¡Todos los políticos son iguales!

¡Nuestra generalización es vuestro crimen! Vosotros los políticos malhechores, delincuentes habituales de corbata y subvención, con vuestro comportamiento adlátere, encubridor, cómplice, conspirador, mirando hacia otro lado, cobarde, sumiso, de moral equivocada sobre la lealtad en el mejor de los casos para con la vileza de vuestros compañeros de escaño, altos cargos del Partido, concejalía y demás lugares comunes para cometer fechorías contra la confianza de la mayoría idiota-democrática, habéis avalado que desde fuera os contemplemos como un conjunto compacto sin fisuras semánticas acerca de vuestros grados de honradez por cuanto sólo sabemos de vuestros delitos gracias a acusaciones externas, bien de la prensa no asociada a vuestra camarilla, bien proveniente de la camarilla contraria directamente, que todavía falta el día en que un miembro de un Partido denuncie las tropelías contra la comunidad cometidas por otro compañero de siglas sin mediar entre ellos rivalidad por un puesto.

Siendo como son tantos los casos de corrupción endosados a dirigentes políticos, representantes democráticos y altos cargos institucionales, la inexistencia de denuncias por parte de los propios compañeros de partido de las malas prácticas a ese respecto de compañeros que hayan percibido o propuesto sobornos, la ausencia de ceses fulminantes por parte de los responsables de velar por la buena conducta de sus subordinados a la más ligera sospecha de que los mismos no llevan una conducta ejemplar en el desempeño de sus funciones, lo difícil que es que alguien descubierto o acusado de haber malversado fondos presente su dimisión sin recibir presiones mediáticas, etc, nos permite establecer que, una de dos: o nuestros políticos sólo están capacitados para vigilar, denunciar y exigir el cese por mala conducta de sus rivales políticos, o bien que cuando se trata de compañeros de partido actúa en ellos el espíritu antes mencionado de solapamiento del crimen y el delito.

¿Saben ustedes de algún caso en el que un miembro de un partido haya denunciado la corrupción de un compañero? ¿En todo lo que llevamos de Democracia ha habido alguna vez que el Presidente del Gobierno haya expulsado a un Ministro por corrupto? ¿Y a un Ministro que haya llevado ante la justicia a algún Alto Cargo de confianza que haya desviado dinero público de las arcas del Estado? ¿Qué me dicen de entre los varios miles de Congresistas, Senadores, Diputados Provinciales o Parlamentarios autonómicos, hay alguno que haya criticado públicamente a su camarada por conocer su vertiginoso enriquecimiento personal? No deseo aburrirles con la misma pregunta recorriendo el elenco sinvergüenza que nos arruina. Creo que con lo expuesto debería ser suficiente para comprender que la expresión ¡Todos los políticos son iguales! les es doblemente merecida: primero porque sin decir en qué son iguales, toda la población – incluidas sus Señorías – la entiende de modo peyorativo y segundo, porque dicho modo que comporta elípticamente su naturaleza corrupta, es del todo justa dado que la denominada Casta Parasitaria parece dividida en quienes se corrompen abiertamente y quienes se lo consienten.

Pero lo peor de todo, es que los medios de comunicación y los electores se están contagiando de tal proceder degradado, sucediendo que quienes apoyan con sus cabeceras o votos a unas determinadas siglas, parecen excesivamente sensibles a los deslices de sus competidoras a la vez que anestesiados éticamente para percibir lo más abyecto y aberrante en quienes creen haber depositado su confianza, asunto peligrosísimo que desprestigia cualquier elección depauperado como está el juicio crítico que se activa únicamente para echar abajo lo que hace la parte contraria y se inhibe de toda acción contestataria o de repulsa cuando el actor principal en cuestión pertenece al campo propio al que hemos tomado cariño.

Antiguamente, cuando la justicia popular alcanzaba no sólo al infractor que también a su cómplice, familia, clan y hasta la aldea entera a la que pertenecía, no hacía falta tanta policía. Cada cual procuraba comportarse lo mejor que podía por la cuenta que le traía a él y a los suyos. Tanto es así, que si era pillado en un renuncio, los primeros en ocuparse de su castigo eran los más cercanos a él. De este bárbaro y salvaje modo de administrar justicia propio una época en la que no habían tribunales, ni jueces, ni abogados ni fiscales, ni cárceles…nos ha quedado la costumbre de que los padres sean quienes castiguen a sus hijos, para que su mal comportamiento no dañe la imagen de toda la familia que podría ponerse en cuestión en todo el vecindario si su prole va profiriendo palabrotas por las escaleras del portal, escupiendo por las calles o poniendo los pies en los asientos del autobús.

Pues bien, cuando las bases de los Partidos denuncien a sus directivos, los compañeros de siglas se adelanten a sus rivales en denunciar la corrupción en el seno de su partido, cuando ante la más lugera sospecha o indicio el afectado presente su dimisión y se someta a investigación y juicio renunciando al privilegio de escapar a los tribunales por su condición de Representante democrático, etc. Entonces, seguramente la generalización desprestigie a quien la profiera y la expresión ¡Todos los políticos son iguales! Necesitará ser completada con la coletilla “Ante la Ley”.

El PPSOE

http://www.youtube.com/watch?v=hC67Hi9AynQ

Desconozco si en la ESO se continua enseñando a los inocentes escolares aquella instructiva lección de Historia que explicaba el denominado “Pacto del Pardo” establecido entre dos ilustres políticos de finales del XIX, Cánovas y Sagasta, cuyos discursos, en apariencia contrapuestos, sin embargo se acompasaron con la finalidad de turnarse en el Gobierno, convirtiendo con ello las elecciones de incipiente Democracia Formal, en una mera formalidad, valga la redundancia. O si por su semejanza con lo que viene ocurriendo entre el PSOE y el PP se juzga del todo innecesario estudiar el pasado cuando los jóvenes disponen de la experiencia directa del fenómeno en la actualidad.

No obstante, pese a los continuados esfuerzos por parte de las filosofías y religiones dualistas, maniqueas, donde los contrarios se alternan o coimplican, cuya incombustible reminiscencia en un cristianismo en el que no debería tener cabida remite todavía al Dios bueno y al Satán malo, la gente parece más convencida de su diferencia que de su identidad, enfermiza convicción que arruina su racionalidad para observar la auténtica verdad que a diario se le presenta bajo distintas siglas, siendo una misma realidad.

En el cine, cuando las películas de Gángsters ambientadas en el Chicago o Nueva York de los años Veinte, nos presentan a los criminales agrupados en bandas enfrentadas entre si por las zonas de influencia, los cargamentos de contrabando, la recaudación del juego, el control de los prostíbulos, la distribución de la droga, el tráfico de personas, la dirección de los sindicatos, la manipulación de los votos en las elecciones, el soborno de políticos… no por todo ello deducimos que una da las bandas es buena y la otra mala. En cambio, en la televisión cuando en el Telediario aparecen los políticos discutiendo por quien cobra los impuestos, controla el juego, subvenciona a los sindicatos, se hace con los medios de comunicación, nombra los altos cargos de la Empresas Estatales, etc, solemos concluir que son distintos. Y si bien ambas conclusiones no son incompatibles entre si, digamos que el paralelismo puede valer para mantenernos muy alerta por cuanto puede sucedernos que no sólo sean todos de un mismo bando que nunca es el nuestro, que también suceda que los dos sean malos, muy malos y aún peores.

Escoger entre el mal menor, es una de los dilemas a los que nos enfrenta por definición el que se conoce como el menos malo de los sistemas políticos con el que se puede conducir una sociedad. Pero para que la Democracia haga honor a su etimología vulgar “Gobierno del Pueblo” en el sentido de que el Pueblo soberano gobierne a través de elecciones libres, para que sea posible la elección, debe haber más de una opción distinta, pues en la noción de alternativa reside su libertad y no parece que la mera alternancia pueda ser aceptada como sinónimo, aunque cierto es que pasa bien como placebo y sucedáneo, caso en el que se estaría aplicando el sentido etimológico oculto de Democracia como “Gobierno del pueblo” igual que podría escribirse un tratado del “Cuidado del rebaño”. Llegados a este extremo creo que hasta el asno de Buridan moriría feliz por no saberse decantar en su elección.

Pues bien, creo que es evidente que el PP y el PSOE han debido alcanzar una Nueva Alianza que les garantiza, por un lado el bipartidismo y por otro su alternancia en el Gobierno, compromiso que se traduce en una misma política de fondo consistente en no cuestionar la filosofía neoliberal del Mercado Salvaje, la privatización del sector público, garantizar grandes beneficios a la Banca, dotar de enormes subvenciones a las Multinacionales, favorecer la especulación financiera, no vigilar el fraude fiscal, fomentar el trabajo en precario, rebajar los derechos individuales, sociales, sindicales, aumentar el control mediático de la información, alimentar la deuda de la ciudadanía y cuantas medidas se consideren oportunas para atacar a la población civil socavando su autonomía de gestión, decisión y acción solidaria entre si, empezando por diluir sus lazos familiares imposibilitándoles desayunar, comer, cenar y hace cosas juntos, entorpeciendo su asociacionismo vecinal interponiendo instituciones mediadoras que les enfrenten y sobre todo empobreciéndola cuanto sea posible a través de la pérdida de empleo, la continua subida de impuestos directos e indirectos y permitiendo la galopante crecida de precios de productos tan básicos hoy en día como la luz, la gasolina, el teléfono o las hipotecas.

La mejor prueba de que el “Pacto del Pardo” entre Cánovas y Sagasta, sigue vigente, pero esta vez entre el PSOE y el PP, nos la ofrece el apoyo que la Banca hace a los dos grandes Partidos antes de las elecciones concediéndoles crédito a muy bajo interés para financiar sus campañas – por no hablar de las donaciones de los particulares – las excelentes condiciones de pago que les permiten durante la legislatura para hacer frente a su cancelación que las más de las veces suele coincidir con su condonación completa y a posteriori, contratando a los miembros del Gobierno saliente para dar conferencias a papo de Rey o nombrándoles asesores a sueldo de las más grandes Empresas, recompensa que en verdad no es más que la salida de la conocida puerta giratoria en la que se ha convertido el Gobierno del país, donde por un lado entran ex consejeros de empresas privadas al Gobierno y luego vuelven a ellas tras haber cumplido los deberes y objetivos con los que llegaron a alcanzar las Arcas Públicas, verdadero elixir que mantiene en funcionamiento el engranaje de todo el Sistema.

Se las prometen muy felices los canallas del PPSOE que no debieron atender con sensatez el final de aquel capítulo de la Historia, porque están jugando a la ruleta rusa. En aquella ocasión perdió sólo Cánovas quien viera recortada su vida a manos de Michele Angiolillo, un vanguardista moral italiano anarquista cuya acción no aprovechó a nadie. A lo mejor, es preciso que pierdan los dos implicados para que ganemos todos.

La Tercera Vía de IU

De ser yo un dirigente de IU, me abstendría seriamente de situarme frente a la aparente disyuntiva de pactar con el PSOE una fórmula de Gobierno en Andalucía y Asturias o dejar la vía libre a un Gobierno del PP como ha sucedido en Extremadura, pues ambas opciones, si es que se las puede continuar llamando así a las dos caras de la misma moneda del PPSOE, le son abiertamente nocivas, dado que, los pactos con el PSOE acaban devorándole como alternativa y envolviéndole en el papel de cómplice moral de sus fechorías pasadas por salvarle el culo in extremis y futuras por permitirle continuar, mas sumar sus fuerzas por activa o por pasiva con el PP, como que tampoco le favorece demasiado a ojos de un electorado borriquil que cree que la “S” del PSOE es de “Socialista” y que “Socialista” es sinónimo de bueno, cuando bien pudiera suceder que obedece a la “S” de Sinvergüenzas. ¿Qué hacer entonces?

Así planteado, IU como los electores, está perdida. ¡No hay opción buena! Y sin embargo, creo que podría caber una tercera vía consistente en lo siguiente: Tras unas elecciones estatales, bien es verdad que a una formación política como IU sólo le queda esperar a ser bisagra de tal o cual partido y su situación nunca es deseable porque si pacta con uno de los grandes o deja de pactar, ya vemos lo que ocurre y de sustraerse al juego de la política sin afrontar sus compromisos, aparece ante sus votantes como un voto inútil, cosa que a la postre acaba pasándole factura. Pero ¿qué de nuevo acontece tras unas elecciones autonómicas que no sucede en las estatales? Que IU puede negociar con el Gobierno del Estado, un actor nominalmente neutral con el que se puede llegar a pactos de alcance Nacional que afecte a los Gobiernos autonómicos sin que en ello le vaya su prestigio en ninguno de los escenarios antes comentados.

Así, como decía, de ser yo un dirigente de IU, iría directamente donde Rajoy y le expondría sin tapujos mi disposición a llegar a algún tipo de acuerdo entre la formación socialdemócrata de IU y su Gobierno Neoliberal de España. Pero ¿Qué tipo de acuerdo puede ofrecer una formación tan pequeña como IU que pueda interesar a un Gabinete con la mayoría absoluta como la que goza en la actualidad el Presidente del Gobierno?

IU en estos momentos, como Cesar de la situación, tiene en su mano la capacidad de otorgar el Gobierno autonómico de tres Comunidades como son Extremadura, Andalucía y Asturias que es lo mismo que decir, la posibilidad de autofinanciación paralela para dar de comer a los liberados del Partido en estos momentos de austeridad y escasez, asunto nada baladí para esta gente que se preocupa de solucionar los problemas de la ciudadanía. Pues bien, en vez de meterse en pactos trampa con los representantes locales del PPSOE de los que no va a obtener más que sinsabores internos, calentamientos mediáticos, e incomprensiones foráneas, lo suyo es ensayar ofrecer su abstención al Gobierno de Rajoy en estos tres Parlamentos a cambio de que éste, modifique sustancialmente la Reforma Laboral. Pueden suceder dos cosas, ambas provechosas:

El Presidente del Gobierno accede, en cuyo caso IU se abstiene permitiendo con ello el Gobierno autonómico del PP en las tres citadas Comunidades; O bien, el Gobierno de Rajoy rechaza el ofrecimiento e IU pacta con el PSOE en las tres Autonomías. En el primer caso, estoy seguro de que nadie ni dentro ni fuera de la Izquierda triste podrá reprocharle el haber negociado un pacto global con resultado tan provechoso para toda la Clase trabajadora; Y en el segundo caso, ha quedado claro a todo el mundo que se ha hecho todo lo posible por no enmierdarse con el PSOE, demostrando también así, su capacidad real de hacer política como el que más. Yo sopesaría esta tercera vía y por supuesto me reservo todos los derechos de autor.

Imposible renovación del árbitro nacional

Como soy un hombre de marcada tendencia heterosexual en las cutro quintas partes de mis apetencias, no me interesa demasiado la Liga de los Campeones que se afeitan pero no se depilan. En consecuencia, no entiendo demasiado de fútbol como para atreverme ha completar una analogía plausible capaz de reproducir lo que sucede en los campos en el terreno de la política, porque salvo que en ambos escenarios hay mucho bullicio, insultos y patadas, poco más sería capaz de hilar al respecto.
Sin embargo, a colación de lo que viene sucediendo desde que el yerno de Vuestra Majestad ha sido pillado fuera de juego poniendo en riesgo y en entredicho la imagen de la entera Casa Real, a las dilatadas ovaciones que vuestro Monarca recibe a la primera ocasión de parte de los plebeyos que le rodean en calidad de cortesanos que os representan me refiero, primero la vergonzosa ofrecida por los Imputados en la inauguración de la Legislatura y ahora con la excusa de la conmemoración de la proclamación de “La Pepa” – de la que por cierto, bien se ocupara derogar su ancestro del que es un genuino chozno Vuestra Alteza – por poco que sepa del juego de las pelotas, no se me escapa el paralelismo que tan exageradas muestras de servilismo y tan recargados discursos de adhesión como los que leemos en los periódicos y escuchamos en radio y televisión, a parte de que los habrá de condición lacaya que les salga del alma, del resto parecen más fingidas o calculadas, trazan con los elogios que reciben los entrenadores de parte de capitanes, vestuario y sobre todo directiva, antes de ser destituidos en el siguiente Tontodiario.
Los aplausos, de estar todavía con las supermuletas el sujeto, podrían confundirse aún, con ese reconocimiento del público que se le brinda a un jugador mientras es retirado en camilla hacia los vestuarios por lesión. Pero no parece el caso. Se asemeja y mucho, a las típicas frases que se dicen poco antes de un partido decisivo para, como diría Rajoy, ¡Dar confianza! Exclamaciones que ni de refilón desea escuchar ningún entrenador en su sano juicio “ Cuentas con todo nuestro apoyo” “ La Directiva te confirma en el cargo” “Su permanencia al frente del equipo no depende del resultado” y demás cantinela habitual que brilla por su ausencia cuando todo va bien. Bueno salvo en los casos antagónicos de Guardiola y Mourinho que son digno de estudio.
Yo, que Don Juan Carlos, estaría más preocupado por tanto aplauso cariñoso, antes que por los previsibles abucheos hostiles que va a recibir en la próxima jornada de Copa cuando se enfrenten Catalanes y Vascos en Madrid, pues por un lado, cuando la limosna es mucha, hasta el Santo desconfia y por otro, recomiendan cuidarse del agua mansa que de la brava ya se aparta uno sin necesidad de aviso alguno.
Y aquí se agota mi capacidad para escribir más sobre el particular, no porque no sepa de fútbol como he reconocido al comienzo de estas líneas, sino porque el paralelo se estropea mucho antes de cruzarse en el infinito. Aquí, a diferencia de lo que ocurre en geometría, lo hace en el mismo inicio. Me explico: De un entrenador al que en breve se tiene previsto poner con los pies en la calle, oye todo lo ya apuntado y más; Pero la señal más clara e inequívoca de que algo se cuece, es la firme promesa de la inmediata firma de renovación…Y hemos aquí la dificultad. El cargo de Don Juan Carlos, además de vitalicio, es hereditario. ¡No se le puede renovar! Es el problema de tener un Rey como árbitro de la política nacional de España y no conformarnos como en fútbol, con un Marqués.

El cachondeo de Montoro

Ustedes, no se pueden hacer ni idea, de cómo se mofan a nuestras espaldas los criminales encargados de asesinarnos poco a poco por medio del envenenamiento alimentario, el deterioro continuo del entorno, el fomento de la siniestralidad laboral, el desmantelamiento de las redes sanitarias, etc. Sólo quienes contamos con la capacidad de visualización remota – que evidentemente, cegato como soy en mi caso se compensa con el no menos provechoso poder de escucha a larga distancia – somos conscientes, desde hace tiempo, de cuánto les divierte y agrada a las distintas élites económicas, empresariales, político-sociales, las penas y desgracias de sus víctimas. Recuerden con qué impudicia cantaba la “Yet set” marbellí aquel vomitivo “We are the children” embarcada en el lujoso yate de un millonario Jeque…
Esta triste realidad, que de cruel que es, no nos la podemos llegar a creer, como le sucediera a los judíos y gitanos cuando les llegaban rumores en el Gueto de que les estaban exterminando y si me lo permiten, por el mismo motivo, a saber: ¿Cómo nos van a matar? ¡Nos necesitan para trabajar! Pero ya no es así. Por eso se ríen más que nunca y hasta se permiten hacerlo ante las cámaras, confiados como están de solucionaros finalmente como problema.
Así, se comprende mejor, la calificada de “anécdota” por los medios cómplices de manipulación, protagonizada por el Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien interrogado sobre la subida de impuestos, le entró literalmente la risa. Evidentemente, pese a la ausencia de organizaciones caritativas que se hagan cargo de administrar justicia divina en nuestro favor, hasta el más tonto sabe que la situación no está para bollos; Percatado de que la escena era recogida por los reporteros gráficos allí presentes y de que para mayor gloria suya, contaba con un coro de carcajadas de parte de los propios periodistas que le rodeaban, buscó el modo de justificar tan increíble reacción – increíble para los durmientes – escudándose en que, le había venido a la mente la famosa afirmación proferida por Franklin de que “solo hay dos cosas inevitables en la vida: los impuestos y la muerte”
A caso, también abrumado por las consecuencias públicas posteriores de haberse mostrado tan abiertamente feliz en la aplicación de su favorito suplicio a la población, hizo lo que se denomina un ¡rizo” o “looping” en acrobacia aérea, irguiéndose en defensor de los impuestos, como nunca antes se le había escuchado a nadie de entre los liberales conservadores, con frasescillas como “Les recuerdo que la Constitución describe los impuestos como la aportación obligatoria que hacemos en función de nuestra capacidad de pago» o «esto es ser equitativo en materia retributiva» que bien las podría haber dicho Julio Anguita.
Pero como digo, están tan convencidos de lo bien que les va a ir en la contemplación sádica del sufrimiento ajeno, que como aquellos perversos personajes retratados por el Marqués de Sade hicieran con las desdichadas jóvenes que caían presas de sus lujurioso deseos, ya ni se molestan en ocultarnos la trama siniestra que nos reservan y hasta podría adivinarse en sus gestos cuanto la gozan en dejarnos entrever los futuros suplicios que nos aguardan, aplicándonos lo que en psicología fuera denominado por Alice Miller como “Pedagogía Negra”, o sea, el castigarnos por nuestro bien, que no hace otra cosa de continuo Don Mariano Rajoy con eso de querer decirnos reiteradamente la verdad; Ya me parece oírle exclamar con el tono que le caracteriza “ Sí, sí, sí…El pueblo español lo va a pasar muy mal. Vienen tiempos difíciles. Es la verdad. Le guste a la gente o no le guste.” Discurso en el que cada vez se le ve más resuelto y lleno de dicha, pues si en los hospitales conocido es el “Sadismo médico” de parte del personal sanitario para con los pacientes, qué no habremos de colegir no acontecerá entre los Gobernantes para con su Pueblo. Confiemos en que el buen Dios acceda a nuestra plegaria ¡Señor! ¡Mátalos! ¡Cristo! ¡Óyenos!