Segundo comunicado en dos semanas, esta vez, incluso con metáforas navales de un lirismo discutible. Armados de las gafas de ver sus deseos y/o sus intereses reflejados en la literatura del redactor de turno, los interpretadores profesionales vuelven a su cansina noria. Exactamente igual que hace catorce días, las notas van del sobresaliente bajo al insuficiente, insuficiente, insuficiente. El truco es que esas calificaciones estaban puestas de antemano. Daba lo mismo la petenera por la que hubiera salido ETA. Nada habría cambiado el comentario de texto prefabricado. Puede que, por necesidades del guión, concedamos a la banda el papel de prima donna, pero todos menos ella misma sabemos que su papel es secundario. Es el malo malísimo necesario para sostener la trama.
Echando mano de la misma terminología que utilizó la izquierda abertzale ilegalizada el pasado fin de semana, hay otros actores con mucho más peso en nuestro culebrón interminable. Ellos mismos están entre los principales del elenco. Si su apuesta por las vías pacíficas es tan sincera como por primera vez en mucho tiempo está dando la impresión de ser (aunque sigan racaneando en palabras contundentes), el argumento se pondría verdaderamente interesante. Buena parte de los escaldados por el fiasco de las dos últimas treguas irían desprendiéndose poco a poco de su melancólico escepticismo, de su sensación de haber hecho miserablemente el primo, de su íntima convicción de haber sido utilizados, y volverían a creer en el milagro.
Palabras claras y directas
He escrito lo anterior en condicional y en potencial. Para convertir esa posibilidad en hechos, para que recuperen temperatura quienes se quedaron helados por los dos últimos fracasos, aún faltan pronunciamientos medio gramo más audaces. ¿Tanto cuesta rechazar sin paliativos ni circunloquios los episodios de kale borroka o las cartas de extorsión que se siguen enviando? Un testimonio rotundo en ese sentido dejaría blancos del susto a los apóstoles del cerrojazo. Lo iban a tener en arameo para seguir manteniendo su teoría de la conspiración que sostiene que es ETA la que teje y desteje.
La opinión pública no tiene tiempo ni ganas para leer la letra pequeña. Seguro que la Declaración de Bruselas o los Principios Mitchell son la recaraba del aperturismo, la novedad y las buenas intenciones, pero nadie va a enterarse si no se traducen a román paladino. Es también cuestión de marketing. Las palabras sencillas y directas tienen más poder que las etéreas. Seguimos esperándolas.
No estoy de acuerdo. Esas palabras tan claras y tan concisas de las que hablas, tienen una carga política muy totalitarista. No por ellas mismas, sino por el uso político que se ha hecho de ellas por parte de los «otros».
Y podría quedar muy bien que entonara el «yo condeno», pero eso podría llevarnos al escenario de un «nuevo Aralar».
Creo que lo más importante de este proceso es que vamos camino de la paz y que no se quieren dejar a nadie en el coleto.
Y eso significa que si tienes otro modo de decir que no estás de acuerdo con la violencia, se utilice. Si ahora vamos a tener que cambiar la forma de decir las cosas para que lo entiendan quienes no quieren hacerlo, estamos jodidos.
A los Brunetetarras les va a dar igual que condenen esto o aquello. Necesitan de ETA como del aire que respiran. Lo patético es lo que le está costando a ETA y sus mariachis plantarles un verdadero órdago al Estado y los suyos; y el órdago en estos momentos ya sabemos en qué debería consistir… Mientras tanto Mayor Oreja y compañía se seguirán forrando y los que queremos reconstruir (sin cemento) este pueblo, desesperando.
Completamente de acuerdo, lo del «conflicto» y «el marco de resolución» y los «acotores» y las «mesas multilaterales», ya se ha intentado, varias veces, la del 2006 acabó con un hombre quemado vivo por una bomba en Arrigorriaga, un exconcejal taquillero de autopista asesinado, un anciano tiroteado cuando iba a jugar la partida de tute al bar, creo que nos hemos ganado el derecho a EXIGIR a ETA que no nos mate, que no nos tirotee, y lo de la tortura y la represión son sólo excusas porque ninguno de los asesinados estaba ni siquiera cerca de los círculos de poder que deciden «el esquema represivo de los estados Frances y Españo», ya no nos sirven chorradas, retóricas manidas, para no decir algo tan simple como «no os vamos a matar, no os vamos a secuestrar, no os vamos a quemar la casa o el negocio, no os vamos a insultar y amenazar» y punto. Ese es nuestro punto de pártida para hablar, ese es nuestro «esquema básico de resolución del conflicto» si a los partidarios del asesintao político les gusta estupendo, sino ya se rendirán….