver un mano a mano entre dos guapas- listas ( dicho sea con perdón  para quien me lea por primera vez y no sepa qué quiero decir.

Y así fue el diálogo entablado, una sucesión de incisivas y pertinentes sugerencias sobre  el mundo de la violencia y de ETA que es en torno a lo que gira esta novela.

Una novela más sobre el tema que como bien se dejó  muy claro en el debate es continuación de una línea abierta hace ya  muchos años por Ramón Saizarbitoria o Iban Zaldua   y no sólo por la traída y llevada y premiada Patria de Fernando Aramburu.

Y una novela más , hábil en mostrar y plantear preguntas, y sobre todo  en reflexionar sobre esa culpa colectiva que unos asumieron sin pensárselo dos veces y otros continúan inculcando y extendiendo por doquier: acaso sea esta una tierra de carlistas y de carlistas disfrazados de liberales ( o incluso de revolucionarios) y todos  cantando por lo bajini aquello de «por Dios, por la Patria y el Rey lucharon  nuestros padres, por Dios, por la Patria y el Rey lucharemos nosotros también».

Acabada la presentación , se abrieron unas botellas de vino , y sobrevino esa cierta  confusión habitual  entre quienes se quedan y quienes se van, ocasión que yo siempre aprovecho para darme el dos…con un buen sabor de boca.

BREVE APOLOGÍA DE LA ESCUCHA

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Cuenta Josep Pla en su siempre magnífico El Cuaderno Gris, que un colega de Palafrugell le comentó en una ocasión que, como no tenía dinero para comprar libros, se dedicaba a escuchar a la gente en los cafés durante todas las tardes. Y que tenía, además, un sistema de escucha muy refinado , una combinación de cabeceos sistemáticos, leves asentimientos, guiños y fórmulas rituales del tipo «Por favor, ¿podría repetir esto último? Es que me ha parecido muy interesante pero  creo que no lo he  entendido muy  bien».

Y ciertamente, el arte de la escucha, más allá de su dimensión recreativa, es muy antiguo.Ya  se manifestó en el procedimiento mayéutico tan caro a los primeros filósofos griegos, con su subsistema de preguntas y respuestas – no muy ajeno en realidad, contra lo que pueda parecer, al método del koan del mundo zen. Se expandió por medio del sacramento de la confesión cristiana añadiéndole una connotación de secretismo y tomó  mayor cuerpo en la modernidad con el psicoanálisis freudiano, en el que ya la escucha se ubicó desde una atención latente para implicar mínimamente al terapeuta y ser efectivo en la dimensión catártica del hablar de lo innombrable.

Hoy en día, sin embargo, la escucha parece ser algo periclitado, sustituida mayormente por esos monólogos  interminables ,  centrípetos  y en ocasiones rayanos en lo cabalístico que se establecen a través de las redes sociales. Y para escuchar, para practicar la escucha, para recuperarla ,parece necesario recuperar también sus lugares, desde la cocina doméstica  hasta el paseo urbano, pasando por la librería y , como no puede ser menos, por el bar  y el café, aquel lugar  del que el amigo de Pla había hecho su terreno propio … y propicio…

UN ABUELO DE LOS DE ANTES

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Sanfermines de 1934

Como lo mencionaba ayer en la crónica, una lectora me ha preguntado por mi abuelo paterno. Pues bien, mi abuelo Vicente era un hombre grande y de costumbres fijas.  Se levantaba siempre con el sol , se estiraba y hacía un poco de una particular gimnasia sueca . Desayunaba una sopa de ajo y algo de chorizo o de jamón  y bajaba a la huerta.

En la huerta el abuelo escardaba, removía la tierra aquí y allá, y lo que  para mi era más fascinante, conducía el agua que sacaba  del río Arga  con un motor rudimentario por canales y canalillos a golpes de azada. Luego, a media mañana volvía a  la casa y no perdonaba su hamaiketako de huevos con txistorra o birika y, entonces sí, un gran café con leche. Después volvía a la huerta hasta la hora de comer.

Comía frugalmente y solo – la abuela había fallecido años atrás bastante joven-  y a continuación se  retiraba a la sala, un espacio grande y algo oscuro con ventanales  hacia la terraza. Allí, sentando en un  gran butacón en la penumbra, junto a una mesa camilla, se dejaba llevar por una siesta que nunca llegaba a la media hora y que era compartida, en butacas y un pequeño sofá por Puente y Manuela, dos empleados de la casa.

A eso de las tres o tres y cuarto se despertaba y, al calor de un café fuerte y una copita de pacharán, echaba una partida de chinchón o de brisca con Puente a la que yo me sumaba siempre que podía. A las cuatro terminaba el receso y  bajaba de nuevo a la huerta o bien iba de visita hasta los almacenes de Semillas Huici que se levantaban  cerca de los Corralillos del Gas. Después, pasaba por la oficina del negocio familiar y se entretenía haciendo cuentas , corrigiendo facturas y firmando letras.

A las ocho y media  subía de nuevo a la casa y picaba algo antes de cenar, lo que no hacía más tarde de las nueve. Luego veía un poco la tele y cuando  notaba que se estaba quedando dormido, se dejaba caer sobre la cama.

Esta rutina sólo la rompía los domingos por la misa y alguna comida familiar y, por supuesto, en sanfermines. La leyenda familiar cuenta de él que el día  seis de julio solía decirle a mi abuela cuando todavía vivía: «Agapita, hasta el catorce».Nadie sabía qué hacía, dónde comía , dónde dormía aquellos ocho días de fiesta, pero el catorce de julio se presentaba lúcido y repeinado y no volvía a salir hasta los sanfermines siguientes…

LAS LIBRERÍAS Y LOS PUEBLOS BÁRBAROS

El pasado 10 de noviembre  se celebró El día de las librerías. Y yo, haciendo los honores , me di una vuelta  más larga e intensa de las habituales, visitando, por supuesto, verdaderas librerías y no  esos «almacenes de libros» que tanto proliferan últimamente  imitando en un género propio a  los sempiternos Grandes Almacenes.

Aproveché, por supuesto, para comprar algunos libros, pero también para charlar un rato con Javi, Kepa y Louise, ejemplos verdaderos   de los nuevos capitanes de esas naves que surcan nuestras ciudades entre tantas tempestades físicas y metafísicas.

Por la tarde, arrebujado  en el sofá, dormidas mis chicas, me tragué  de cabo  a rabo el despiporrante El asombroso viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza , recomendado por uno de los libreros a pesar de no ser ninguna  novedad – esta es una de las ventajas de esas librerías, que tienen un buen fondo y , como te  conocen, te pueden recomendar libros que no son necesariamente » novedad «.

Me estaba riendo sin parar aunque por lo bajini, hasta que  el protagonista, don Pomponius Flatus, miembro de la clase ecuestre romana en periplo indagatorio por tierra judía,  comenzó a contar que  entre los pueblos bárbaros  que estaba visitando «de cuando en cuando los sacerdotes caldean los ánimos con sus discursos»  anunciando la victoria definitiva  del pueblo sobre sus enemigos ancestrales  guiados por los » que se arrogan el título de Mesías, como aquí llaman al presunto salvador de la  patria «.

Y dejé de reírme , por lo que mis chicas se despertaron y me plantearon, dado el tormentón  que hacía allende las ventanas, una partida de chinchón, arte en el que me inició mi abuelo rochapeano Vicente con unas  manoseadas cartas que olían a remolacha.Y me dieron una buena tunda…

«EL GATOPARDO», CATALUNYA Y MI AMIGO VISCARRET

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Comenté hace poco que no iba a hablar  más del «tema» –  en el sentido de Gracián, o sea, como «insistencia»- pero esta mañana lluviosa  me ha parecido bien transcribir estas líneas que me ha enviado el colega Ataúlfo Viscarret, pariente, ex-camarada y marxista todavía pro-cubano.

«LO QUE DIRÍA EL GATOPARDO

«¿Me preguntas  qué está pasando? En realidad no está pasando nada. Tan sólo que esos burgueses quieren compartir la bolsa y por eso, más allá de tanta alharaca, acabarán llegando a un acuerdo con nosotros,  como otros , en su momento, más listos y prudentes, ya consiguieron su Pacto o su Convenio. Y me parece bien».

Sería muy triste que tuviera que ser un aristócrata siciliano quien hiciera este análisis de clase sobre lo que está  ocurriendo en Catalunya. Pues, en efecto, detrás de tanta espantada, se adivina un ardiente deseo reprimido de negociar cuanto antes y los electro-shocks sólo sirven para atenuar momentáneamente ese deseo que poco después se mostrará reduplicado. Y así debería ser, además, para evitar que la bolsa vaya disminuyendo   a causa de tantas elecciones y siferedums.

Por otro lado,no habrá que olvidar que quienes negociarán no serán «los pueblos» – gran invento de la burguesía siempre populista – sino unos representantes ( acaso ni democráticamente elegidos) y, tampoco, que quienes ahora se manifiestan republicanos, pueden muy bien volverse razonablemente monárquicos,  pues al cabo, la burguesía no es sino la clase que  siempre termina por mostrarse  » de lo más razonable» cuando ha conseguido lo que pretendía.

En fin, nada nuevo, una simple «componenda de clases». Y como decía el Príncipe de Salina «y me parece bien», aunque luego muchos vayan a sentirse muy engañados y se vayan a tirar de los pelos y vayan a buscar » judas traidores » por todas partes…y por » 155 monedas» A. V. 

En fin , habría mucho que discutir con el amigo Viscarret, pero será otro día.

 

 

OCTUBRE DE 1977

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El juez no levantó la cabeza y dijo : » Las mujeres libertad, los hombres cárcel».Nos despedimos de nuestras camaradas– habíamos ido pasando de dos en dos-y un par de grises nos metieron en un furgón policial y nos llevaron hasta la cantada Cárcel de Pamplona.

Lo cierto es que, a pesar de lo que pudiera parecer, ingresar en el maco fue un alivio. Los funcionarios  vestidos de verde fueron bastante correctos e incluso uno de ellos, cuando le pregunté si me podía dejar papel y un boli para escribir, me indicó que me los daría el  jueves – estábamos a lunes y así fue. Comencé la cuarentena con un plato de patatas a la riojana muy caliente y un par de mantas, y como el toque de silencio era a las diez pude dormir hasta la diana de un tirón.

Y  no era para menos porque desde la detención  a punta de nueve largo,- » !Ni te muevas!»-  habíamos pasado tres días en los  oscuros calabozos del Gobierno Civil, saliendo por turnos al baño y a echar un pitillo, comiendo de vez en cuando un bocadillo de chorizo , en un duermevela permanente, sobresaltados por los chasquidos de las cerraduras de las celdas, oyendo   gritos  e insultos lejanos  , y  haciendo sitio para que pudieran tumbarse sobre el banco de hormigón los compañeros que, tras el interrogatorio, llegaban a rastras amoratados y en muchos casos inconscientes.

Pasada la cuarentena , me colocaron  con un colega  que años después acabó siendo uno de los jefes policiales (muncipales) más  temibles y odiados. Salimos al cabo de unos días, poco antes de los sanfermines de 1977 , multados y a la espera de juicio, pero la amnistía de octubre me evitó futuras  complicaciones…

 

CARTA A UNA JOVEN ESCRITORA

Ayer, mientras buscaba una edición un tanto especial de Rojo y Negro, de Stendhal, de las páginas de un libro cayó esta carta que publico tal cual:

«Bilbao, 18 de Mayo de 2000

Estimada Raquel:

He recibido y leído tu texto que puede ser  perfectamente incluido en la primera opción de evaluación que comentamos en el seminario.

Sin embargo, y aunque no sé si es muy procedente, me gustaría hacerte llegar algunas reflexiones a vuela pluma, toda vez que se trata de un texto que me ha resultado interesante. Lo que te voy a decir a continuación, por lo tanto,  va más allá del ámbito del seminario, ya que creo que hay en ti una escritora en ciernes independientemente de tus estudios o de tu trabajo.

Que escribes y que guardas una relación muy particular con la escritura es algo que se advierte desde la primera página. Creo que es una relación todavía muy compulsiva en la que el deseo de catarsis es superior a la intención de creación, pero  esa suele ser una etapa inevitable y necesaria. Aun así,  un texto  como Eclipse( 27-7-98)   es , en mi opinión, una muestra de las potencialidades literarias que se pueden abrir desde ti.

Tu escritura es — y no puede ser de otra manera — vacilante en cuanto al género , y así saltas del relato pseudomitológico ( Las sirenas del mediterráneo)  a la poesía( p.e. Madre  tristeza )  y del diario íntimo casi adolescente ( Un beso ¿ vale ?, 10-7-98)  hasta  la prosa de tinte surrealista ( Una  flor, un jardín. . . 12-7-98).  A todo este repertorio tú le has llamado » Diario» y lo es en la medida en que se estructura cronológicamente. Pero un paso más allá en la escritura de un » Diario» suele ser la reflexión personal sobre lo que sentimos y pensamos, olvidándonos un poco  de para quién y por qué lo escribimos. Y cuando la reflexión  toma como motivo la exterioridad,  poniendo en cuestión nuestros sentimientos y pensamientos, el » Diario» se convierte en » Dietario” . Yo no sé si este será tu camino, pero puede ser uno de ellos.

Luego, además, están  los modelos que, a veces sin darnos cuenta, nos nutren y nos ayudan a mantener tenso el arco  que circunscribe la vida y la escritura. Los modelos nos enseñan a sentir y a hacer sentir a los demás, porque para alguien que de verdad escribe sólo sentir no puede ser importante, también hay que hacer sentir y eso es precisamente crear. Tú mencionas a Cernuda y citas a Esther Tusquets — en mi opinión magníficos modelos — pero también hay en tu texto ecos de García Lorca o de San Juan de la Cruz. Hay muchos más, pero ya los irás descubriendo hasta hacer una lista de tus propios «clásicos».

En fin, Raquel, perdóname si  me he introducido en  tu intimidad hablándote de estas cosas, pero no me hubiera quedado satisfecho si no lo hubiera hecho. Como conclusión lo único que te quiero decir es que continúes escribiendo y viviendo sinceramente  tus sentimientos porque, desde mi punto de vista, esas son dos de las condiciones de la lucidez, aunque muchos no lo comprendan.

Un saludo.»

¡ARRÉGLATE COMO PUEDAS!

Como si sigo con el «tema» que mayormente nos informa corro el peligro de sentirme sucesivamente un hugonote radical rodeado de católicos recalcitrantes  y un católico radical rodeado de hugonotes recalcitrantes, he  decidido esta mañana dar un paseo a cuerpo gentil bajo esa lluvia torrencial que nos acompaña.

La experiencia ha sido tan drástica como catártica y de hecho , al volver a casa  no me ha reconocido ni el portero. Una vez cambiado de ropa – y convenientemente escurrida la anterior- he comprobado frente al espejo que yo mismo me resultaba irreconocible y no sólo por mi aspecto deplorable sino, y sobre todo, porque me he sentido con la capacidad renovada de hablar de temas intrascendentes, menudos, totalmente  alejados de los Grandes Avatares de La Historia del Mundo Mundial y , en fin, vulgarmente cotidianos al decir de Berger & Luckmann. Y me he sonreído encandilado por mi propia y boba sonrisa. Y, lo mejor, además me ha gustado.

Así que ahora ya estoy en condiciones de proponerte, querido lector, querida lectora, un nuevo pacto: no te daré nunca más la tabarra en clave trascendental ni sobre la familia, ni sobre el municipio ni sobre el sindicato.  Así que, a partir de este momento, si tienes algún problemilla identitario…¡Arréglate como puedas!…

RECORDANDO A MANUEL TUÑÓN DE LARA

Manuel Tuñón de Lara ( 1915- 1997)

Manuel Tuñón de Lara murió en Lejona hace veinte años siendo ya profesor emérito de la Universidad del País Vasco, a la que se incorporó tras la muerte de Franco. Para quienes nos interesábamos por el relato histórico, Tuñón marcó un antes y un después en la Historiografía contemporánea. Sus «Coloquios de Historia Contemporánea de España», en la Universidad de Pau, impulsaron desde 1970  la Historia Social y animaron a un buen número de entonces jóvenes investigadores.

Su obra es amplia y densa, pero para mí una de las más interesantes es la recopilación titulada Estudios sobre el siglo XIX español y, sobre todo, el ensayo dedicado a la consolidación del bloque de poder oligárquico español; un capítulo que debería ser de obligada lectura para comprender porqué en Catalunya hay una alta burguesía que nunca ha participado en ese bloque oligárquico y que   consecuentemente siempre ha sido independentista  – y todo ello sin adelantar que la burguesía revolucionaria se suele volver conservadora en cuanto consigue sus objetivos.

Pero, en fin, el mismo nervio que continúa recorriendo  este magnífico ensayo es el que pude apreciar personalmente en aquel hombre grande que contaba  con gran emoción, durante una comida, cómo había salido a tiro limpio  por el Puente de los Franceses madrileño cuando  era un veinteañero militante comunista y todavía no sabía que le esperaba un campo de concentración y un largo exilio…