Han tardado casi un siglo en reconocerlo pero finalmente The Walt Disney Company ha anunciado por medio de una rueda de prensa ofrecida en Washington a cargo de su Presidente y Consejero Delegado Rober Iger que prohibirá los anuncios de comida basura en sus programas de televisión, radio e internet para menores de 12 años a partir de 2015 así como su distribución en los Parques Temáticos, para no vehicular más la promoción de productos nocivos para la salud física de los niños, una iniciativa que marca un «verdadero cambio» para la salud infantil, según la primera dama de EE. UU., Michelle Obama quien durante el acto al más puro estilo con el que Mickey se le dirige a Pluto en la pantalla, exclamó ante las cámaras “Cuando se trata de anuncios y de los alimentos que muestran, la pregunta es simple: ¿Es esto bueno para nuestros hijos?».
Efectivamente, por primera vez, Disney y una Compañía de su características, antepone aparentemente los intereses de sus pequeños clientes al lucrativo Emporio montado a su costa. Y digo lo de “aparentemente”, porque aunque hoy sea un día para felicitarles por atreverse a decir la verdad, no debemos olvidar que no solo con Mc Donalds y Coca Cola se envenena a los niños cual lustrosa manzana de Blancanieves, que también basura pueden ser los mensajes racistas, machistas, belicistas o consumistas, que se les suministra a diario subliminalmente a sus confiadas e inocentes mentes por medio de los dibujos animados, asunto que, no por ser denunciado mil veces por pedagogos y profesionales de la psicología más avanzada del planeta parece haber tenido eco alguno en las altas esferas de la Multinacional del Neg-ocio infantil. En cualquier caso, bienvenida la decisión; que por algún lado habremos de empezar a dar cumplimiento al sabio consejo de Juvenal de “Mens sana in corpore sano” a falta de un Genio como el de la lámpara de Aladino que nos lo conceda en un santiamén arquetipo propiciatorio para que nos engañen de adultos las dietas milagrosas y cosméticos de la eterna juventud.
Mas como quiera que a la comida basura no le sucede lo que a la carroza de Cenicienta, o sea, que sufriera un hechizo que durante todo este tiempo la hiciera pasar por vistosa a los ojos, agradable al paladar y apetecible a la voluntad desinformada, ni me creo que esta Compañía haya permanecido como la Bella Durmiente ajena a cuanto a su alrededor estaba sucediendo despertada súbitamente a la realidad, algo me dice que los asesores de imagen, el gabinete de abogados y cuantos integran los órganos de dirección de Disney & Cia con el Tío Gilito a la cabeza, con esta decisión preventiva se están anticipando a la lluvia de demandas que se les avecina en la próxima generación a causa de su comportamiento cómplice criminal por haber distribuido y promocionado a sabiendas, sustancias nocivas para los organismos frágiles de las personitas que ven diariamente sus programas y asisten a sus lugares de esparcimiento, valiéndose del envoltorio emocional de sus personajes de ficción que primero les abren el corazón para luego, a traición, pincharles la inyección letal que supone toda esta subcultura de la Comida rápida a base de grasas saturadas, colesterol, azúcar refinado, conservantes, colorantes, aromatizantes, saborizantes y un sin fin de aditivos incluidos los cancerígenos, como bien dejara demostrado hace ya más de una década Eric Schlosser en su celebrado “Fast Food Nation”.
Por todo lo dicho, el anuncio de Disney, además de hacer de la necesidad virtud y de pasar su confesión pasiva de culpabilidad por una buena acción a favor de la salud de los más pequeños de la casa, es ante todo una estrategia jurídico-publicitaria para defenderse en los tribunales de futuras actuaciones de los consumidores y no como desean hacernos creer una decisión a favor de la salud de la infancia. Un poco más y dejan sin coartada a la UNICEF.
Categoría: Salud
El otro Repago
La Ministra de Sanidad, Ana Mato, de un plumazo tras su intervención trufada de incorrecciones, con más altos en el camino que una expedición del INSERSO al Everest, durante la cual, más monda que lironda, anunció al mundo la consolidación de la Sanidad Universal en España como si la Reforma emprendida por Ernest Lluch no existiera desde los Ochenta, al tiempo que sin empacho alguno introducía el mal llamado Copago como garantía del mantenimiento del sistema, ha elevado a los altares de la elocuencia a su antecesora Leire Pajín y enviado directamente al baúl de los recuerdos el esperpéntico bochorno internacional perpetrado por la Menestra de Hum, eh, ¿Exterior? ante la Asamblea de la ONU para apoyar la Guerra en Irak, a la sazón la divertida Ana Palacio.
Pero como la anécdota da poco más que para pasar vergüenza ajena corroborando de nuevo que la entropía gubernamental avanza inmisericorde en cuanto al nivel de preparación de las personas en quienes se confía idiotamente nuestro destino, bueno será no perder las energías en la payasa del circo Popular ni en sus payasadas, quién sabe si premeditas y ensayadas para que como dijera el sabio, “mientras el poeta apunta a la Luna, el necio se quede mirando el dedo”, porque sinceramente, no me puedo creer que por mucha razón que llevara Forest Gump en lo concerniente a que tonto es el que hace tonterías, la Lógica que yo he estudiado no respalda que podamos deducir que los que hacen tonterías sean tontos. Más bien, parece que son muy listos, pues mientras nos divertimos con sus gracias nos pasan inadvertidas nuestras desgracias.
Siguiendo entonces el consejo de La Mala Rodríguez cantado en su encriptado tema “Tengo un trato” donde en un suspiro inserta la sentencia de reminiscencia cristiana y aún kantiana “Hay que ser más buenos que los malos”, toda vez ya le hemos dedicado varios trabajos anteriores a combatir el inadecuado término subrepticio de “Copago” para hablar de “Repago” “Superpago” “Pago Pago” etc, toca aprovechar la ocasión para proponer que la medida del Repago que se ha iniciado por la Sanidad, pero a todas luces parece que se extenderá por la Educación y cuantas áreas sean susceptibles de sablear a la ciudadanía desprotegida e indefensa, también se aplique en otros órdenes de los que nunca se habla cuando se habla del Repago, como tampoco salen a relucir a la hora de tratar de los recortes, la eficiencia y demás superchería para hipnotizar a una audiencia fácilmente sugestionable como lo es la sociedad española.
Para continuar por la senda del Elefante argumental, demos por bueno que el Reapago es necesario para racionalizar el gasto en aquellos sectores de interés público y que sean los ciudadanos entonces los que asuman parte del gasto puntual a parte de los impuestos, para que tomen conciencia de lo que vale, por si no se lo recuerda la nómina mensualmente, que ya sabemos lo olvidadiza que es la gente y el gusto que tiene por ponerse enferma y atiborrarse de pastillas a costa del bote común. ¡Vale! ¿Por qué no se opera del mismo modo, pongamos por caso, con los gastos de Guerra, Accidentes en carretera, construcción de autopistas, cuidado del medio ambiente…? No se me alarmen que no voy por donde iría el lacrimal PPSOE.
Veamos; Hasta la fecha, solo escucho hablar de Copago en Educación y Sanidad y que el mismo lo soporten los usuarios por ser ellos los más interesados en su mantenimiento. Pues bien, yo propongo entonces que además de pagar impuestos, la Industria Armamentista realice su Copago para mantener el Ejército Profesional, las misiones humanitarias, las intervenciones de Guerra, pues son ellas las más interesadas en que todo ello se lleve a cabo; Por idéntico motivo creo que la Industria del Automóvil debe hacer su Copago correspondiente en lo concerniente al cuidado de los accidentados en carretera o cuando se trate precisamente de emprender nuevas infraestructuras de la red vial, pues de su existencia son ellas las más beneficiadas; Por descontado, la Industria Petrolera debería hacer un gran Copago a la hora de cuidar el medio ambiente aparte de en tareas de limpieza y conservación ecológica; La Industria Médica otro tanto respecto a la construcción de hospitales; La Industria Turística tres cuartos de lo mismo para el mantenimiento uno a uno de los aeropuertos…Y así hasta que todos los interesados en algún aspecto de nuestra sociedad, pague de nuevo al margen de los impuestos en aquellas áreas que sean de su mayor interés.
A lo mejor si se hiciera esto, tanto los Gobiernos cómplices como las grandes empresas criminales, en coordinación de la Banca asesina, tendrían a bien, unos a perseguir el fraude estimado en más de 60.000 millones de euros anuales – suficiente para liquidar la deuda actual y obtener superávit en ejercicios sucesivos – las otras dejarían de defraudar y enviar el capital a Paraísos Fiscales y la última se abstendría de dedicarse al lucrativo negocio de la lavandería.
Hemodraculismo
El presidente de Grifols, Víctor Grifols, quizá animado por la oscura efervescencia liberal conservadora de la que hace gala el Gobierno de Mariano Rajoy, cual Conde Drácula recién salido de su ataúd donde pacientemente aguardaba una oportunidad como la presente para hincar los colmillos al suculento Estado del Bienestar mientras los rayos de la Luz del Sol impedían su natural discernimiento diurno, se ha atrevido a solicitar públicamente que se reinstaure en España el pago por donaciones de sangre, como en los buenos tiempos de Carpanta donde para mover el bigote con un buen bocadillo de mortadela los había que no dudaban en apuntarse a las oportunidades que ofrece el denominado Libre Mercado en igualdad de condiciones entre las grandes corporaciones de la criminal Industria Médica y el paria de turno que sin tener dónde caerse muerto negocia el precio de su singular trasvase vital.
Por su puesto, como todo buen “Hijo de Puta”, para pasar por “de puta madre” no vaciló en envolver su vampiresca propuesta en sugerentes argumentos como el de que, con la medida se podría ayudar a los Parados a obtener un complemento al subsidio mensual de entre 60 y hasta 80 euros por vez. Es más, denunció y muy acertadamente a mi entender, la actual política hipócrita de nuestra sociedad que por un lado desde mediados de los ochenta prohíbe el pago por donaciones de sangre en nuestro territorio, pero ante la falta de plasma, no duda en adquirírselo a EEUU sin importarnos lo más mínimo la moralidad de su procedencia.
Estaca certera que con puntería clava el cabronazo en el corazón mismo de la cuestión de fondo que aborda por el atajo de aprovecharse de la mala situación de la gente para despojarles de la poca salud que les queda, en lugar de invertir en educación social y solidaridad cívica para que ni lo uno ni lo otro, entiéndase, ni que nuestra sociedad tenga que comprar, ni que nuestros vecinos empobrecidos tengan que vender, sea necesario, porque todos los ciudadanos entendamos como una obligación moral y hasta un deber social, la donación de sangre, que tampoco se puede pedir peras al olmo en lo concerniente al altruismo.
Así pues, apartando las insultantes consideraciones económicas y las vergonzantes contradicciones apuntadas por esta sanguijuela cuya refutación puede hallarse con mayor calado del que procede en estas líneas en la genial obra de Ética aplicada “Justicia” de M.J. Sandel, se puede aprovechar la ocasión para corregir el Hemodraculismo que padecemos por activa, es decir por ser agentes compradores y mantenedores en el extranjero de esta práctica inhumana que repugna a nuestra sensibilidad espiritual cristiana, cuando la misma la desterramos de nuestra sociedad y por Ley en su forma pasiva, hará ya más de 30 años.
En consecuencia, si cuando entonces los legisladores no permitieron por más tiempo que el Hemodraculismo se extendiera de forma pasiva por entre los más desfavorecidos de la sociedad española por entender que además de peligroso para la salud física social, era todo un testimonio de nuestra organización criminal en el reparto de riqueza y oportunidades como comunidad, rebajando con ello el perfil de libertad de los individuos para intercambiar bienes y servicios como les venga en gana siempre que sean entre mayores de edad en su sano juicio, con todas las garantías mercantiles y con el consentimiento voluntario de las partes y resto del blablablismo catecista ultraliberal…ahora, instalados en pleno Siglo XXI, va siendo hora de no dejar al capricho de nuestras personales disquisiciones o capacidad de entendimiento individual, la decisión particular de donar o no donar sangre, ni del cuándo, ni del cuánto, pues las transfusiones de sangre son un capital estratégico de mayor importancia que las reservas energéticas de todas las empresas juntas del ramo y en consecuencia asiste al legislador la autoridad de nacionalizar el flujo sanguíneo de los ciudadanos, pues si estos se creen con derecho a que se les suministre el preciado líquido vital en vena durante una urgente transfusión, lo suyo es que también de su parte exista el compromiso de portar al torrente común su parte alícuota, a modo de auténtico Seguro de Vida, pues si el fondo común de la Seguridad Social para las pensiones no se sostiene sin las capitulaciones de quienes están trabajando, tampoco parece muy razonable que se enchufe sangre en vena si de las mismas nunca ha procedido gota alguna cuando sano el cuerpo estaba y otros la necesitaban.
En consecuencia, propongo que en vez de volver al Hemodraculismo directo propuesto por el canalla de turno para que su farmacéutica se lucre con la desgracia en tiempos de crisis, pero a la vez, desprendernos del Hemodraculismo enmascarado que hemos externalizado hacia los negros del Bronx y los barrios chicanos del sur de los EEUU, y asumamos legalmente que la sangre es un bien común del que los individuos participan solidariamente en ambas direcciones de derechos y obligaciones.
Hamburguesa Inmortal
- ¡Ver para creer!
Esta Semana Santa, que para los docentes son dos y para los indocentes como yo pueden llegar a ser tres si me descuido, la he dedicado por entero a profundizar en los Misterios griegos con la ayuda de insignes autores que me han abierto “El camino a Eleusis” donde se prometía a los iniciados algo más que la mera Resurrección, que también la Inmortalidad, de cuya atenta lectura uno puede mejor comprender que la Procesión que aparece, es como la que no aparece camuflada en sus momentos del ciclo agrario, secreto ahora desvelado precisamente cuando la ciencia a punto está de introducirnos en una nueva Era, donde aquella época en la que las cosas, nacen, crecen, se reproducen y mueren para volver a renacer, puede verse interrumpida gracias a los esfuerzos de la biología por descifrar los también ocultos enigmas de nuestra natural existencia a través de la genética, el estudio de la Telomerasa y los avances de la tecnología informática en la encriptación de la información que posibilitarán la descarga de la identidad en soportes no orgánicos… que ciertamente auguran que a la vuelta de la esquina el Hombre en cuanto especie e individuo, deberá enfrentarse al desgarrador dilema de tener que escoger por primera vez en la evolución humana, cuándo desea morir o por decirlo más positivamente, hasta cuando desea vivir, sin todavía haber alcanzado el estatus Nietzscheano de Superhombre, abortada en seco la Postmodernidad.
Perdido en estas consideraciones que retraen bruscamente la conciencia para a continuación impulsarla hacia el precipicio de la contemplación mística de la Visión haciéndola experimentar el conocido “Vértigo existencial”, para darme un respiro, aparté tan sugerente lectura para cuantos deseen encontrar una antorcha que les ilumine en la oscuridad de los tiempos, y tomé entre mis manos algo más liviano con la intención de distraer la mente que me buia más de lo soportable de entusiasmo y excitación. Fue así, como reparé ayer Jueves en una curiosa noticia aparecida en un diario sobre una paciente e ingeniosa artista llamada Sally Davies que se ha dedicado dos años a fotografiar un menú de nuestro querido Mc Donalds con la inicial pretensión de retratar la degradación y putrefacción del producto paso a paso, supongo. Pero cuál fue su sorpresa, que pasados los días, las semanas, y hasta dos años, hoy es el día que el menú al completo, – entiéndase hamburguesa, pan y patatas fritas incluidas – se encuentra tan suculento como cuando la adquirió bajo los conocidos arcos dorados.
Lo primero que me vino a la cabeza fue que esta artista merecía ser inmediatamente nominada para un premio Ig Nobel, esos que se otorgan con espíritu ´Patafísico a los experimentos más absurdos e inútiles en apariencia – algún día hablaremos de este asunto de la ´Patafísica – que se llevan a cabo con seriedad por el mundo. Pero, casi simultáneamente, mi cerebro en paralelo advirtió que esta artista más que ser nominada al Ig Nobel, a lo mejor también debía ser candidata al Premio Nobel por haber descubierto el ingrediente secreto, nada menos que de la Inmortalidad. ¡Como lo oyen!
Bueno…igual he ido demasiado lejos. También las reliquias de Santa Teresa o las de Nepomuceno podrían ser susceptibles de albergar dicho ingrediente por su sagrada incorruptibilidad y sin embargo no les ahorró a sus santidades el trance vital de la muerte. Más en una época consumista como la nuestra, no está mal que sustituyamos las momias de antaño por nuevos iconos reconocibles y reverenciados como la hamburguesa de Mc Donalds que nos prometan la Vida Eterna y bebidas como la Coca Cola que sin llegar a las maravillas del Soma de la India ancestral, de la Ambrosía del Olimpo o la pócima de Eleusis a base de vino, cebada y menta, dan la chispa de la vida. Para que luego digan que son malas y dañinas a la salud.
Todo esto me ha hecho reflexionar sobre mi posición abiertamente contraria a estas dos marcas y hasta los productos que venden. ¿ Es posible que mi reconocida animadversión sea fruto de la propaganda de los que envidian el merecido éxito de estas dos compañías entre la humanidad? Quién sabe si su éxito es precisamente debido a que ofrecen vida y esperanza pero no con vagas promesas como las religiones, ni con ficticios mitos literarios sobre un mágico Elixir de la Juventud o Santo Grial perdido en la bruma de la saga artúrica, sino con alimento que sacia el hambre del hambriento y bebida que calma la sed de sediento. Empiezo a temerme seriamente que he sido víctima de un colosal engaño y que como le ocurriera al bueno de Lucifer – literalmente portador como Prometeo de la Luz a los hombres – las verdaderas fuerzas malignas de la historia hayan proyectado de nuevo embustes y falsedades sobre estas dos protectoras Multinacionales que lo único que desean es poder satisfacer nuestras más mundanas necesidades para proporcionarnos en lo posible, alegría, paz, prosperidad y felicidad.
Mis queridas ratas
Fue un insigne personaje de la entrañable capital carlista de Estella, llamado Vicente Mayo, que se ufanaba de ser uno de los pocos ciudadanos con certificado psiquiátrico de cordura, quien me enseñó que se podía llegar a amar a las ratas de cuatro patas – precisión también suya necesaria, para distinguirlas de las bípedas. Pero nunca llegué a creérmelo del todo…Hasta que el otro día, en un periódico cuya cabecera seguramente cruza el charco con Iberia para ilustrar con sus verdades publicitadas a cuantos quieran creérselas en la otra orilla, leí una minúscula noticia aparecida en un rinconcito de no más de cuatro rengloncitos de nada, donde advertía a sus engañados lectores, que Coca Cola y Pepsi Cola habían acordado retirar de entre sus ingredientes habituales una sustancia que las autoridades de California califican de cancerígena. Inmediatamente, fui a internet para documentarme y traerles aquí cuanta información relevante fuera capaz de sintetizar, al objeto de que ya nadie tenga la impresión de que mis continuas advertencias sobre el envenenamiento colectivo al que estamos asistiendo son fruto de mi particular perspectiva conspiranoica.
Resulta que, tras muchos años de sospechas en los que los estudios patrocinados por las empresas criminales eran incapaces de relacionar fehacientemente la aparición de algunos cánceres de estómago, colon, etc, con ciertos aditivos como colorantes, conservantes, edulcorantes, aromatizantes y toda esa mierda que se le da a comer a los pobres…finalmente, alarmados por los escandalosos resultados positivos ofrecidos por contrastados experimentos con ratas de laboratorio, el Centro de la Ciencia por el Interés Público de Estados Unidos (CSPI) ejerció presión sobre la Dirección de Medicinas y Alimentos (FDA) para que revisará los elementos químicos incluidos en el colorante de caramelo, sobre todo, aquellos que son producidos con amoniaco y sulfito o que contienen 2-metilimidazol (2-MI) y 4-metilimidazol (4-MI). La advertencia, no cayó esta vez en saco roto; El Estado de California tomó nota e incluyó este último componente en su listado de ingredientes cancerígenos hace ya más de un año, concretamente, el 7 de Enero de 2012.
Pues bien, ahora la Coca Cola y la Pepsi Cola, se han dignado comunicar al mundo entero, que por precaución y prevención, se disponen a retirar dicha sustancia de sus productos…Pero no crean ustedes ni por un solo instante que su urgencia obedece a un súbito interés humanitario por la salud de sus clientes pobres – todos sabemos que los refrescos son el zumo de los más desfavorecidos. Su celeridad a este respecto, obedece a la genial ley que allí exige que las bebidas que contengan cierto nivel de cancerígenos, deben poner una etiqueta de advertencia en sus envases y/o empaques. Por ello, también seríamos cándidos en pensar que el ingrediente cancerígeno se vaya a retirar fuera de sus fronteras, donde todo cuanto sucede se les antoja meros daños colaterales del Libre Comercio.
Pero si alguno de ustedes desea continuar dando de mamar a sus hijos – que para algo son suyos – la conocida chispa de la vida, puede borrar de su retina estas mias palabras y en su lugar grabar estas otras de la Asociación de Bebidas Refrescantes: “Los consumidores no notarán diferencia en nuestros productos y no tienen razón alguna para tener ninguna preocupación por su salud”