Quiero afiliarme a un Partido

Nunca me he sumado a nada de provecho. Mi trayectoria al respecto ha sido un auténtico despropósito desde temprana edad: Ya empecé mal durante la Primaria ingresando en el club de Ajedrez del colegio; Las cosas fueron a peor al hacerme socio de la Biblioteca Municipal, al adquirir la costumbre de suscribirme a distintas colecciones por fascículos, rematando la faena apuntándome a una filatelia. Tan inútil trayectoria se reforzaría en la juventud cuando me decanté por la rama de Letras en el instituto, y poco después estudiar la carrera de Filosofía y por si acaso, también la de Teología. Mi última perla en tan demencial secuencia ha sido intentar contactar recientemente con el Secretariado Gitano, pero no con el que recibe partidas reflejadas en el BOE, sino con el Alternativo. En consecuencia, hoy es el día en que veo cómo zoquetes de mi generación, disponen de amplios despachos ocupando grandes puestos ganando miles de euros sin dar golpe por haber escogido bien en la vida…

¡Sin dar golpe! Esa era mi meta existencial. Y sin embargo ¡Me siento un fracasado social! Por si me hubiera repuesto del Caso Urdangarín que me hizo lamentar no haberme ligado a la Infanta Helena cuando tuve la oportunidad, lo de esta pareja de la Fundación del PSOE me ha dado la puntilla: el Mulas percibiendo 6.000 euros mensuales por dirigir una revistita que no lee ni los que en ella escriben y su mujer Irene Zoe llevándose 3.000 euros por artículo y cobrando 1.00.000 euros, ¡más que el Presidente del Gobierno! por sólo un año al frente del Instituto Cervantes en Suecia.

¡No lo resisto más! ¡Me rindo! No sé que tengo que hacer para afiliarme a un Partido Político. Si he de ingresar en un centro de reeducación especial por una temporada y desdecirme de cualquier mía opinión anteriormente vertida en los medios de comunicación ¡estoy dispuesto! Me dan igual las siglas y el programa, que sean de derechas o de izquierdas, liberales o conservadores, nacionalistas o antinacionalistas…con tal de que dispongan de algún cargo, por pequeño y recóndito que este sea donde colocarme, en el mejor sentido de la palabra. A estos efectos soy fácil de contentar: me va igual de bien ser nombrado Director del observatorio de la Mujer -Canaria preferentemente- que responsable del Instituto ´Patafísico de Investigación. Creo estar bastante capacitado para cualquier puesto bien remunerado en el que no sea necesario trabajar y menos estar cualificado para ello, por lo que también podría llegar a ser, no sé, ¿Ministro de Trabajo y Seguridad Social tal vez?

Doy mi palabra de Honor, que este anuncio público va en serio. Estoy dispuesto a afiliarme a cualquier Partido Político de probada solvencia institucional como pueden ser el PP o el PSOE, o con positiva proyección de futuro en la obtención de subvenciones como parece que es el caso de UPyD o Bildu. Igualmente me veo capacitado para incorporarme de inmediato a formaciones de gran arraigo en las Arcas Públicas aunque sean de corto alcance geográfico como CiU o el PNV y hasta en entidades democráticamente deficitarias como IU u otras agrupaciones minoritarias y pintorescas que aspiren a ocupar cargos de responsabilidad a través de pactos del estilo de Equo. Me he mentalizado psicológicamente para ir en listas en cualquier convocatoria incluidas las Europeas, aunque preferiría quedarme de Asesor de una concejalía como el líder de las Juventudes del PP Carromero.

Como prueba de que este ofrecimiento público de mi persona, es un sincero intento por integrarme en un Partido Político que tenga a bien acogerme, estaré todo lo que resta del mes de Enero hasta el final de la Semana Santa sin decir “esta boca es mía” en lo que atañe a todo comentario ofensivo, peyorativo o perjudicial para cualquier formación política, parlamentaria o extraparlamentaria, salpicada o inmaculada en casos de corrupción.

Este también será el tiempo que esperaré a recibir y estudiar las potenciales ofertas o propuestas que pudieran surgir. Transcurrido el mismo, daré a conocer cuál será en lo sucesivo mi causa a defender y cuáles a atacar como todo buen demócrata de hoy en día. Y si en su defecto ocurriera que este llamamiento aquí publicado cayera en saco roto…entonces, ya os podéis ir preparando la ciudadanía, porque en ese caso, yo mismo crearía un Partido, un Sindicato, una Fundación, una Oenegé y si es preciso hasta una nueva Religión, cosa que a la larga os saldría mucho más caro en los presupuestos del Estado.

Las entidades políticas interesadas en incorporarme a sus filas como Militante que no como militonto, pueden ponerse en contacto conmigo directamente en mi blog “Inútil Manual” o si prefieren mayor privacidad, a través del medio que deseen.

Hércules Poirot en: El extraño caso de la doble militancia

http://www.youtube.com/watch?v=cVqyFH5B_Pw

En una entrevista, la todavía candidata a Diputada María Quintas, se ufanaba de militar en el PSOE desde los 19 años, es decir, desde 1979. Pero el Martes pasado, saltó la liebre de Schrödinger: el secretario popular de Orense, Rosendo Fernández, afirmó que la susodicha también se dio de alta en el PP concretamente el 31 de marzo de 1989, solo unas semanas después de la refundación de la por entonces Alianza Popular, sin que hasta la fecha se haya dado de baja. La actual diputada del PSOE Gallego no tardó en reaccionar anunciando una querella contra la formación conservadora por «injurias» al tiempo que desmentía el asunto de modo rotundo en Europa Press «No soy militante del PP y nunca lo fui; ni yo ni nadie de mi familia entró nunca en una sede del PP (…) nunca solicité la afiliación ni pagué una cuota ni recibí información o documentación del PP». De estar viva Agatha Christie, adjudicaría el esclarecimiento de la situación a su más famoso detective Hércules Poirot.
En lo primero que repararía este insigne personaje de las novelas de misterio, sería en la seguridad con la que el Secretario de los Populares orensanos se ha atrevido a hacer pública semejante información. Sólo desde la más absoluta de las certezas, un hombre profesional de su condición se arriesgaría a efectuar una declaración que de ser falsa, inventada o equivocada, podría forzarle a tener que dimitir de su cargo ante la opinión pública. En consecuencia, o tiene pruebas tajantes que respalden su aseveración, o se ha fiado de algún testimonio de un compañero de partido quien aprovechando su ingenuidad le está haciendo la cama para desprestigiarle ante propios y extraños.
Mas, también la pronta rotundidad del desmentido por parte de la afectada daría que pensar al investigador privado, pues una doble militancia antigua y pasada se puede justificar de muchísimas maneras como la necesidad de encontrar trabajo, ganas de introducirse en el sector inmobiliario, explorar la posibilidad de lavar dinero negro familiar…mientras una presente mentira tan radical en algo que sería muy sencillo de demostrar en todos sus extremos, en breve plazo de tiempo, sería muy complicado de disculpar por la ciudadanía. Sólo la más necia de las amnesias, permitiría explicar tan nítido desmentido siendo cierta la información.

Así las cosas, nuestro querido detective, emprendería sus pesquisas desde la perspectiva moral de que ambas partes se pronuncian con sinceridad afirmando y negando la información. Y sin embargo, una sola puede ser la verdad en este extraño caso de la doble militancia. En consecuencia, como los buenos problemas, en vez de buscarle una rápida solución frontal que podría precipitar conclusiones que a la postre entorpecerían la investigación, seguramente Poirot empezaría por dar un rodeo planteándose cuestiones de corte filosófico sobre el transfundo de este particular misterio que permitieran abordarlo conceptualmente: Primero, ¿Qué hay de malo en la doble militancia? Segundo, ¿Verdaderamente militar en el PSOE y en el PP puede considerarse doble militancia? Y Por último, ¿Tan malo es pertenecer al PP como para poderse convertir en un motivo de injuria para nuestro Derecho Penal?

Desde su neutralidad belga de la que hace gala en todas las novelas, el detective sería incapaz de dar cumplida respuesta a estas celosas peculiaridades moras de la política española donde está mal visto pertenecer a dos partidos a la vez, cuando todavía no parece criminal el pertenecer a uno de ellos en exclusividad. En cualquier caso, no le pasaría desapercibida la insana índole con la cual el representante del PP sacara a la luz tan curiosa circunstancia de la Diputada del PSOE, cual ex novio despechado, como tampoco pasaría por alto una posible huida hacia adelante de la mujer fatal que hubiera sido pillada in fraganti llevando una doble vida, negando lo evidente, en una sociedad en la que nadie dimite por robar a manos llenas, como para hacerlo por infidelidad política…

Finalmente, el investigador pasaría a hacer el interrogatorio ¿La militante en cuestión ha pagado alguna cuota? ¿En efectivo o por cuenta corriente? En su defecto ¿Se las han reclamado? ¿Cuándo?¿Qué datos constan en su ficha de ingreso? ¿Se corresponden con los de la Diputada del PSOE?…Seguramente un acuerdo entre los dos grandes Partidos, acabaría por apartarle del caso con la excusa de haberse formado una comisión de investigación interparlamentaria.

El PPSOE

Desconozco si en la ESO se continua enseñando a los inocentes escolares aquella instructiva lección de Historia que explicaba el denominado “Pacto del Pardo” establecido entre dos ilustres políticos de finales del XIX, Cánovas y Sagasta, cuyos discursos, en apariencia contrapuestos, sin embargo se acompasaron con la finalidad de turnarse en el Gobierno, convirtiendo con ello las elecciones de incipiente Democracia Formal, en una mera formalidad, valga la redundancia. O si por su semejanza con lo que viene ocurriendo entre el PSOE y el PP se juzga del todo innecesario estudiar el pasado cuando los jóvenes disponen de la experiencia directa del fenómeno en la actualidad.

No obstante, pese a los continuados esfuerzos por parte de las filosofías y religiones dualistas, maniqueas, donde los contrarios se alternan o coimplican, cuya incombustible reminiscencia en un cristianismo en el que no debería tener cabida remite todavía al Dios bueno y al Satán malo, la gente parece más convencida de su diferencia que de su identidad, enfermiza convicción que arruina su racionalidad para observar la auténtica verdad que a diario se le presenta bajo distintas siglas, siendo una misma realidad.

En el cine, cuando las películas de Gángsters ambientadas en el Chicago o Nueva York de los años Veinte, nos presentan a los criminales agrupados en bandas enfrentadas entre si por las zonas de influencia, los cargamentos de contrabando, la recaudación del juego, el control de los prostíbulos, la distribución de la droga, el tráfico de personas, la dirección de los sindicatos, la manipulación de los votos en las elecciones, el soborno de políticos… no por todo ello deducimos que una da las bandas es buena y la otra mala. En cambio, en la televisión cuando en el Telediario aparecen los políticos discutiendo por quien cobra los impuestos, controla el juego, subvenciona a los sindicatos, se hace con los medios de comunicación, nombra los altos cargos de la Empresas Estatales, etc, solemos concluir que son distintos. Y si bien ambas conclusiones no son incompatibles entre si, digamos que el paralelismo puede valer para mantenernos muy alerta por cuanto puede sucedernos que no sólo sean todos de un mismo bando que nunca es el nuestro, que también suceda que los dos sean malos, muy malos y aún peores.

Escoger entre el mal menor, es una de los dilemas a los que nos enfrenta por definición el que se conoce como el menos malo de los sistemas políticos con el que se puede conducir una sociedad. Pero para que la Democracia haga honor a su etimología vulgar “Gobierno del Pueblo” en el sentido de que el Pueblo soberano gobierne a través de elecciones libres, para que sea posible la elección, debe haber más de una opción distinta, pues en la noción de alternativa reside su libertad y no parece que la mera alternancia pueda ser aceptada como sinónimo, aunque cierto es que pasa bien como placebo y sucedáneo, caso en el que se estaría aplicando el sentido etimológico oculto de Democracia como “Gobierno del pueblo” igual que podría escribirse un tratado del “Cuidado del rebaño”. Llegados a este extremo creo que hasta el asno de Buridan moriría feliz por no saberse decantar en su elección.

Pues bien, creo que es evidente que el PP y el PSOE han debido alcanzar una Nueva Alianza que les garantiza, por un lado el bipartidismo y por otro su alternancia en el Gobierno, compromiso que se traduce en una misma política de fondo consistente en no cuestionar la filosofía neoliberal del Mercado Salvaje, la privatización del sector público, garantizar grandes beneficios a la Banca, dotar de enormes subvenciones a las Multinacionales, favorecer la especulación financiera, no vigilar el fraude fiscal, fomentar el trabajo en precario, rebajar los derechos individuales, sociales, sindicales, aumentar el control mediático de la información, alimentar la deuda de la ciudadanía y cuantas medidas se consideren oportunas para atacar a la población civil socavando su autonomía de gestión, decisión y acción solidaria entre si, empezando por diluir sus lazos familiares imposibilitándoles desayunar, comer, cenar y hace cosas juntos, entorpeciendo su asociacionismo vecinal interponiendo instituciones mediadoras que les enfrenten y sobre todo empobreciéndola cuanto sea posible a través de la pérdida de empleo, la continua subida de impuestos directos e indirectos y permitiendo la galopante crecida de precios de productos tan básicos hoy en día como la luz, la gasolina, el teléfono o las hipotecas.

La mejor prueba de que el “Pacto del Pardo” entre Cánovas y Sagasta, sigue vigente, pero esta vez entre el PSOE y el PP, nos la ofrece el apoyo que la Banca hace a los dos grandes Partidos antes de las elecciones concediéndoles crédito a muy bajo interés para financiar sus campañas – por no hablar de las donaciones de los particulares – las excelentes condiciones de pago que les permiten durante la legislatura para hacer frente a su cancelación que las más de las veces suele coincidir con su condonación completa y a posteriori, contratando a los miembros del Gobierno saliente para dar conferencias a papo de Rey o nombrándoles asesores a sueldo de las más grandes Empresas, recompensa que en verdad no es más que la salida de la conocida puerta giratoria en la que se ha convertido el Gobierno del país, donde por un lado entran ex consejeros de empresas privadas al Gobierno y luego vuelven a ellas tras haber cumplido los deberes y objetivos con los que llegaron a alcanzar las Arcas Públicas, verdadero elixir que mantiene en funcionamiento el engranaje de todo el Sistema.

Se las prometen muy felices los canallas del PPSOE que no debieron atender con sensatez el final de aquel capítulo de la Historia, porque están jugando a la ruleta rusa. En aquella ocasión perdió sólo Cánovas quien viera recortada su vida a manos de Michele Angiolillo, un vanguardista moral italiano anarquista cuya acción no aprovechó a nadie. A lo mejor, es preciso que pierdan los dos implicados para que ganemos todos.

En municipales ¡Partidos locales!

En mi opinión, actualmente, es una equivocación permitir que los partidos políticos concurran a todas las elecciones como lo haría un club de futbol en todas las categorías porque, así como estos tienen su hinchada incondicional indistintamente de quienes disputen los encuentros, lo bien o mal que lo hagan en el terreno de juego o cualquier otra incidencia que de tener la cabeza fría en lugar del corazón caliente bastaría para dejar de aplaudirles y más aún de apoyarles, aquellos cuentan con ardientes simpatizantes que en el mejor de los casos, aturdidos por la contundencia de los hechos, se contornean pendulantes entre seguir al líder cuando el partido deja mucho que desear o mantener su fidelidad al partido cuando sus dirigentes demuestran ser de lo peor que hay, estrecho margen de maniobra para una formalísima franquicia democrática que premia la corrupción de los grandes partidos con mayorías absolutas impensables de ser juzgados únicamente por su valor circunscrito al ámbito que le corresponde, cosa que explica el gusto acomodaticio del españolito medio por el balancín de la alternancia que ya causara furor a finales del XIX entre Cánovas y Sagasta y que pudo tener su aquel en una época de cesantias ya denunciada por Galdós en obras como “Miau”, claro que ahora la relamida militancia de los grandes partidos ronronea plácidamente en el funcionariado y puestos de confianza blindados a cualquier eventualidad electoral, que en principio se pensó así para evitar el clientelismo de la burocracia para con los partidos gobernantes y sin embargo, ha contribuido decididamente a consolidar un bucle nietzscheano que garantice a todos la estabilidad que otorga saber que por mal que estos, esos y aquellos lo hagan chuparán de la piragua indistintamente de quienes gobiernen y quienes hagan oposición en una reflexión especulativa clónica que lejos de buscar la alternativa que altere las cosas, opera al modo en que comentara Lampedusa en el Gatopardo, cambiándolo todo para que permanezca igual.

Lo deseable sería que a las elecciones municipales sólo pudieran concurrir agrupaciones políticas de ámbito local que, aún dejando traslucir su simpatía hacia tal o cual partido del arco parlamentario estatal, como mínimo, mantendrían una independencia jurídico nominal no sólo en su quehacer directo en el consistorio, que también en las mentes de los ciudadanos donde el contagio veloz que hoy permite el bombardeo mediático de las mismas siglas, ya no sería posible y en consecuencia se vería incrementada la inteligencia dedicada a valorar la actuación propia sobre la que se está tomando la decisión. No como ahora que los partidos intercambian concejalías y alcaldías por consejerías y presidencias en función de intereses ajenos a los municipales como quien intercambia cromos y tomando a los electores por auténticos panolis a los que dar el pase con unas cuantas estampitas de un parquecito aquí y un garaje allá.

Cierto es que las asociaciones políticas locales pueden ser más ineficaces, corruptas y depravadas que las nacionales, más como quiera que los grandes partidos que necesariamente han de nutrirse de los mismos ejemplares chupoteros-trepadores, hayan acreditado suficientemente no ser aptos para corregir sus desmanes, antes al contrario, parecen buscar su perfil y fomentar sus formas, más vale que los mismos limiten su mal igualmente a quienes tienen toda la responsabilidad de haberles escogido y posteriormente mantenido durante toda la legislatura sin correrles a gorrazos por las plazas y calles del pueblo a la antigua usanza, pues también para cortar por lo sano la ascensión de la podredumbre política, sirve igualmente diferenciar en todos sus aspectos las distintas elecciones. Y en cuanto al robo de las arcas públicas, el pillaje al que los vecinos somos sometidos, al trapicheo en las bolsas de trabajo y cuantas artes corruptas puedan mencionarse, qué quieren que les diga…mejor que acontezcan bajo marcas locales cercanas que con el tiempo, de modo indirecto acabaran reinvirtiendo y repartiendo lo sustraído allí dónde lo han cogido.