700 ( o de la pertinaz escritura)

Con la presente son ya setecientas las entradas del blog que tan amablemente acoge este diario de tan significativa cabecera.

Puedo decir que todas las he escrito con placer y algunas,  incluso con goce,  aquel placer proactivo del que hablaba Roland Barthes.

La mayor parte de estas  columnillas han sido elaboradas palabra a palabra mentalmente , durante largos paseos, y luego transcritas en el banco de un parque o sobre la mesa de una cafetería, gracias a alguno de estos artilugios electrónicos que solemos llevar encima.

Como se habrá podido comprobar , la temática ha sido muy variada, pues mirando con detenimiento se ve mucho y más si además se escucha atentamente  y no digo ya si se huele, toca o degusta.

Algunos queridos colegas me han insinuado que haga una selección de lo publicado,  algo así como que me resuma antológicamente  despojando lo coyuntural y dejando lo estructural sustantivo y lo edite aparte  y en papel . Demasiado trabajo, en su sentido más etimológico, o sea , un suplicio. Y es que, rememorando aquel viejo anuncio, yo no soy de trago largo sino de copa corta…

Así  que en este punto no me queda sino agradecer al  centenar largo de lectores y lectoras su atención , a quienes han compartido y retwiteado, y más  particularmente, a quienes, además, se han  tomado la molestia  de comentar lo publicado: este feed-back me ha rescatado al mundo en muchas ocasiones en las que me parecía hablar solo, y ha  enhebrado nuevos temas y otras tantas variantes de los ya tratados.

Un amigo me dijo ayer  que 700 son unas cuantas, pero yo las cambiaría todas por una sola que pudiera igualarse a una cualquiera de Josep Pla. «Eis,  ana lion» – «Uno , pero león» que  le decía la leona a la zorra, hablando de sus cachorros…

Seguiré intentándolo…Y gracias de nuevo ,querido lector ,querida lectora, mon semblable mon frère …(et  ma soeur  ,of course)

[BELARRI  PREST]

EJEMPLARIDAD ( o sobre Meister Eckehard)

«En verdad, con dolor hemos de hacer constar que en este tiempo un habitante del país alemán llamado Eckardus, que se dice Doctor en las Sagradas Escrituras y Profesor de la orden de los Predicadores, quiso entender más de lo que fuera necesario y con inmodestia y sin someterse al módulo de la Fe, apartó su oído de la verdad, entregándose a la ficción «.

Así comienza la Bula del papa Juan XXII, proclamada In Agro Dominico, el 27 de marzo de 1329 contra veintiocho proposiciones del filósofo Eckehard expuestas en la obra Das Buch der göttliche Tröstung – El libro del consuelo divino.

Se condenaban así, a pesar de su retractación pública, los escritos de un pensador que, amparándose en una interpretación mística del cristianismo, había hecho circular muchas ideas panteístas de quienes él mismo denominaba » maestros paganos» y que no eran sino algunos de los grandes filósofos griegos y romanos. Pero se condenaba también a quien por primera vez se había atrevido a escribir y sobre todo a predicar en alemán apartándose del latín, la lengua oficial de la Iglesia Católica .

El caso de Meister Eckerhard es uno más de la larga lista de pensadores, investigadores y escritores que hubieron de hacer su gran o pequeña obra limitados por las circunstancias históricas y discursivas de su época, pero que rozaron el límite de lo decible y lo por entonces compresible. Basta recordar algunos nombres como el Venerabilis Inceptor Guillermo de Ockham, Galileo Galilei, René Descartes, o Baltasar Gracián.

Y ciertamente consuela saber de ellos y de sus esfuerzos por jugar lo mejor posible las cartas de lo permitido, por decir entre líneas lo que debía ser dicho, y , en fin, por dibujar una tenue red de resistencia frente al poder político y religioso ( ahora diríamos ideológico). Y todo ello a pesar de ser acusados de entender más de lo que sea necesario o de apartarse de la verdad consagrada para entregarse a una supuesta ficción.

Ejemplos que no se debieran olvidar en estos tiempos de tanta cobardía intelectual…

[BELARRI  PREST]

ARTE (o del artificio)

Viktor Schklovsky

Se cumplen 101 años de la aparición de El arte como artificio, publicado en 1917 por Viktor Schklovsky. El formalismo ruso, considerando las obras literarias como dispositivos textuales, propuso una quiebra de la automatización lingüística por medio del oscurecimiento expresivo y la disolución de las tramas convencionales. Se produciría así un efecto de extrañamiento ( ostranenie) que rompería la pseudo – concreción tópica de la realidad.

Fredic Jameson ( » La cárcel del lenguaje: perspectiva crítica del estructuralismo y el formalismo ruso») y otros autores de orientación marxista han considerado demasiado formal esta ruptura, o algo imposible debido a los condicionamientos del mercado liderado por la moda ( Alastair Fowler), y han planteado una reconsideración política del » sistema literario».

La alternativa a la representación tópica de lo que nos rodea – hoy tan vinculada a los medios de comunicación masivos y las redes sociales – vendría , desde este punto de vista, acompañando a una transformación socio-política de carácter global.

Sin embargo, teniendo en cuenta el carácter socio-configurador de las palabras, cualesquiera que sean los medios de su transmisión, el análisis de los formalistas rusos parece mantener cierta vigencia. De hecho podría considerarse como una propuesta para una nueva retórica que , como dice Schklosvky, nos hiciera » ver en la piedra su condición de piedra» y no sólo reconocerla.

También sobre esta cuestión, sobre la relación del lenguaje con las cosas, ha habido algunos equívocos, pues se ha reprochado al formalismo ruso su condición de teoría inmanentista, más atenta al significante lingüístico que al referente empírico. Pero lo cierto es que dicho referente- en el ejemplo, la piedra real- se convierte en forma en la vida social por medio del lenguaje – » la piedra» – y , consecuentemente, lo que proponen los formalistas quizá no sea sino otra manera de contemplar la mimesis. Algo así como una teoría de la mimesis que pretendería superar la mimesis realista automatizada.

Ahora bien, ¿ a quién le puede interesar romper con la pseudo-concreción de la realidad? ¿ A quién desautomatizar el lenguaje y las tramas narrativas? ¿ A quién, en definitiva, le pueden interesar hoy las teorías de Schklosvky?

[BELARRI  PREST]

MADRID ( o de la capitalidad)

 

De vuelta de Madrid a donde he acudido a la presentación del libro de un amigo ( de él y de su libro hablaré otro día. Transcribo lo escrito en una servilleta de papel :

«Café Gijón. Once y media de la mañana. Mientras leo detenidamente la prensa y degusto una magnífica tortilla de patatas, echo de vez en cuando una ojeada por el rabillo del ojo hacia mi derecha. Una mujer joven, probablemente sudamericana, bien vestida y mejor peinada, lleva una hora trasteando con su ordenador portátil. Abre y cierra archivos, escribe una o dos palabras, las borra y comienza de nuevo. De vez en cuando, mira a su alrededor con una extraña combinación de orgullo y de temor. Es evidente que está «haciendo los madriles».

«Hacer los madriles» era lo que debían hacer escritores y artistas – lo de los políticos era más fácil – para colocarse en la parrilla de salida de su carrera triunfal. Se debía aterrizar, sí, en el Café Gijón, y desde allí, otear el futuro. Y había que hacerlo cuanto antes – antes de la treintena – porque se sabía que el camino era largo y la primera etapa duraba por lo menos diez años.

«Hacer los madriles» implicaba también, como imaginario, vivir de otra manera (¿bohemia?), imbuirse de la mixtura de la gran ciudad, conocer gentes diversas y paisajes múltiples. Y ser de un barrio y, a poder ser, de cualquiera. Y, sobre todo, encontrar, entre tanto deambulador, pedigüeño y proselitista, a aquellos y aquellas que, formando piña, iban a ser el núcleo del crecimiento personal y artístico.

Pero el imaginario, aún rebrotado, no deja de ser imaginario, proyección vana del deseo en la realidad. Y así, quienes no han hecho los madriles – ni ninguno de sus equivalentes en una gran ciudad ( siempre habrá alguna, antes Paris, ahora Nueva York o Berlín) – continúan creyendo que en la tal ciudad pasearían sin cuento y recorrerían todos sus barrios y recovecos, pero conocen muy poco más allá de las calles donde viven; y suspirando por las gentes interesantes que sin duda conocerían, apenas si se fijan en las vidas singulares que les rodean; y , en fin , religándose a todos los futuros, inasibles por futuros, se les pasa la vida tan callando.

El imaginario sigue ahí, escondido en el arqueocerebro reptiliano, y basta una tarde de tertulia o un paseo matutino (o una tortilla en el Café Gijón) para que alcance el neocortex y desate una polución de imágenes. Incluso entre quienes ya fueron a hacer los madriles y tuvieron que volver a la negra provincia con el rabo entre las piernas. ¡Ah el imaginario! ¡Ah, Madrid! ¡Ah, la noche que llegué al Café Gijón que dijo y diría Paco Umbral!»

[BELARRI  PREST]

MERCADO ( de lo cultural)

Mario Vargas Llosa condidera, según he leído, que libros, filmes y objetos artísticos deberían concurrir sin protección en el mercado puesto que dicha concurrencia, a diferencia de la de otros bienes, no releva el consumo de unos por otros sino que lo multiplica: un whisky desplaza a otro whisky, pero un libro potencia la lectura de otro libro.

Tampoco, en este sentido, continúa el insigne autor hispano-peruano , debería  hacerse discriminación positiva de los bienes culturales de una comunidad étnica o nacional, pues , en el proceso de globalización en el que nos encontramos , tal iniciativa constituiría un intento por hacer predominar unos valores, una lengua o una tradición sobre otras, lo cual quebrantaría la libertad de los individuos.

No ve, por lo tanto, Mario Vargas Llosa, una solución a la “ excepción cultural” en la subvención sino en la educación: si los ciudadanos y ciudadanas estuvieran mejor educados – por la escuela , pero también por la familia – tendrían más posibilidades de elegir y un mejor criterio a la hora de su elección.

Ciertamente todos estos argumentos no dejan de ser consistentes y tanto más la solución que propone para dar salida al conflicto entre “cultura” y “ mercado”, pero también hay que admitir que huelen a un liberalismo un tanto inocente.

Pues, según Mario Vargas Llosa, el mercado de los bienes culturales vendría a ser un a modo de campo neutral en el que todos los productos competirían en igualdad de condiciones.

Pero esto no es exactamente así porque el mercado cultural está cruzado por fuerzas monopolísticas y multinacionales que condicionan la oferta y, por lo tanto, la libertad de elección. Así, en efecto, un libro, aún un bestseller, puede potenciar la lectura de otro…pero probablemente lo será del siguiente bestseller que además se titulará como el primero pero añadiendo II, o Segunda Parte.

El mercado, pues, puede – y debería – ser corregido, aunque, por supuesto, no anulado. En eso consistiría la política razonable. Y para eso estaría la política razonable. La misma política que rescata de las leyes de otros “ mercados”, a las mujeres, a los incapacitados o a los inmigrantes por medio de discriminaciones positivas.

[BELARRI  PREST]

INSULTOS Y ESCUPITAJOS ( o sobre la violencia)

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No me ha sido fácil olvidar los insultos y supuestos escupitajos transmitidos on line  hace un par de días . Pues aunque no sea ya posible hablar de  lugares sagrados y lugares profanos,  el Congreso , y , en general, cualquier Cámara de Representantes, continúa teniendo un toque religioso, como muy bien apuntó a principios del siglo pasado Émile Durkheim.

Jeffrey Herf, en su libro El modernismo reaccionario, hizo en su momento un buen repaso del fondo neo-conservador de las obras de autores como Ernst Jünger o Martín Heidegger.

Más allá de las características de aquel pensamiento , un aspecto muy curioso es que este “modernismo reaccionario”, con sus vínculos religioso/religantes y su panoplia étnico-trascendental, es todavía detectable de manera más o menos explícita en muchos movimientos sociales y políticos supuestamente “ alternativos”, constituyendo el gran obstáculo oculto para la difusión de las ideas ilustradas, hoy explícitas en la Declaración de los Derechos Humanos y en los procedimientos democráticos. Y también que, paradójicamente, este fenómeno ocurre así mismo a gran escala hasta en lugares que operan como supuestos paladines de la democracia, donde los neo-conservadores hacen de la democracia su particular sayo y, repitiendo enfáticamente cuatro o cinco eslóganes al uso, intentan imponer su esquemática y maniquea visión del mundo por medio de una no declarada guerra cultural en la que lo más importante no son las ideas sino los gritos, las amenazas y las algaradas (y si todo eso no resulta suficiente, la intervención militar.

En esta no declarada guerra cultural – por lo visto perfectamente planificada (véase el libro de George Lakoff, No pienses en un elefante: lenguaje y debate político) – la violencia verbal y hasta física no es casual sino premeditada y parece más alimentarse de los inocentes demócratas que la consienten que de los propios impulsos de quienes la exhiben. O sea, algo así como ocurría con los camisas pardas de las SA nazis , aquellos “ simpáticos muchachotes” de la época de los “ primeros” Jünger y Heidegger, antes de que el delirio asesino de Adolf Hitler los ubicara en más pacíficas “ segundas épocas”…

En fin,  que hoy  no me he levantado particularmente optimista.

[BELARRI  PREST]

INCÓGNITAS (de papeles viejos)

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Tras la siesta, revolviendo  entre papeles viejos , me he encontrado con éste, que me ha dejado un poco estupefacto, por su insospechada actualidad…

» <<Las (buenas) obras de cada día. Un desayuno bien preparado que agradecen unos ojos jubilosos. La mirada sonriente que se despide hasta la noche. El beso rápido  de tu hijo  que quiere unirse lo más rápidamente posible con sus amigos. El abuelo que agradece que le cedas la vez en el paso de cebra. El compañero de trabajo que  ha encontrado aquel documento que necesitabas. El café con quien  nunca podrá ser tu amante. El silencio en la reunión en la que todos hablaban sin parar. La comida con un jefe que insiste en  no ser jefe…>>.

¿Homilía arzobispal? ¿Video-clip de una marca sueca de automóviles? ¿Introducción literaria al programa electoral  del partido popular? ¿Palabras de conversión de aquel célebre pensador postmoderno tras su periodo “Todo es una mierda y tú formas parte de ella”? ¿Octavilla satinada del  partido socialista? ¿Sueño  de  María B.  relatado en su Cuaderno de sueños? ¿Textos del affiche multicolor del partido nacionalista? ¿Parte final de la última cinta del programa radiofónico Utopías? ¿Separata para supernumerarios, añadida por Josemaria Escrivá de Balaguer y Albás, Marqués de Peralta, a su obra Camino? «

Y ahí queda…

LENTITUD ( o del «slow sex»)

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He vuelto a releer Elogio de la lentitud, de Carl Honoré , un libro que estuvo muy de moda hace una decena de años.

En esta relectura me he detenido en la  afirmación de  que , dentro del movimiento general contra la aceleración de la vida cotidiana, sobresale la alternativa del slow sex o sexo lento, análogo al slow food, la slow city o el slow work, expresiones que no es necesario traducir.

Esta alternativa pretende volver a hacer del sexo un placer y no una obligación – aquello del “débito matrimonial” hoy disfrazado de fundamento psicológico de la pareja- o una compulsión que encare la tensión generada en otros ámbitos de la vida – también aquí “el reposo del guerrero (o de la guerrera)” en versión pornográfica postmoderna.

Para ello, el slow sex propone abandonar los treinta minutos semanales de media mundial “civilizada” que emplean las parejas para hacer el amor y, fundamentalmente, esos siete minutos en los que los varones suele cumplir con su protocolo exasperante de erección y eyaculación para dar paso a la ducha o, en el mejor de los casos, a un leve sueño ( triste post coitum).

Consecuentemente, y sin necesidad de acudir a proezas tántricas, de la cuales también se nutre, por cierto, el slow sex, se aboga en general por hacer un mayor y mejor lugar al sexo, a fin de convertirlo en amor, tomándoselo con más tranquilidad y ,sobre todo, como se puede suponer, con mucha mayor lentitud. Y visto que en los preliminares reside la posibilidad de que las mujeres puedan luego quedarse satisfechas, se sugiere una buena sesión de masaje desacelerador antes de iniciar los contactos ( ¿ estrictamente?) sexuales.

Por supuesto el slow sex no renuncia a la aventura del pajar o a la del probador de unos grandes almacenes, pero llama la atención acerca de que, en cada caso, la práctica del sexo lo sea en el “tempo giusto” – o en el “eigenzeit” si se prefiere- , es decir, adecuado a cada ocasión, dejándose llevar por lo que los antiguos griegos denominaron el “ kairós” o sentido de la oportunidad.

Ni qué decir tiene que, para los partidarios del slow sex, esta desaceleración sexual debe ser paralela a otras desaceleraciones como las ya citadas más arriba y a las que se podría sumar algo así como una desaceleración política generalizada que calmara los ánimos y las voces. Algo así como un retorno del viejo lema de los años sesenta que decía “ Make sex, not war!

Pues eso…¡Caramba!

COLOCARSE ( o de la semántica arbitraria)

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Es verdaderamente curioso cómo cambia el significado  de algunas expresiones. Hoy , durante el paseo matutino, entre un delicioso  viento sur, me ha dado por meditar sobre » colocarse».

En mi adolescencia, «colocarse»  significaba la aspiración lograda a tener una trabajo fijo, lo que era consustancial mayormente con una ,digamos, incrustación  institucional. «Se ha colocado en la Diputación» solían decir algunas madres orgullosas refiriéndose a sus hijos y  aludiendo a su futuro laboral definido y despejado.

Un poco más tarde, pero no mucho más , ya en plena juventud, por influencia de la extraña mezcla de hippismo ,   rock-and-roll y nouvelle vague a que fuímos sometidos ( algunos y algunas), » colocarse» pasó a  significar más bien un descoloque espacio temporal conseguido  generalmente por medio del hachís  que había sustituido, en plan ( como se dice ahora) alternativo al  castizo alcohol en forma de vino , o como mucho de  gin-tónic o cubata  ( lo del kalimotxo tardaría todavía en llegar, y más aún el brown sugar, o el caballo.

Me pregunto, a la vuelta del camino, cuál será la siguiente acepción, pues, claro , las madres ( y los padres , of course) ahora, en puridad,  ya no podrían decir inocentemente lo de » Se ha colocado en la Diputación», sin recibir  una ambigua sonrisa…

CONVERSIONES Y RECONVERSIONES ( o del integrismo)

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En una página de su dietario Notes disperses, Josep Pla hace una breve glosa de Ramiro de Maeztu. Lo más novedoso de todo lo que comenta  Pla, es la adscripción de Maeztu a la  izquierda política, antes de que, en un giro de ciento ochenta grados, viniera a convertirse en uno de los adalides de la derecha española más  nacionalista y recalcitrante.

Para quienes sólo conocían el nombre de Maeztu  vinculado al santoral franquista, las revelaciones de Pla pueden haberles  resultado sorprendentes. Pero para quienes simplemente se dedican a observar la evolución ideológica  – y política –  de algunos de su congéneres, sólo serán un motivo de sonrisa.

En efecto, son muchos los que, posteriormente, han seguido el recorrido de Maeztu. Entre los más conocidos se puede citar  a trotskistas reconvertidos en presidentes de cámaras de comercio, a ex-maoístas  revenidos en abogados de mafiosos, a  centristas muy del centro revividos como nacionalistas no españolistas o, por fin a  antiguos «terroristas» ahora dedicados  a la política internacional… Pero la nómina se agrandaría notablemente si se incluyera  a todos los de a pie que pululan por ayuntamientos y ministerios.

En  casi todos estos casos,  la deriva de la evolución ideológico-política  específica acaba por ser  el  adjetivo  de una forma de ser sustantiva: por lo general  se ha pasado de un integrismo de un signo a otro de otro signo, con armas y bagages ( como diría Cayo Julio Cesar)…pero se continúa siendo integrista. O sea, autoritario y principista. Probablemente, a partir de aquí, sólo habría lugar para una explicación psico-social : algunos ( y algunas, of course ) ya se gastaron sus duros en los oportunos psicoanálisis.

Y, quizá, también  sería  ocasión, en algunos casos, para la risa, si no fuera por los muertos físicos y metafísicos que se llevan por delante algunas conversiones  que, como se ha visto,  en realidad no son tales, sino variaciones sobre el mismo tema ( que suele ser El Yo  y sus Circunstancias.