Cada dos frases, la palabra acuerdo. En euskera, en castellano. Como oferta, como petición. Adjetivado, apostillado, enfatizado. Con soda, con agua, con hielo. Acuerdo, acuerdo y más acuerdo en las bocas del candidato que ya es lehendakari, de la candidata que dijo presentarse para no serlo y de todos y cada uno de los que subieron a la tribuna de oradores, incluyendo al que aprovechó el envite para darse un homenaje que no correspondía. Sería una entretenedera curiosa hacerse con el acta y ponerse a contar las veces en que fue pronunciado el término totémico: una, dos, quince, sesenta, ciento diez, doscientas cuarenta tres. Probablemente bastantes más, infinitamente más, desde luego, de las que el dicho va a convertirse en hecho en toda la legislatura.
¿Acaso nos estaban engañando? No exactamente. Cumplían el rito, el trámite, la coreografía. Si se hace en los plenos ordinarios, con más motivo en los revestidos de cierta solemnidad como el de investidura, donde hay el triple de cámaras y micrófonos. Ahí toca, sí o sí, hacer discursos de amplio espectro, que no disgusten demasiado a la parroquia ajena y que a la vez gusten a la propia, que es la que ha puesto los votos que dan derecho a asiento y séquito. Basta saber leer entre líneas para hacer la traducción pertinente. Cada vez que se saca a paseo el diálogo, el consenso o cualquier otro sinónimo, en realidad se está diciendo que verdes las han segado, que nadie da nada a cambio de nada o que a ver si os habéis creído que nacimos ayer y nos chupamos el dedo.
Tal vez hubo un tiempo en que fue de otro modo —lo dudo—, pero aquí y ahora acuerdo quiere decir que tú vienes y yo no me muevo. En el mejor de los casos, que por cada centímetro que me hagas desplazarme me concedas un capricho que yo elija del muestrario. Sin poner mala cara, que si no, se dobla el precio.
Y ya van dos columnas que me comeré si ocurriera de otro modo.
Totalmente de acuerdo. Los políticos vacían absolutamente de contenido a las palabras. Mientras el PP no cree para nada en la democracia, está casi a punto de prohibir huelgas, manifestaciones etc, ellos se den0minan el partido de la libertad; cuando quieren prohibir las lenguas vernáculas dicen que quieren fomentar la libre elección de los padres (incluso los más españoles de Euskadi y Cataluña quieren que sus hijos sepan las dos lenguas).
Los del PSOE qué decir, brotes verdes etc y los del PSE como los del PP, odio a la vasco mientras se dice que defienden el autogobierno, López es el colmo de digo una cosa cuando pienso y hago otra.
El PNV saca a pasear la ikurriña cuando sus bases se desmovilizan porque llevamos siglos con la metáfora de subir al monte en zig zag pero en la cima está la independencia (parece éste el puto Everest) y Bildu con su lamento pero no condeno, vamos a hacer consultas (cuando a mí me dé la gana y lo que yo quiera etc, etc).
En fin, sigo estando cabreada pero hoy he respirado hondo antes de escribir porque cada vez me parezco más a Robespierre,ayyyyyy si alguien me dejara una guillotina!!.
Pues nada, nos espera una cansina legislatura llena de declaraciones vacías, a ver si salimos de esta depresión económica y psicológica y a ver si Escocia nos muestra el camino de la independencia.Acuerdos y diálogos…cómo no sea para echar unos potes……