Según los datos actualizados al día de la fecha, en Europa ha habido 119.917 fallecimientos debidos al COVID -19 , y la mitad de las muertes ha ocurrido en residencias de ancianos según Hans Kluge, director regional de la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Así que puede parecer que este coronavirus estaba diseñado para limpiar el Sistema de gentes improductivas pero que suponen un gran gasto, un poco como en su momento el VIH pareció servir para limpiar la Sociedad de homosexuales y drogadictos.
Pero sin incurrir en hipótesis siniestras más propias de El Caso, los datos son escalofriantes y la pregunta es insoslayable: ¿Por que tantas muertes en las residencias de ancianos?
Pues bien, a pesar de la poca información que hay al respecto, se va sabiendo que son cerca de medio millón los residentes en esas instituciones y que las tales son mayormente privadas, o mejor, privatizadas tal y como cantan los números de , por ejemplo ,Madrid y Cataluña. Asimismo se va conociendo que , sobre todo en estos últimos casos, se ha ido recortando la plantilla, reduciendo la calidad de la comida, ahorrando en limpieza y en mantenimiento del edificio, así como disminuyendo la atención sanitaria y los suministros de protección e higiene.
Esta degradación ha tenido mucho que ver , al parecer, con la política de austeridad pública que se implantó a raíz de la crisis de 2008 y que ha sido aprovechada por numerosas empresas ajenas a estos servicios para diversificar su negocio acogiéndose a las privatizaciones: es el caso, según las informaciones proporcionadas por las mismas entidades, de ACS (Actividades de Construcción y Servicios), presidida por el también presidente el Real Madrid, Florentino Pérez; o del Grupo Murias – que por cierto está implicado en uno de los proyectos inmobiliarios más especulativos de Bilbao.
Por si lo anterior fuera poco, en muchos casos se ha podido comprobar que estos geriátricos han ido recibiendo cuantiosas subvenciones públicas, mayormente gestionadas por ex-cargos políticos que , además, se incorporaban al negocio como directivos percibiendo altísimos ingresos.
De modo y manera que ante la crisis suscitada por la extensión de la pandemia del COVID-19, estas instituciones, mayormente reconvertidas en nichos silentes de negocio, han sido incapaces de reaccionar con la eficacia que se merecían sus residentes, y de proporcionar la calidad, los recursos y los sistemas de atención necesarios para defender su dignidad como personas.
Es de suponer que alguien tendría que hacer algo al respecto…