CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 8. – Liderazgos)

Otra de las constantes que se han evidenciado como articulaciones fundamentales en estos tiempos de crisis, ha sido la cuestión del liderazgo.

Y lo cierto- y lo penoso- es que se ha mostrado por lo general a la contra, es decir más como una ausencia que como una presencia, si bien en manifestaciones diferentes.

Así, ha habido, y está habiendo, liderazgos administrativos, encarnados en rostros inexpresivos ( en realidad, siempre lo fueron) que pretenden suplir con razonamientos tan tecnocráticos como parcos su absoluta falta de empatía con quienes padecen esta situación o cualquier otra.

Otro sí, se han desplegado liderazgos colaterales, que están aprovechando la coyuntura para defender sus chiringuitos particulares, alternando el enfado y la sonrisa , y haciendo de su capa un sayo y viceversa, según sopla el viento colectivo.

Y también liderazgos plomizos, esos que convierten sus ruedas de prensa en mítines solapados y que se conforman con una larga , larguísima, alternancia de datos, soflamas y cucadas, y de los que no se sabe si pretenden curar el miedo con un adormecimiento general básico.

Pero nada de nada de algún liderazgo carismático , tan necesario aunque fuera en un tono menor , que insufle no sólo esperanza sino por lo menos verosimilitud. Al respecto, tan sólo el doctor Simón ha apuntado como meritorio y todavía más cuando ha aparecido entre corchetes azules, grises y verdes. Pero tampoco es al cabo lo suyo, y ya es mucho el toque directo y contenido que está dando entre tanto llanto desgarrado y crujir de dientes.

Al veterano Max Weber no le dio tiempo de estudiar estos liderazgos tan sosainas, aunque sí previó porque los vio los de un Xi Jinping o un Donald Trump, tan tópicos como típicos. Así que cuando pase el tormentón y alguien mande parar, a lo mejor será una buena ocasión para analizar y evaluar el liderazgo en el siglo XXI…

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CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (7.- La recentralización de la Política)

Otro aspecto que se está poniendo en evidencia a lo largo de esta crisis es la vigencia de la Política. De la Política considerada tanto desde las concepciones macro-políticas como las de Platón o Aristóteles, hasta las post-modernas micro-políticas como las de Michel Foucault, pasando por los retruécanos renacentistas de Maquiavelo o el romanticismo ilustrado de un Montesquieu .

Y más allá de que las variantes actualizadas de todas las tendencias apuntadas puedan en estos momentos desdoblarse entre la inmediatez empírica o la virtualidad distante, hay algunas constantes que se han evidenciado como articulaciones fundamentales.

Una de ellas, acaso la más notable, es la vinculación estricta que se ha manifestado entre La Política y la Nación-Estado, restableciendo La Frontera como límite del Trabajo Político, disolviendo las distinciones administrativas internas y, sobre todo , obviando las generadas por elevación, como es el caso de la Comunidad Europea: no deja de ser incomprensible que Europa no haya respondido bajo los mismos criterios, o que lo esté haciendo al ralentí.

La constatción de que la Respuesta Política a la crisis esté siendo Estatal tiene su máxima expresión en la vinculación de la Acción Política a la Acción Militar , manifestándose en la presencia uniformada en las ruedas de prensa, en el lenguaje de guerra utilizado y en la propaganda mediática que ya presenta la batalla como inminentemente ubicada en la fase bélica de «explotación del éxito».

Ni qué decir tiene que la lectura ideológica de esta vinculación sugiere un senda de recentralización administrativa que, una vez superada la crisis, puede alterar en el futuro cualquier pacto previo y hasta constitucional, con el argumento de que un largo y tenso esfuerzo colectivo ha generado la nueva configuración del Estado que se planteará como una panacea.

Ser conscientes de este peligro de involución recentralizadora que se mostrará como inapelable en el patio interno y sumamente insolidaria en la casa europea, es una labor crítica que debería estar siempre presente sin por ello despreciar las necesarias y constantes llamadas a la acción conjunta y responsable, pero también, y en lenguaje militar, para no confundir la táctica con la estrategia…

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CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (6.-Rumorología)

Hay ya mucha gente que está dejando de leer y ver todo lo que le llega por las redes sociales . Lo está haciendo por saturación en un doble sentido: porque son muchos los mensajes y porque además son reiterativos por no decir multiplicados.

Entre los mensajes recibidos hay de todo, desde recomendaciones de lectura y cine hasta guías para la elaboración rápida de mascarillas, pero los que más acaban irritando son aquellos que opinan al tresbolillo sobre los más variopintos aspectos de esta crisis tan sanitaria como económica, tan política como social .

Al respecto sobresalen los que difunden rumores con el añadido colateral de que muchos de ellos están basados en descaradas fake-news y que vienen avalados por supuestos expertos, constituyendo un fenómeno que mi colega de blogosfera Iñaki Murua ha denominado, con gran acierto y perspicacia , «cuñadismo digital».

Pero, en realidad, y como diría aquel ( ¿ quién?) , esto es más viejo que la pana: se trata del viejo fenómeno que en tiempos pasados se llamaba radio-macuto, si bien aquella rumorología no impregnaba sino a pequeños y específicos grupos ( era notable su uso, como su nombre indica,entre quienes hacían la mili ). Pero ahora, claro,ha tomado una dimensión cuasi universal como consecuencia de la potencialidad distributiva del mundo electrónico.

Aun así, no habría que darle mayor importancia a esta democratización un tanto delirante de la comunicación, pues el rumor, que no es sino el acicate mayor del cotilleo, ayuda y mucho según algunas teorías antropológicas a hacer germinar una y otra vez la socialidad, y más entre los confinados.

A fin de cuentas ya dijo Marshall McLuhan , en una obra titulada Comprender los medios de comunicación: Las extensiones del ser humano) (1964) aquello de «el medio es el mensaje» para indicar que más allá de lo que nos dicen y de lo que decimos , de lo que nos enviamos y recibimos, lo importante es que mantenenos la relación a través de ese medio que utilizamos. Y eso hasta tal punto que el mismo McLuhan aceptó la broma de llegar a postular que «el medio es el masaje» que nos frota…Incluso hasta la irritación, hasta la saturación…

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CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 5.- Un tiempo de recogimiento)

«8 de marzo. Como hay tanta gripe, han tenido que clausurar la Universidad. Desde entonces, mi hermano y yo vivimos en casa , en Palafrugell, con la familia»…Así comienza – en la magnifica versión castellana de Gloria de Ros y Dionisio Ridruejo- El cuaderno gris / El quadern gris (1),la obra fundamental del escritor catalán Josep Pla, una obra recreada en 1966, cuando Pla tenía ya 69 años, sobre un manuscrito de 1918- o sea , 48 años después.

La gripe de la que habla Pla es la famosa «gripe española» de 1918 , la gran pandemia que se llevó por delante más de treinta millones de personas ante la impotencia de las autoridades sanitarias y políticas.

Pero para el escritor ampurdanés, el retiro de la vida estudiantil y ciudadana que llevaba en Barcelona, y su refugio en el pueblo, fue la ocasión para comenzar a escribir un dietario (2) que, muchos años después , se convertiría en una obra cumbre de la literatura catalana, llegando a ser admirada universalmente.

Este propósito de aprovechar el recogimiento para ir contando los aconteceres cotidianos y sus reflexiones paralelas desde aquella fecha – y hasta el 15 de noviembre de 1919- es un apunte reiterado a lo largo del extenso texto , como también lo es las escasas referencias al motivo de su encierro, la mentada «gripe española».

Por supuesto, esta opción que tiene tanto de voluntarista como de catártica no resulta apetecible ni acaso factible en todos los casos, pero quizá sí puede ser ilustrativa de algún tipo de actividad que se puede mantener en un encierro obligado como el que estamos viviendo.

Un actividad que también puede ser una pasividad, algo, en fin, que siempre hayamos deseado hacer , bien sea cambiar los horarios, leer ese libro que yace en nuestra mesilla de noche con mucho polvo, ver por fin tranquilamente esas películas que hemos ido grabando y nunca hemos visto por falta de tiempo, o, en fin, ordenar armarios…o nuestra mente.

Todo, any way ,con tal de convertir el durísimo tiempo del reloj en aquella dulce duración sin cuenta que Henri Bergson reclamaba, y de aprovechar cualquier emergencia del kairós, esa ocasión, ese momento de la oportunidad que no se repetirá nunca más, nunca más…

«24 de abril. No me canso de leer los Ensayos de Montaigne. Así paso horas y horas de la noche en la cama. Me hacen un efecto plácido, sedante; me dan un reposo delicioso. Encuentro a Montaigne de una gracia casi ininterrumpida, lleno de continuas sorpresas. Una de esas sorpresas proviene, creo yo, del hecho de que Montaigne tiene una idea muy precisa de la insignificante posición que tiene el hombre sobre la tierra…»

(1) Hay una edición crítica: Pla, J. 2012. El quadern gris– Edició de Narcís Garolera. Barcelona:Ed.Destino.

(2) Para quien quiera entretenerse con las distinciones entre diarios y dietarios, cfr: Huici, V. 2000″ Diarios y dietarios: una formalización del imaginario cotidiano”, Bitarte, Revista cuatrimestral de humanidades, núm. 22, pp.121-127 ; y Huici, V. 2006.» Eguneroko eta dietarioak: Egunez-eguneko imajinarioaren idazkera esparru literarioan» Hegats- Literatur aldizkaria, 38, 49- 60 oo

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CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (4.- El resurgir de la comunidad)

«Tierra de ángeles» ( 2004, Kay Pollak )

Entre las reacciones no vinculadas al mundo electrónico- que por otro lado no cesa de hacer circular mensajes, memes, chistes y un streaming sin fin de ejercicios, bailes o karaokes – sobresalen estos días de confinamiento otras actividades insólitas, por lo que tienen de inhabituales y hasta de sorprendentes.

Así, los aplausos colectivos a las ocho de la tarde para agradecer el esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras del mundo sanitario. O las canciones a viva voz desde los balcones , pudiéndose escuchar desde algunas muy tradicionales, hasta arias de opera, pasando por himnos nacionales o , por ejemplo, ¡la Internacional! Y también las caceroladas y pitos multitudinarios ante la corrupción cada vez más evidente de la Casa Real Española que, de nuevo, se ha puesto en evidencia en estos días aciagos…

Todas estas manifestaciones que se muestran cara cara, entre ventanas iluminadas y sobre calles vacías, evocan un sentimiento comunitario que se resume en su misma necesidad catártica de reconocimiento inmediato, superponiendo a la distancia obligada y programada ,los puentes directos de las manos y las gargantas, conformando una unidad momentánea y frágil, pero unidad al cabo: todo ello recuerda y mucho a las mejores escenas de Tierra de ángeles , un film de 2004, dirigido por Kay Pollak y protagonizada por Michael Nyqvist.

Y trae a la memoria también aquella definición que el sociólogo alemán Ferdinand Tönnies (1855-1936) hizo de la «Comunidad» (Gemeinschaft) como el tipo de asociación humana en el que predomina la voluntad natural, frente a la «Sociedad» (Gesellschaft) en la que, en cambio, lo asociativo está vinculado y condicionado por la voluntad racional.

Esperemos que algo de esta «voluntad natural» humana que está dando tantos ejemplos de heroicidad muda en estos tiempos oscuros- y frente a algunos insolidarios probablemente por inconscientes- pueda mantenerse cuando escampe y volvamos a salir a la calle…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (3.-Una educación a distancia)

Una sonrisa tan escéptica como contenida recorrió los rostros de la mayoría de los asistentes a aquella reunión en la que se presentaba la plataforma virtual de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Un encendido vicerrector y antropólogo de pro había afirmado que muy pronto el profesorado desaparecería de las aulas y que el estudiantado seguiría las diferentes materias cómodamente, desde su casa. Todo esto ocurría en el filo del cambio de siglo.

La apuesta de la UNED por las nuevas tecnologías fue decidida y sin vuelta atrás, y supuso una enorme inversión en formación, implementación de equipos y, sobre todo, en el desarrollo de un software adecuado, pues de hecho el que se utilizó inicialmente – la WebCT- tenía un costo elevadísimo (¡ 6.000€ al día! ).La innovación fue poco a poco modulándose, se optó por plataformas libres o de bajo coste y se retranqueó su utilización con sucesivas reformas y readaptaciones, con el objetivo, entre otros aspectos, de reconducir el gigantesco déficit que se había generado.

Al calor de esta experiencia singular fueron apareciendo otras plataformas virtuales universitarias, en primer término como entidades tan sólo on line – como la UOC- y más adelante como desdoblamientos de las actividades presenciales. Para la segunda década del presente siglo, casi todas las universidades, sobre todo las privadas, contaban con campos virtuales, si bien , en la mayoría de los casos, su función resultó más extensiva que intensiva, y el control de la actividad fue predominando sobre la propia actividad, resumiéndose en un cuantitativismo romo y meramente estadístico.

El fenómeno de la educación virtual u on line, paralelo al desarrollo de lo que se han denominado » nuevas tecnologías» y a la eclosión de las «redes sociales», fue desde sus inicios motivo de reflexión (1) por las transformaciones que suponía y tanto más puesto que se enmarcaba en una cambio social de caracter general, como se ha señalado en otras ocasiones (2).

Sin embargo ha sido necesario un colapso de la presencialidad , como el que ha ocurrido con la declaración del Estado de Alarma, para que se pusiera a prueba esta nueva dimensión educativa, y hasta tal punto que se ha postulado como la única posible.

La prueba será por lo tanto y como se solía decir antes, una prueba de fuego. Una prueba que habrá que documentar exhaustivamente para poder evaluar con posterioridad sus ventajas y sus inconvenientes. Para detectar las nuevas posibilidades que se vayan abriendo , fruto de la creatividad generada por la necesidad, y también para reseñar los obstáculos que vayan apareciendo y los medios inmediatos y a veces intuitivos de su superación. Para apreciar , por fin, sus virtualidades , más allá de una utilización tecnocrática…

(1) Huici, V. 2015. «El uso de las TIC en la educación»

(2) Huici, V. 2017.»Crisis y zoon elektronikón».

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CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 2.- Informaciones, denotaciones y connotaciones)

Aceptando el obligado cumplimiento del confinamiento en función de, como se decía antes, «un bien superior», la cuarentena social puede permitir un mayor y mejor aquilatamiento de la información que se va recibiendo.

Y sin aceptar, al menos por ahora, teorías conspiratorias como las que se pudieron deducir de crisis sanitarias anteriores – la más reciente la de la gripe A (H1N1) que sirvió claramente para oscurecer la crisis económica del 2008- no deja de ser cierto que la tensión informativa directa que se mantiene acerca del COVID-19 está obviando otras denotaciones y connotaciones.

Así ha ocurrido en lo denotativo singular, por ejemplo, con la noticia protagonizada por la Casa Real Española en la que el actual rey Felipe VI ha renunciado a la herencia que le podía transmitir su padre Juan Carlos I, retirándole asimismo la asignación que como Rey Emérito le correspondía, al descubrirse ciertas malas prácticas del monarca designado por Franco como «sucesor a título de Rey» tras uno de aquellos famosos síferendums.

Lo cual que ha desatado una linea de contra-información antimonárquica, más allá de los exhabruptos indecentes y racistas o de los oportunismos políticos, que de todo ha habido.

Y otro sí, y en lo connotativo plural, ha sobresalido ese empeño en dejar claro una y otra vez que la lucha antiviral emprendida lo es de toda «España como nación», obviándose las distintas sensibilidades al respecto y, sobre todo, el concurso de las autonomías y de sus respectivas administraciones. Un mensaje que se ha transmitido en todas las ocasiones sobre un escenario de atrezzo severo y uniformado tan inusual como acaso excesivo.

Algo que, por cierto, y a la contra, desde su imprevisible guerrilla particular ya había anunciado el por otro lado poeta Jon Juaristi Linacero, renovado cura de Santa Cruz en este país de carlistas disfrazados de liberales y carlistas, afirmando que «es justo reconocer que, pese a todo, el sistema autonómico sirve …para que el poder no se concentre en un Gobierno central ocupado por una banda de desaprensivos, de delincuentes o de nulidades… para tomar iniciativas desde la periferia frente a la inanidad o a la parálisis del centro…»(1)

En fin, que, como se puede deducir de estos dos ejemplos tomados al azar, las horas de holganza para las que siempre hay un equipo de sicólogos de guardia preparado para intervenir – y gracias mil- pueden dar también para el divertimento breve, oculto y comparativo…

(1) Juaristi, J. «Emergencias» ABC.

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CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 1.- La tele- socialidad)

En el suplemento dominical de un periódico de gran tirada, «la psiquiatra, psicoanalista, psicoterapeuta y en general vigía de las zonas oscuras» (sic) Marie-France Hirigoyen ( 1949), autora del libro Los narcisos han tomado el poder, afirma en una entrevista sobre una joven que conoce lo siguiente: «No tiene vida social. No va a bares. No va a restaurantes…»

Resulta curiosa la coincidencia de estas declaraciones – programadas para su publicación acaso con demasiada antelación- con la implantación en todo el «territorio español» del «estado de alarma» ante la progresión del coronavirus COVID-19 que entre otros aspectos ordena el cierre de todas las instalaciones de hostelería.

Parecería así que, según la mentada experta en zonas oscuras, toda la población sería sometida a una régimen de asocialidad absoluta pues la sociabilidad estaría estrechamente vinculada al compadreo y comadreo en dichos establecimientos.

Y sin poner en duda que, mayormente entre los habitantes del mundo mediterráneo y afines , la socialidad está ligada a la comida y , sobre todo, a la bebida en tabernas, cafeterías y tugurios similares, no es menos cierto que hay que padecer cierta ceguera para no percibir que hoy en día, y desde hace ya unos años, hay una socialización paralela que es la del mundo electrónico, a través de la telefonía móvil y de las redes sociales: así lo confirma el uso habitual del correo electrónico, Whatsapp , Facebook, Twitter o Instagram.

Y puede decirse que en los momentos que estamos viviendo, estos soportes son medios utilísimos para mantener el vínculo social a pesar de todas las prevenciones teóricas y empíricas que se puedan tener – que yo mismo he tenido (1). De hecho, y de cara al futuro, es muy posible que los estemos poniendo a prueba en su escala más alta , y que, consecuentemente y sin darnos muy bien cuenta, seamos cada vez más capaces de distinguir los derroches de creatividad que se están generando de las fake-news o de los pescadores virtuales en río revuelto – que también están echando sus anzuelos.

Todo ello sin eludir esas manifestaciones espontáneas y catárquicas como los cantos desde los balcones o los aplausos colectivos para esos sanitarios que, a pesar de los recortes y de los medios limitados, se están esforzando por atendernos lo mejor posible.

No percibir estas nuevas formas de socialidad, y remitirlas a un romo narcisismo, puede ser la consecuencia de la vejez biológica, o , peor, mucho peor, de la ortodoxia ideológica disfrazada de crítica razonable. Aunque ,claro, teniendo en cuenta que en el suplemento mentado se ha dado «carta blanca» al sacerdote católico Pablo D´ Ors , ahora tan à la page (2), para que nos vaya acompañando de ahora en adelante en sucesivos «viajes espirituales» , todo puede ser…

(1)Del Zoon Politikón al Zoon Elektronikón. Una reflexión sobre las condiciones de la socialidad a partir de Aristóteles

(2) Pablo d´Ors o el catolicismo Zen

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TIEMPO DE SILENCIO

Según me comentan algunos lectores habituales, no resulta ya fácil continuar leyendo estas columnillas en el orden en el que yo suelo publicarlas. Supongo que detrás habrá algunos problemas de orden técnico que ya se produjeron a finales del año pasado y que , como lego en estas materias, no alcanzo a comprender.

Por otro lado, y amparándose en la anonimia de «nicks» de lo más variados, me llegan frecuentemente comentarios de tono insultante que, en algún caso, reproduzco porque se responden a sí mismos. Aun así no resultan de recibo en esta actividad que nunca he concebido como un activismo y que, como es conocido, no me genera estipendio alguno, sino más bien agradecimiento y mucho al medio que soporta esta blogosfera.

Consecuentemente, creo que ha llegado, objetiva y subjetivamente, el momento de hacer un alto en el camino y de reconsiderar el empeño antes de que se convierta en despeño, pues «tanto importa una vella retirada como una vizarra acometida» que decía aquel jesuita ilustrado que fue don Baltasar Gracián.

Vale!

ETA ( y las peras del olmo)

En un suplemento cultural que leo semanalmente con mucha atención, se comentaba hace unas semanas el último libro de Bernardo Atxaga en su edición de castellano y titulado Casas y tumbas ( Etxeak eta hilobiak en su edición original, Pamiela, 2019). La recensión finalizaba con las siguientes palabras: «En Casas y tumbas no se encuentra ni una brizna del dolor colectivo que exorcizó Fernando Aramburu en Patria. Atxaga ha compuesto una novela ideológica en la que toma partido a favor del olvido y la desmemoria».

Por otro lado, en un reciente homenaje al arquitecto Julián de Larrea Basterra, que durante la época franquista diseñó buena parte de los edificios del ensanche bilbaino y participó en la construcción de los nuevos barrios obreros de la periferia, más allá del cumplido repaso profesional que realizó el historiador del arte Javier González de Durana, se mencionó su traslado a Madrid en 1980 ante las exigencias del pago del llamado «impuesto revolucionario» por parte de ETA.

Asimismo,tras el vuelco de la plantilla electoral ocasionado en el seno del Partido Popular del País Vasco por la defenestración de Alfonso Alonso, su sucesor designado, Carlos Iturgaiz, ha hecho un claro llamamiento al reagrupamiento ( incluyendo a VOX )de quienes nada quieren saber de paños calientes con el nacionalismo y los «herederos de ETA».

Desde luego, no resulta difícil admitir que la acciones de ETA, sobre todo cuando estuvo liderada por sus dirigentes más militaristas, quebraron muchas vidas y muchas familias , y también muchos futuros profesionales, ocasionando una diáspora dramática en la mayoría de los casos.

Pero sí resulta un tanto incomprensible que diez años después del cese definitivo de su actividad armada, se pretenda una y otra vez un regreso al pasado como si fuera un regreso al futuro, tildando a quienes no acepten jugar con esas cartas de desmemoriados.

O, mucho peor, de ideologizados, pretendiendo quienes así los mentan representar La Verdad, como si esta pudiera ser una y única al modo de una trasnochada concepción metafísica, y no construída socialmente como ya nos hicieron ver, por ejemplo, los sociólogos Maurice Halbwachs o Peter L. Berger y Thomas Luckmann.

Pues no se pueden pedir peras al olmo, salvo en un retruécano poético – como hiciera Octavio Paz- y si se quieren pedir hay que escuchar todas las voces y no sólo las propias e interesadas, interesadas políticamente, por supuesto.