1000

Sin que me haya dado muy bien cuenta, con esta he llegado a la entrada número 1000 de este blog que comenzó en los albores de 2016.

Han sido muchos y variados los temas que han circulado entre estas líneas y espero que su tratamiento haya cumplido, al menos bajo mínimos , el precepto horaciano del «miscere utile dulci», aunque mayormente mi obsesión haya sido conseguir una sonrisa. Por otro lado, quien quiera entretenerse en estas horas oscuras tiene a su disposición un centón.

En este punto no me queda sino agradecer en primer lugar a esta blogosfera la libertad con que me ha dejado publicar, incluso cuando mi punto de vista hubiera podido ser conflictivo.

Asimismo, pero no en segundo lugar, quiero mostrar mi agradecimiento a quienes me han seguido en estos circunloquios físicos y metafísicos y sobre todo a quienes se han echo eco de estas letras aunque fuera con un breve comentario : ha sido su fidelidad manifiesta y proactiva el espolón más importante de mi continuidad.

No puedo finalizar sin repetir que si he tenido alguna guía frente al teclado ha sido la de Josep Pla, con quién por supuesto nunca he pretendido compararme sino más bien aprovecharme de su sabiduría literaria a pesar de nuestros puntos de partida en ocasiones tan opuestos.

Así que gracias y muchas. Vale!

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 27.Promenade des Rochers)

Estoy seguro de que Jeanne, nuestra amiga francesa y rubia que siempre parece sacada de una comedia de François Truffaut, mira con delectación el lento batir de las olas, apoyada en la ventana abierta del comedor de su casa del Promenade des Rochers .

Y también de que con el ir y venir de las gaviotas sobre la bahía revive nuestras pequeñas travesías por este mar arisco en el Artizarra, ese velero de doce metros ahora atracado sine die.

Me gustaría decirle que, en cuanto podamos, nos acercaremos hasta allí y que no hará falta falta ni hacernos a la mar, que bastará con comer algo a L´Acanthe, tomar un café noisette y dar luego un largo paseo por la rue Gambetta hasta que nos apetezca sentarnos para beber poco a poco un buen chocolate caliente.

Pero, entre tanto, le envío un cariñoso saludo desde aquí, pues la sé en cuarentena y diagnosticada, rodeada de paracetamol y de todos los tomos de las Memorias de Ultratumba de Chateaubriand que me ha prometido leerse tomando notas…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 26. Treptower Park)

Treptower Park (Berlin)

Por las fotografías que exhibe Pablo en su blog , en Berlín el personal pasea o circula en bicicleta por las grandes avenidas y hace footing o se divierte con sus hijos en los parques, manteniendo, eso sí, unas distancias de seguridad, que no se sabe si son las habituales o las renovadas.

A Pablo lo conocimos con ocasión de un «free tour» y dada su habilidad para unir lo entretenido con lo erudito le seguimos de vez en cuando porque siempre tiene algo que contar.

Pero aun así estas imagenes tan relajadas de Berlín me han dado mucho que pensar, y todavía más los comentarios que han suscitado acerca de las mismas como exponente de cómo algunos gobiernos se pueden tomar la pandemia del COVID-19. Parece como si la enfermedad formara parte de cierta cotidianidad y que , por ejemplo, el número de muertos, que son ya 4.500, fuera simplemente aceptable: aunque, claro, hay que reconocer que la tasa de mortalidad en Alemania está por debajo de un 1% de los infectados.

Aun así, este tono, tan alejado del espíritu trágico que por aquí nos rodea, quizá pueda deberse a que el pueblo alemán está muy acostumbrado a grandísimas tragedias y acusado de otras tantas más, hasta el punto de que acaso se haya inmunizado ante el dolor propio y el ajeno, haciendo valer aquellas palabras que en su momento ya mencioné de Ernst Jünger: «La suma del dolor no reclamado se acumula para formar un capital invisible que va aumentando con los intereses y con los intereses de los intereses…»

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (25.- Wang Fu Jing )

He recibido un email de Lu, mi antigua profesora de mandarín que ahora ejerce como Titular de Filología Hispánica en Beijing.

Me pregunta, con ritual chino y proximidad amical, qué tal estoy y qué tal están «los míos», y , a continuación, me transmite que, a pesar de lo que se pueda estar diciendo, al menos en Beijing reina una cierta normalidad, la gente vive su cotidianidad, eso sí con mascarillas, la universidad está abierta y, por ejemplo, la famosa «calle moderna» , la Wang Fu Jing, está siempre a tope, sobre todo el gigantesco centro comercial que Apple levantó hace ya unos años. Luego se despide con un abrazo, algo impropio de su cultura originaria y también de estos tiempos de confinamiento, pero que, al cabo, no deja de ser virtual.

Lu pasó de ser una defensora a ultranza del régimen comunista, siempre siguiendo más la estela de Zhou Enlai que la del mismo Mao, a simplemente preferir «la ideología utópica del Partido Comunista a la utopía ideológica del capitalismo de libre mercado», como recuerdo con exactitud que me dijo – porque lo apunté en una servilleta de papel – cuando nos vimos la última vez a la vuelta de un congreso celebrado en Sanghai.

Pero claro, no sé qué pensará ahora que China se ha convertido a la vez en el lugar de origen del COVID-19 – ese «virus chino», como le llaman Donald Trump en la Fox y Gabriel Albiac en el ABC – y en el suministrador mundial al por mayor de mascarillas para combatir su expansión…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 24. Los jabalíes de Le Madonie)

Este año no viajaremos a Sicilia.No podré volver a disfrutar de aquella tierra árida y troceada por tantos terremotos, de aquellas ciudades decadentes ,saturadas de palacios y conventos barrocos ,ni de aquel mar de color de vino, la mayor de las veces tan airado como el Etna…

Mi amiga Paola Florio, confinada en su villa familiar de Cefalú – ¡ qué suerte! – y conservadora del Parco Nazionale delle Madonie, me dice que hay una gran preocupación pues las piaras de jabalíes están abandonando en masa el bosque y se están dejando ver por las carreteras de Isnello y Mongerrati : un par de años atrás fueron necesarias varias batidas porque la situación se había vuelto peligrosa pero ahora, con el COVID – 19 , no hay ni personal disponible ni ganas.

También me dice que Carlo , su marido, está pensando en retomar provisionalmente los hábitos, amparándose en la marca indeleble y en la bondad del ordinario, para volver a confortar a enfermos y moribundos, haciendo abstracción de su pasado izquierdista en Lotta Continua y de su admiración por el olvidado Toni Negri.

Tras colgar el teléfono, me he quedado con dos sensaciones , una drásticamente física y otra temblorosamente metafísica.

La física es la constatación de ese avance de la naturaleza ante el retroceso confinado de la humanidad – se habla de pumas en Chile y de leopardos en la India- , una humanidad cercada, por cierto, por un enemigo empírico tan pequeño como letal.

Y la metafísica, el retorno a la consolación espiritual ante la tragedia inmediata ,que se está desarrollando a través de las entretenidas narraciones inoculadas desde las redes electrónicas, y que operan como un buen remedo de las grandes narraciones siempre reinterpretables que ofrecían – y ofrecen -las religiones tradicionales.

Pero, aun así, la invasión de los jabalíes de Le Madonie me parece mucho más significativa por la carga metafórica que conlleva , ya que nos coloca a las puertas de la ciencia- ficción…Y de la intervención de Bruce Willis…

CRÓNICAS DE CORONAVIRUS ( 23.- South Chicago)

En estos días de confinamiento me han venido a la cabeza más de una vez algunas imágenes de mis visitas a las barriadas más pobres del South Chicago.

Durante mis estancias académicas en aquella ciudad del midwest hice varias incursiones, siempre «escoltado» por un cura católico que parecía ser uno de los pocos nexos que existían entre aquel submundo marginal ,mayormente poblado por una incontable negritud, y el brillante y espectacular mundo blanco del downtown. Eran incursiones breves y pautadas, siempre seguidas muy de cerca por muchos ojos tan sorprendidos como atónitos, y más por el aspecto que teníamos el cura y yo, el tan rubio a pesar de su sotana negra y yo más pelirrojo que un wasp de libro.

Las calles estaban repletas de coches abandonados , había fogatas aquí y allá, a lo lejos sonaba algún radio-cassette y cuando entrábamos en alguna casa para dejar algo de ropa o de medicinas, nadie decía nada, pero siempre nos invitaban a un café de puchero que a mí me calmaba mucho, muchísimo.

Allí nadie sabía a ciencia cierta cuándo había nacido, y como mucho era conocida la mujer que lo había parido; el agua y la luz se pirateaban muy organizadamente sin problemas ni reclamaciones; la policía no entraba jamás, salvo como consecuencia de una persecución y aun así, al llegar a los alfoces del mundo «civilizado», se lo pensaban; y, por supuesto, nadie sabía de republicanos o democrátas y no votaban porque , además, no existían en los censos electorales…

Y con estos recuerdos, me ha llegado también como una punzada, la pregunta de qué estará ocurriendo ahora en aquellas calles , dentro de aquellas casas, ahora que el COVID- 19 se está extendiendo en aquellos lares a una velocidad mucho mayor de lo que se esperaba y en donde ni siquiera los WASP ( White-AngloSaxon- Protestant) tienen una sanidad pública que les ampare…


CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (22.- Re-publica)

«No puede haber unos Presupuestos de emergencia sin un plan de reformas para un Estado fuerte y eficaz: es decir , menos sometido a los condicionantes nacionalistas y menos lastrado por los lujos de la ideología».

Aunque suelo leer todo lo que puedo sobre cuestiones políticas, no me gusta opinar sobre ellas más allá del círculo de mis amistades más íntimas porque sé, por formación y por experiencia, que sin solución de continuidad se conforman como las disputas religiosas del pasado.

Aun así, el párrafo anterior, extraído de un artículo publicado por la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, hace un par de días, me ha dado que pensar y no tanto por sus, repito, connotaciones políticas como por sus últimas palabras

Pues esta última frase- la de «los lujos de la ideología»- me ha recordado inmediatamente a la famosa teoría que defendió en su momento el miembro del Opus Dei y adalid de la tecnocracia Gonzalo Fernández de la Mora en su libro El crepúsculo de las ideologías ( 1965), tomada probablemente de los escritos del pensador conservador Daniel Bell, sobre todo en su obra El fin de la ideología (1960), teoría que defendía la inutilidad de las ideologías ante el triunfo universal del capitalismo y de la economía de mercado.

Sin embargo, esta renuncia explícita a lo ideológico, es decir al punto de vista más o menos justificado sobre la realidad, no puede ocultar , al menos, en este caso su afirmación implícita sobre la única ideología posible – lo que después se ha denominado «pensamiento único» o «políticamente correcto»- que en este caso se reclama de «un Estado fuerte y eficaz» como si esta institución suprema no se la supusiera «nacional».

Y al respecto, lo que se dice sin querer decirlo explícitamente aparece mucho más claramente expresado en otro párrafo del mismo artículo, que reza: «No puede haber una reagrupación nacional sin las renuncias explícitas de los los separatistas a la independencia y de los comunistas a la República».

Con lo cual, desvélase una tosca artimaña, pues la reagrupación nacional es vicaria del reforzamiento estatal, y de paso, como si fuera un aviso para el día de hoy, la República, como modelo y proyecto de Estado, queda del lado…¡de los comunistas!

Vamos, que parece que o detrás de quien ha dado a la luz este artículo no hay muchas ideas nuevas, o que tiene títulos (¿universitarios?) más falsos que un amadeo

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (21. Hikikomori)

Cuando tenía 15 años escribí un relato- entonces se llamaba cuento- titulado «El paseante».Lo hice a instancias de mi tío, el escritor y periodista catalán Julio Manegat, que pretendía sacar de mí un novelista como aquel escultor del chiste que intentaba dar a la luz un San José de un bloque de piedra.

«El paseante» trataba de un individuo que se resistía a aceptar la orden gubernativa que prohibía salir de casa para pasear y que era detenido y encarcelado.

Para rato iba yo a pensar que aquello ,que ahora se llama distopía, se iba a hacer realidad convirtiéndonos en participantes de un a modo de hikikomori ,el fenómeno de esos jóvenes japoneses que se encierran en sus casas alternando la cama con la pantalla de sus ordenadores cuando no , hartos ya definitivamente, se convocan a suicidios colectivos.

Con el tiempo me he dado cuenta de que pesar de lo mucho que me gustan los paseos físicos y más entre altos edificios y gaviotas, puedo también disfrutar y mucho de algunos paseos metafísicos moviéndome en un libro o en una melodía cuando no en la memoria y en la imaginación – esa prima buena de la nefasta fantasía – y que para ello tan solo necesito dejarme llevar haciendo un alto en el camino.

Quizá por todo lo anterior decidí en su momento titular este blog así: «El paseante», sin que me diera muy bien cuenta, como en tantas ocasiones de la vida ,de lo que estaba haciendo…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (20.- Entretenimientos)

Salvo para los cinéfilos estrictos, estas son las horas de las series y a poder ser en formato de lo que se ha venido en llamar «marathon».

El que suscribe , previo acuerdo doméstico, está repasando- «revisionando» que diría un experto- toda la colección realmente existente de DVD’s de Billy Wilder y espera su turno a la cola la análoga de Ernst Lubitsch, pero Netflix me recuerda diariamente que termine de ver esta o aquella serie que dimos en comandita por imposible.

La imposibilidad se debió en su momento y mayormente a la prolongación insufrible de las , digamos, tramas, en larguísimas historias salpimentadas de gazapos tan gordos como manifiestos que habrían sacado los colores a Sid Field, el autor del célebre El libro del guion. Fundamentos de las escritura de guiones, y habrían dado ocasión al estallido de su cólera vesánica , pues siempre se enorgulleció de haberse quedado tan sólo con 40 de los 2000 originales que pasaron por sus manos.

Pero probablemente Field, un cinéfilo cinemaníaco, no se percató de que vendrían tiempos en los que la condición de entretenimiento dirigiría todas las demás y que ya su prueba del algodón, que decía que a los diez minutos – equivalentes a diez páginas de un guion- cualquiera podía saber y sentir si lo que venía a continuación resultaba interesante o no, se convertiría en una utopía.

Pues en esa tesitura del entretenimiento, en este tener entre, en esa acaso tosca variedad de entre-meses de torturas inimaginables, violaciones múltiples, descuartizamientos minuciosos , y otras florituras, todo vale para pasar el rato.

Quieran los dioses, como se decía antes, quiera Dios, como se decía después, quiera el Estado hegeliano o la Historia marxista o mismamente el Karma, que cuando acabe este confinamiento cuarenténico no se añoren estas sesiones fantásticas por fantasiosas que tan escasamente están ilustrando la imaginación…Pues vamos a tener que tirar y mucho de la imaginación en el desescalamiento ( «palabro» para la colección del amigo Iñaki Murua) que todavía no está pero que se le espera…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS(19.Numeromanías significativas)

Yo también, y hasta hace poco, estaba muy pendiente de los datos que diariamente se hacían públicos sobre la evolución de la pandemia del COVID-19. Y lo hacía a pesar de mis reticencias acerca de la significación de lo cuantitativo a la hora de evaluar lo social, pues suponía que podía tomarse como un indicador al menos estadístico.

Pero a raíz de las noticias -confirmadas- de las formas y maneras en que se obtienen y ordenan tales datos, mis reticencias se han convertido en desconfianzas, pues no está claro que se distinga claramente entre los muertos por la infección y los demas fallecimientos, ni tampoco que el número de infectados que se ofrece tenga que ver con el total efectivo ya que no ha sido, no es y no se sabe si será posible contabilizar los infectados asintomáticos infectantes.

Sobre la primera cuestión, además, falta la referencia fundamental de cuántos fallecimientos eran habituales cada día y por qué causas. Y el segundo aspecto , a pesar de la planificación que al parecer está prevista para su detección, se abre todavía como un enorme vacío numérico que evoca a un agujero negro.

De manera que, reflexionando sobre la pragmática de esta exhibición sistemática y diaria de datos, y sin descartar una solapada intención sado-masoquista con sus correspondientes corchetes militaristas, comienzo a sospechar que tras este despliegue cuantitativo que no se corresponde mucho a casi nada, se manifiesta la antigua obsesión de la cuadratura del círculo: un deseo de mostrar un control cuadriculado sobre un círculo en expansión.

Y avanzando un poco más en la caracterización de esta apuesta, en la que están incurriendo todos los niveles del poder, quizá se puede llegar a apreciar, en su misma crisis numeromaníaca, un aviso a timoneles, en el sentido de que las cuentas del futuro deberán tender más a matizar lo cualitativo y no remitirse a las meras fórmulas de la ganancia del capital que convierten a los seres humanos en individuos contables, en datos para una una numerología que se pretende críptica y de altos vueltos , pero que en la mayoría de los casos no se distingue, a la hora de la verdad, de la anticuada cuenta de la vieja…

#yomequedoencasa #EtxeanGeratzenNaiz