Inspirándome en una idea que publicara la poetisa María Evangelina Cobo Zaballa por la que recibió un premio negativo de 6.000 euros en forma de multa, su hijo no escarmentado que le admira, les invita a leer esta reflexión presentada en prosa rítmica.
En los Partidos ante las elecciones / hay muchos cabritos que quieren ser “ones” / repartidos en facciones y secciones / sin hacerle ascos a recibir pisotones y dar empujones. / Se les conoce como Barones / no por ser nobles / sino muy mandones. / Viven de lujo en sus grandes mansiones / gracias a lo que afanan en sus despachos salones / o en las sedes de los partidos u oficinas bancarias que son ramificaciones / por donde pasan los Al Capones / dejando caer comisiones a montones / a cambio de recalificaciones. / Por eso no paran de hacer reuniones / ni aún estando de vacaciones / como los buenos ladrones.
Mientras los muy bribones / como los Borbones / sonríen a las televisiones prometiendo ayudas y subvenciones como quien reparte a los mendigos dones / mas tras los telones / los muy trincones / meten mano a los públicos cajones / importándoles dos cojones que se descubran sus corrupciones / pues como mucho, si la gente lo exige en manifestaciones / recibiendo de la propia formación presiones / después de haber hecho uso de todo tipo de obstrucciones y ocultaciones / en el peor de los casos, salen indemnes física y económicamente, presentando sus dimisiones / cosa que en España sólo ocurre en muy raras ocasiones / tantas como una por cada ciclo de Krishna que se cuentan por eones / y jamás de los jamones / uno de ellos pisa las prisiones.
Ante tal desfachatez, la gente colmada de razones / empieza a pedir explicaciones / no con la fiereza de las fauces de leones, sino con la tibieza del rabo enroscado cual si fueran de laboratorio ratones / presentando de transparencia peticiones / de justicia reivindicaciones / saber dónde ha ido a parar el dinero en forma de reclamaciones / ahora que van a disminuir las pensiones / reducir las prestaciones / aumentar las contribuciones / y con descaro hablan esos tiburones / de apretarnos más los cinturones / porque como dijera Guerra, llevan tirantes los muy chones. / Ante la pacífica demanda de estas informaciones, desde las instituciones los muy arpones / hacen toda suerte de manipulaciones / antes de entrar a saco con detenciones, sanciones e imposiciones / para ver de frenar el despertar popular de las sumisiones / que sólo clama por soluciones. / Porque los muy sinvergonzones / de sobra saben que ya no creemos en sus grandilocuentes declaraciones / repletas de buenas intenciones / sus coyunturales conclusiones / sus transversales determinaciones / que ya no nos van a timar con pactos y condiciones / para que como los sindicatos vayamos de la manita a comer turrones y polvorones con los patrones / para luego tener que tragar los marrones / de salariales restricciones, de sueldos congelaciones, de convenios revisiones y todo de lo que son capaces de firmar en nombre de la clase trabajadora esos ca…catones / desactivando nuestra capacidad de lucha cual simples peones.
¡Ya estamos hasta los mormones, de hacer concesiones! / a cuantos no han hecho otra cosa que contra el pueblo urdir conspiraciones, confabulaciones y maquinaciones / desde todos los rincones / sirviéndose de nuestras provisiones para poner en marcha contra los servicios públicos operaciones / encaminadas a favorecer las privatizaciones / Son tantas nuestras frustraciones / de verles como si nada sentados en sus sillones / que en momentos de ofuscaciones soñamos con ponerles ante los paredones / y emprenderla a escopetazo limpio de perdigones / como si fueran pichones. / ¡Basta de indignados sermones! / ¡Basta de democráticas reflexiones! ¡Basta de pacíficas oraciones! / que ha pasado el tiempo de ir a misa ha desearnos la paz, realizar confesiones y otorgar perdones. Lo que ahora toca es dar hostias para recuperar el cepillo y que rueden melones.