Entre que a veces me explico fatal y que las columnas tienden a reescribirse en las mentes de ciertos lectores que quieren entender lo que está en su cabeza y no en la mía, hay quien concluyó que hace siete días trataba de justificar a los mangutas de las tarjetas black. Nada más lejos de mi intención. Hago míos todos los exabruptos que se les han lanzado por tierra, mar y aire, y si aun parece poco, los doblo o los triplico. Será por vitriolo, ya saben que me sobra.
Ocurre que en aquellas torpes letras no hablaba exactamente de ellos, sino de la moral ajustable de tantísimos que se rasgan las vestiduras con escándalo, cuando quizá deberían callarse. Clama al cielo, por ejemplo, que en el pelotón de los columneros y tertuliadores más encendidos por este trile se cuenten varios de los que asistieron a los Mundiales de Suráfrica y Brasil invitados por Iberdrola. O los que en Navidad y otras fechas menos señaladas reciben una caja de Vega Sicilia, un pase VIP para el Bernabéu, dos billetes en Business con alojamiento incluido para que se den un rule desestresante o fruslerías del pelo.
Y fuera de mi oficio, que tan dado es a dejarse agasajar sin que la ética padezca, ídem de lienzo. ¿Qué me dicen de esos congresos médicos en que las farmacéuticas apoquinan hasta la compañía femenina o masculina de los asistentes? ¿Y de los 10.000 empleados públicos que a día de hoy siguen cobrando un plus de hasta 640 euros al mes por “afrontar la amenaza de ETA”? Más abajo no me atrevo a llegar, que ya lindamos con el fraude cuya denuncia no es políticamente correcta. Dejo, no obstante, que ustedes completen la lista.
Si las entradas de los toros, las pagasen solo los aficionados. Se acababa la fiesta en cuatro dias
Bueni, Javier, espero no ser de los lectores que reescribieron tu columna en mi cabeza 😉 pero si es así pido humildemente perdón si te entendí mal, ya que no era mi intención con mi comentario poner en tu mano palabras o ideas que no escribiste. En todo caso, tengo para mí que muchos de los que se indignan con escándalos como el de las tarjetas harían exactamente lo mismo de estar en el lugar de los corruptos; en suma, que sólo pueden ir de dignos porque todavía no han tenido oportunidad de corromperse (o de corromperse a una escala tan grande). Y es que los de Caja Madrid no han salido de otro planeta, sino de nuestra propia sociedad, y como decía Javier Ortiz, «el poder no corrompe, desenmascara». Saludos
Aunque los actos sean deshonrosos, (honradez: bonita palabra para no definir nada, o acaso algo que ocurrió en Altamira hace miles de años…) diferente es, que se corrompa con dinero público o privado.
Y en este caso, en el caso de la empresa privada, cada cual con su conciencia: los laboratorios suelen pagar al que receta su producto, al que hace trabajos con sus fármacos, al que hace una ponencia, al que es jefe de servicio (ejemplo para departamentos) etc.
A mí, por ejemplo, me gustaría saber, la gente que sabía con años de antelación donde iban a poner el museo Gugenheim, dónde iban a colocar esta o aquella estación de metro, dónde va a ir o iba este o este otro centro público.. qué pasa con los terrenos de Zorrozaurre, que pasó con la de los parques tecnológicos…quienes han sido las compañías que han hecho la obra de San Mamés, ¿por qué ésta y no otra? y por qué la gente que se dedica a la política , y al entorno del entorno de los políticos , consejeros, viceconsejeros, osea lo que se llama : trabajo de moqueta,sea en donde sea, se acaba forrando .
Desde luego en mis comentarios no estaba ( ni lo veo tampoco en los demás) la intención de atacarte a tí, Javier, entre otras razones porque, en general, admiramos y comulgamos con lo que dices… El mío al menos iba , como dicen los catalanes «a más a más»,… a tratar de reforzar tu exposición y , en lo posible, completarla incidiendo en aspectos y reflexiones en tu misma línea de planteamiento en este caso… Mila esker eta ondo izan
¡Eeeeehh! Que creo que he dado una imagen de intolerante a las críticas del quince… Pido perdón si alguien se ha dado por aludido. Tendría que repasar los comentarios, pero creo que más bien me refería a algunos del muro de Facebook y, sobre todo, a algunos que me entraron en Twitter. Me fustigo por borde 😉