Como ETA no nos marca la agenda, ayer a las doce del mediodía estábamos casi todos con el dedo tonto venga refrescar la portada de la edición digital de Gara. Una oportuna cantada tecnológica nos había puesto sobreaviso una hora antes, y esos universos paralelos que llamamos redes sociales bullían ante la inminente llegada del comunicado larga y cansinamente esperado. Y llegó. Llegó en trilingüe y doble soporte. En el audiovisual percibimos, además del consabido atrezzo, una iluminación más cuidada que en ocasiones precedentes y una interpretación que también destacaba por lo sobrio y contenido. La versión impresa ofrecía un aspecto pulcro y una sintaxis inusualmente llana y directa, con los jeribeques panfletarios imprescindibles para que no pareciera que habían externalizado la redacción. El acierto de la intención comunicativa quedó de manifiesto cuando todos los titulares de primera hora coincidieron en los tres calificativos que ascendieron a la condición de sustantivos: permanente, general y verificable.
Conforme al libreto, vino después -y en ella seguimos aún- la torrentera de reacciones, interpretaciones, valoraciones, exégesis, profecías y comentarios de texto varios. Como ha habido tanto tiempo para preparar el parcial, nadie se ha salido del molde. El censo de videntes de botellas medio llenas, medio vacías, rebosantes o con telarañas fue exactamente el previsto. De sobra sabemos hace mucho quiénes quieren que se pite el final del partido y quiénes pedirán insistentemente rentables prórrogas.
Algo tié que haber
El único interés medianamente noticioso de la ceremonia replicante estaba en Moncloa. Se cuidó mucho de dejarse ver esta vez Rodríguez Zapatero. Mandó (es un decir) a su ministro plenipotenciario, Pérez Rubalcaba, que compareció con un jarro de agua calculadamente helada. “No es una mala noticia, pero no es la noticia”, soltó de entrada, antes de dejar llover todo el manido repertorio sobre la fortaleza del Estado de Derecho y su inquebrantable voluntad de no dejarse doblegar.
Nadie se desanime por esa puesta en escena. Los procesos se escriben con renglones torcidos y, en este caso, sobre los escarmentados jirones del anterior. Aquel encalló, entre otras cosas, porque el Gobierno español echó a volar las palomas de la paz demasiado pronto y, claro, fueron presa facilísima para las gaviotas que estaban al acecho. Por detrás del Pérez Rubalcaba negacionista yo percibí ayer la sombra de José Mota repitiendo con vehemencia que en esta ocasión “algo tié que haber”. Ojalá.
Hoy no, mañaaaaaaaaana.;-)
Algo seguro que hay,y hay que estar contentos(aunque sea mañana).
Más o menos.
Me parece una crónica genial. La segunda parte, el «algo tie que haber» ojalá asi sea, pero, no estoy seguro…
Las palabras de rubalcaba merecen una doble » exégesis»:
-o, en efecto, hay proceso solo que no es publico. De esta manera, bajarian la presion del pp y el psoe se apuntaria un golazo en un momento en que está muy necesitado.
-o van a empantanar toda esperanza y a la vez presionar a la izquierda abertzale a la ruptura total con ETA. De esta manera, grapizarian a eta, y dividirian aun en dos pedazos mas el espacio de izquierdas y abertzale, impedirian que el abertzalismo capitalizara politicamente el final de ETA, seria un gol del nacionalismo español visto como conjunto.
Ahora, nos falta perspectiva historica para ver cual de los dos casos puede ser (puede que tambien jueguen en una mezcla de los dos).
El tema de la legalización, los presos, y el papel internacional van a ser los factores que nos permitan aclarar un poco más dónde nos encontramos.
En cualquier caso, quiero animar a la izquierda abertzale, a Aralar, a EA, y a ETA a profundizar el camino emprendido sea cual sea la respuesta del Estado. Creo que cuanto más ladren, más nos estaremos acercando a la soberania de este pais.
Supongo que hablar es lo que toca. Pero hecho en falta llorar más, sentir la impotencia más, rasgarse las vestiduras viendose a uno mismo tan ridículo en su violencia más,avergonzarse de los fracasos más, hecho de menos sentir más pero nos hemos ido acostumbrando a que nos hablen y nos representen…cada vez más