Doña con/sin coña

A pesar de mis rasgos mongoloides, mi papa me ha elegido a mi como sucesor en detrimento del primogénito maricón de mi hermano. ¿Por qué os asombra tanto es España? ¿Acaso allí ha sucedido al revés?

¡Quién lo ha visto y quién lo ve! Hoy mismo 13 de Octubre leo en el otrora monárquico ABC un textículo de apenas treinta palabras mal contadas con el que la rojigualda cabecera informa a sus lectores de que “Victoria Federica no quiso perderse el desfile de las Fuerzas Armadas”. ¡Qué coño es esto!

Lo primero que llama la atención de la noticia, es lo reducido de la misma y que se haga eco de que quién de nacer en una sociedad igualitaria estaría llamada a ser Princesa, veía el desfile de su abuelo desde la acera como una niña más; Lo segundo que choca al lector, es el exceso de familiaridad con que se trata a la segunda persona en el orden de sucesión para los Froilanistas, llamándola únicamente por su nombre de pila, a caso para que nos olvidemos de su noble pedigrí: Marichalar Borbón; Y tercero, lo que resulta todavía más grave, que se le niegue a esta ricura que mejora fenomenológicamente la raza, el tratamiento de respeto de Doña, por supuesto, dicho sin coña, o si se prefiere de Doñita, también sin coñita, para evitar los temidos rintintines a los que remite el diminutivo de Señora, cuál es, el de Señorita, usado recientemente por Guerra para referirse a Trinidad Jiménez, a la que por cierto, trato igualmente con demasiada confianza aludiéndola por su diminutivo “Trini” como si fuera un teleñeco.
Ahora bien, dada la moda de feminizar el lenguaje a imitación perversa en como se masculinizó, cabría preguntarse, si la coña designa el coño. Y ¡coño! No podría haber Doña sin coño, aunque sí coño sin Doña.
De todos modos, tengo muy claro el profundo desprecio que los medios de comunicación hacen a la rama primogénita de la Casa Real, para provocar en la plebe, una artificial desafección hacia la causa de Froilán que estoy abanderando. Pero no lo van a conseguir, aunque el Misterio de la Igualdad de Bibiana Aído, no haga nada para denunciar el atropello que para la dignidad de las mujeres españolas, supone apartar de la sucesión directa a la primogénita Doña Elena de Borbón, auténtica Princesa de Asturias.

Por un desfile civil

http://www.youtube.com/watch?v=zrOzTLSVja8

Por el respeto que me merecen quienes tienen al ejército en la misma estima en la que yo tengo a la Iglesia Católica, como que, a modo de tregua navideña, he creído oportuno no pronunciarme respecto a lo que me parece el desfile al que estamos acostumbrados el Día de la Hispanidad. Pero pasada la fecha, creo conveniente reflexionar en alto, para que en próximas ediciones busquemos una fórmula más acorde con los mimbres cívicos, con los cuales, se supone, confeccionamos pacientemente nuestra convivencia.

No es malo que una comunidad dada, dedique un día a la exaltación de su pasado común, exhibiendo al mundo entero lo mejor de su realidad presente, en sincera ofrenda a la conciencia colectiva que ya Rousseau conminara a cuidar para abundar en los aciertos y evitar los desafueros de los que no está libre la historia de cada pueblo. Lo que me preocupa, es que una tierra que cuenta en su haber con centenares de proezas y de personas del ámbito laboral, científico, cultural o deportivo, de los que sentirse orgullosa y a los que honrar tanto del pasado como de rabiosa actualidad, decida que, el mejor modo de reivindicarse como comunidad, sea recreando anacrónicamente el modo decimonónico de hacer desfilar al ejército, como hacen otras naciones que a falta de mayor logro, muestran sus arsenales, como los matones de barrio sacan sus navajas en medio de una fiesta para mondar manzanas.
Cuando a comienzos de los Noventa se nos decía aquello de que teníamos que prepararnos para competir con Corea, nunca sospeché que se tratara de medirnos en desfiles militares con los realizados por Kim Jong Il. Porque ¿ Qué quieren que les diga? Es lo que me viene a la cabeza, cada vez que veo marchar al unísono como autómatas a los soldados del ejército español por el asfalto de Madrid.
Cuánto mejor no sería, reconvertir el desfile militar realizado a paso marcial junto a tanques, misiles, metralleta en mano, en un despliegue civil en el que participarían, por supuesto, representantes del ejército y del CNI si lo desean, pero también del ámbito universitario, deportivo, laboral, jurídico, sanitario, eclesial, agrario, docente, comercial, científico, asociativo, artístico, musical…Porque, si el día de la Hispanidad desea perdurar como acto que aglutine al conjunto de la sociedad, deberá afrontar esta necesaria adaptación para evitar deslizarse en un camuflado 20-N, refugio de esa España chusca tan genialmente retratada por Galdós que expele un tufo a refrito caciquil golpista de ñoños señoritingos salvapatrias convalecientes crónicos de melancolía neofranquista, añorantes de golpes de Estado y pronunciamientos castrenses, que no arruinaron más España, porque los Borbones ya se ocupaban de ello con mayor eficacia, que precisamente es lo que lamentablemente está sucediendo año tras año, cuando únicamente se retrotrae a la conquista de otros pueblos, mientras Gibraltar sigue en las garras de la pérfida Albión, y no a su evangelización, la transmisión de la cultura, la cooperación de sus gentes, el mestizaje, o la hermandad que en América han hallado nuestros emigrados siempre que se ha precisado huir aquí precisamente de la guerra, el hambre y la miseria, provocados por esta institución y la otra que la jefaturiza.

Premio UNESCO-Obiang

¡Hay que pensar en positivo! ¡Hermano Obiang! ¿Por qué dices eso de que no te van a dar el premio por ser negro? ¡Fíjate en mi! Ya sé que vivir en la Casa Blanca ha ayudado, pero …tú tienes petróleo.

El Premio Internacional UNESCO-Obiang de Investigación en Ciencias de la Vida, fue creado en 2008 tras la donación de 3 millones de dólares por parte del Gobierno de Guinea Ecuatorial a dicho Organismo. Sin embargo, dos años después de haberse aprobado su concesión, el pasado junio, la Ejecutiva de UNESCO decidió aplazar su convocatoria.
La marcha atrás se tomó después de las fuertes protestas recibidas en su seno contra la iniciativa, de parte de destacadas figuras de África, profesionales del área de la salud, premios Nobel, varias personalidades premiadas anteriormente por la UNESCO, numerosas Organizaciones Internacionales, grupos de Derechos Humanos y Gobiernos que denunciaron que «Los antecedentes de violaciones graves a los Derechos Humanos del presidente Obiang y los altos niveles de corrupción de su Gobierno contradicen la misión y valores de la UNESCO (…) El dinero invertido para este premio debería beneficiar al pueblo de Guinea Ecuatorial en lugar de estar destinado a apoyar al dictador que está pisoteando sus libertades y medios de vida»
Yo, por supuesto, me sumo a la profunda indignación de la que nace esta protesta. No obstante, tras la aberrante concesión del Premio Nobel al Presidente de los EEUU sin mérito alguno previo, que hasta le hizo bacilar sobre su aceptación al galardonado, desearía abordar en esta líneas, la mala costumbre de bautizar premios, becas o espacios, artísticos, científicos o deportivos, con nombres de mandatarios indistintamente del comportamiento moral particular de cada uno de ellos, por cuanto el desempeño de un cargo, ya de por si deforma sustancialmente la perspectiva del individuo tanto suya, como del resto. Prefiero que en cada campo las distinciones, concursos, locales o cualquier otro bien material o intelectual susceptible de ser bautizado, lo sea en recuerdo, para la gloria y reconocimiento de personas que hayan destacado en dicha área, aun cuando coincidiera que la persona a la que se le hiciera dicho honor, hubiera sido un gobernante.
Dicho esto, creo que el dinero entregado por el Presidente de Guinea ecuatorial Teodoro Obiang, no está más sucio que el que reciben a diario por distintas vías, los científicos a sueldo de los laboratorios públicos y privados que trabajan para la industria armamentística, automovilística, farmacéutica, alimentaria, petrolera…que a su vez, viven de subvenciones públicas adscritas al I+D+i provenientes de Estados criminales explotadores, con los que colaboran codo con codo, precisamente para mantener dicho grado de opresión externa y de represión interna a través de sus ejércitos, multinacionales, sistemas de escucha y vigilancia, etc. Es en este sentido, que no veo motivo para escándalo. Es más, creo que la UNESCO todavía no ha renunciado con la que se ha montado, porque tras retirar el Premio Obiang, es posible que se viera forzada a retirar en coherencia muchos de sus otros premios bautizados con nombres de reyes árabes, príncipes saudíes, como habría de hacerlo la propia ONU con galardones que llevan nombres de mandatarios que a nada que e les investigue, pringarían la institución, más de lo que ya lo ha hecho la guerra de Afganistán.
Porque esa es otra…mucho se ha hablado del comportamiento recto de la personalidad que da nombre al premio y muy poco de la moral de quien lo concede. En ese caso, todos deberíamos replantearnos la cuestión de si es oportuno que las instituciones otorguen este tipo de galardones, empezando por aquellos premios que como el Príncipe de Asturias, aluden a una institución de dudosa reputación, al menos democrática, como Obiang.

Sostenibilidad sostenible

Los expertos en sostenibilidad sostienen que, su disciplina sustentó sus primeros pasos, bien con el arte musical dónde el uso de sostenidos remite a aumentar un semitono la nota natural, bien al arte femenino de aumentar de tono su natural atractivo por medio del sostén. En cualquier caso, no son pocos quienes hoy se ganan el sustento proclamando sostenible cuanto pillan a mano.
Cuando se empezó a hablar de desarrollo sostenible, pronto se percibió el enorme atractivo de este adjetivo que puede adjuntarse casi a cualquier otro término cuya presencia políticamente correcta haya entrado en crisis en cualquier esfera humana en la que nos hallemos. Así fue como en un brete, se empleó el feliz comodín para dar un balón de oxígeno a toda suerte de conceptos maltrechos mediáticamente ante una opinión pública que sin embargo no dada con el remplazo adecuado, de modo que asistimos a una explosión cámbrica de la sostenibilidad, poniéndose de moda especular sobre la economía sostenible, mercado sostenible, consumo sostenible, capitalismo sostenible…sobre los que ahora se sustentaba el Estado del bienestar ¿Adivinan? sostenible, dónde se comenzaría a cuestionar la sanidad sostenible, la educación sostenible, el sistema de pensiones sostenible…De este sencillo modo la misma sostenibilidad sirvió para de una parte alargar la vida de eufemismos caducos odiados en el alma por la ciudadanía que estaban a punto de espirar en su utilidad manipuladora y de otra, para ensombrecer la nobleza de aquellos otros conceptos que la población amaba con todo su corazón, sembrándoles el virus de la duda sobre su viabilidad.
Ya nada sería lo mismo. La realidad se desdibujaba por momentos, propiciando el abono para un triunfante idealismo que jamás sospechó hallarse en una igual. Al tiempo que todo se transformaba en virtual, la residual realidad conceptual persistente, daba signos de resquebrajarse bajo los pies: Agricultura, innovación, gastronomía, turismo, movilidad, servicios públicos, arte, cultura, vida…¡Todo se apuntó a la moda de la sostenibilidad! Bueno. Todo no.
Un pequeño número de vocablos irreductibles, se resisten ferozmente a verse acompañadas por el aludido nefasto modismo. Pocos articulistas se atreven a escribir sobre impuestos sostenibles, ni ejércitos sostenibles, o paro sostenible; Por eso nadie lee sobre urbanismo sostenible, dinero sostenible o trabajo sostenible; Tampoco los tertulianos hablan de armamento sostenible, seguridad sostenible, cárceles sostenibles, o subvenciones sostenibles; Por lo que rara vez oímos hablar de industria automovilística sostenible, política de patentes sostenible, políticos sostenibles, monarquía sostenible, ayuntamientos, diputaciones, gobiernos, bancos, democracia y toda la propaganda que nos hacen tragar al punto de no cuestionarse su sostenibilidad. Porque añadirles la voz sostenible a dichas palabrejas, recordaría al respetable que, el adjetivo que mejor les acompaña es el de “Soportable”.
Es posible entonces que, la sostenibilidad sea insostenible, cuando la misma se sustenta en quienes se ocupan de mantenerla artificialmente haciéndola insoportable.

Alá no salva

¡Ahora comprendo porqué hay tanto kamikaze! de Al Qaeda. No tiene que ver ni con la misería ni la desesperación...

Hace una semana supimos que el presidente de la Junta Islámica Española, Mansur Escudero, falleció con apenas 63 años al sufrir un fallo cardiorrespiratorio mientras rezaba durante la madrugada del domingo en su casa de Almodóvar del Río (Córdoba) La noticia ha supuesto un mazazo para la comunidad islámica ya que Escudero no padecía ningún tipo de enfermedad. ¡No es para menos! Quién es el guapo ahora, que se atreve entre la cristiandad militante o despreocupada a abrazar el pujante Islam entre nosotros, cuando Alá trata así de mal – o de bien, quién sabe- a su más fiel converso servidor en Occidente.
Nacido en la provincia de Málaga en 1947, médico de profesión, se convirtió al Islam en 1979, fundando la primera comunidad musulmana española un año después, embrión de lo que posteriormente llegaría a ser la Junta Islámica que fundaría y presidiría desde 1989. Reconocido como persona de talante integrador y moderado, Escudero propiciaba el rezo compartido de la Mezquita-Catedral de Córdoba…
Lo normal, es que la gente rece cuando siente próxima la muerte, de modo que, los que se salvan, suelen relacionar haber evitado la guadaña con sus plegarias, mientras aquellos a los que no les sirvió de nada, callan para siempre sobre su ineficacia. ¡Todo un chollo! para las distintas franquicias abiertas por la divinidad a lo largo de la historia bajo sus distintas formas, grados y condiciones. Por eso creo yo que, la aflicción de la entera comunidad musulmana española a la que acompañamos en el sentimiento como si se hubiera tratado del mismísimo Rouco Varela, seguramente vaya más allá de lo que ha ido su malogrado Presidente, pues no deja en muy buen lugar a su Religión, la estampa de un hombre bueno entregado a su causa, justo cuando rezaba a su Dios, bueno y misericordioso. Tras las continuas reclamaciones marroquíes de Ceuta y Melilla, las proclamas de Al Qaeda para recuperar Al Andalus, sólo le faltaba esto al Islam para hacer bueno el ingenioso palíndromo del castellano viejo que ya advertía a la parroquia ¡Mal si le das la fe falsa del Islam!