Caramba, carambita, carambirulí. ¿Me dicen en serio que el superlativo bipatriota y expendedor de lecciones de moralidad a granel, Mario Vargas Llosa, también tenía su bisnes en el chiringuito del tal Fonseca? ¿De verdad que el campeón estratosférico de la dignidad, el tipo que nos canta las mañanas por insolidarios y egoístas a los pérfidos rojoseparatistas periféricos, se había buscado el modo de no contribuir a las dos grandes naciones de las que se ufana de ser hijo? Eso dicen los entretenidísimos papeles de Panamá. Hay constancia de que el Inca Garcilaso redivivo —así le escuché un día que se sentía— era titular, junto a su hoy abandonada santa, de una de las toneladas de sociedades de color marrón oscuro que gestionaba el famoso bufete de guante blanco. En concreto, una que operaba en las Islas Vírgenes británicas, paraíso en los sentidos literal y fiscal de la palabra.
Menos mal que como es un caballero español y peruano, habrá salido a reconocerlo gallardamente y a apechugar con las consecuencias, que en realidad son ninguna, ¿no? Más bien no. Lo que ha venido a decir el crepuscular descubridor del molinillo filipino es que el perro le comió los deberes. Y ni siquiera con su incomparable prosa, que para eso paga a unos propios. Ha sido su agencia la que ha salido a contar que no más fue la puntita y, además, por culpa ajena. “Solamente puede atribuirse a que algún asesor de inversiones o intermediario, sin el consentimiento de los señores Vargas Llosa, reservó esta sociedad para la realización de alguna inversión que se estaba estudiando”, zanja la nota supuestamente aclaratoria. Pues vaya.
Eso de echar la culpa al financiero que les lleva las cuentas es de traca: ¿por qué iba un gestor a arriesgar su profesión laboral por el beneficio exclusivo de su cliente? Está claro que es un interés mutuo, tanto del cliente como del profesional financiero e incluso habrá casos en los que se le exija al perito financiero espabilarse para evitar pago de impuestos o sino será reemplazado por otro más “avezado”.
Pero el meollo creo está en otro lado, a otra altura, y no en el “deporte” este del defraudar al que al parecer todos los ciudadanos con buenos ingresos se dedican habitualmente mientras el resto de ciudadanos nos sentimos dr jekyll and mr hyde porque por un lado nos cabreamos y por otro lado sentimos envidia de no poder hacer lo mismo.
Lo de Panamá no es que sea una casualidad sino la norma: el capitalismo, es decir, la concupiscencia hecha filosofía, norma, ley y sistema, es como una nueva monarquía donde los “nobles de sangre azul”, los que tienen pasta, billetitos, “binladens”, siguen haciendo lo que hacían los antiguos reyes, condes, marqueses y cortesanos: vivir de conjones a costa del pueblo que, encima, no pocas veces es su mayor fans por aquello de que la tontería de los parias es la tradición mejor preservada y transmitida de generación en generación.
Primero nos haría falta unas buenas dosis de guillotina y comunismo, para sanear y luego, una vez abandonados éstos pues sólo valen para lo primero, habría que ir a la escuela a estudiar los clásicos y aprender de los errores y sólo entonces podremos estar preparados y seremos merecedores de gobernarnos por los mejores e ilustrados: los aristócratas que diría Nietzsche y que nada tienen que ver con lo que cualquier revista del corazón entendería por tales.
Pero además esta situación es una prueba enorme del gran engaño del sistema político económico en el que estamos: las democracia capitalistas……. Y lo es porque nos nuestra a las claras la enfermedad que corroe a muchas personas forradas de dinero que necesitan sin necesitar más dinero, dejando claro que están enfermas, que el dinero enferma. Dejando claro también el miedo que hay en las personas de nuestra sociedad al futuro y la vejez porque sospechan carencias que el Estado no les va a subsanar. ¿Pasaría algo así ahí donde todas nuestras necesidades como personas estuvieran aseguradas y fueran de una gran calidad? Seguramente no. La propaganda del sistema nos atonta convenciéndonos que nada mejor hay fuera del sistema o en otro sistema: el comunismo es pobreza… Pero el modo desesperado y obsesivo que las personas empleamos en proveernos medios económicos para que nada nos falte en la vejez y durante la vida sólo certifican que el sistema económico y político en el que estamos es un sistema que asusta, aterra.
El sistema capitalista proclama que el sistema comunista u otros más equitativos y sociales solo traen pobreza, mientras tanto los adinerados, favorecidos y ricos del sistema capitalista se pasan la vida defraudando e inventando paraísos fiscales de todo tipo por miedo a quedarse sin su preciado mana: el dinero… Una prueba como ninguna de la pobreza que reina y genera el sistema capitalista es el miedo a no tener dinero dentro del sistema capitalista –lo que a la gran mayoría de las personas que están bajo dicho sistema les acurre- que atenaza atrozmente a los acaudalados y defensores de tal sistema infame, inhumano y depredador. Si fuera tan genial el sistema capitalista: ¿quién tendría miedo o temor a no tener dinero? Es más, si la única forma de poder vivir bien dignamente en el sistema capitalista es poseyendo mucho dinero, el cual hay que “guardarlo” defraudando y evadiéndolo ¿no es una contradicción y refutación del sistema en si mismo?
Por otro lado, creo que se está tratando el asunto desde una postura puritana insana: no se trata tanto de colocar tentaciones al alcance de la mano de cualquiera esperando que la conducta sea inquebrantable, como de mirar por detrás del asunto para ver que la corrupción y la defraudación son demasiado fáciles de practicar y poco castigadas –PARA ESTOS ASUNTOS NUNCA HA HABIDO UNA LEY “ANTI TERRORISTA” ¡QUÉ CASUALIDAD!- lo cual nos indica que hay una predisposición en los “ambientes” de la gobernanza, del Poder, de los que tienen las riendas de todo este cotarro llamando mundo en el que vivimos que ayuda a ello, ¡eso si! rasgándose las vestiduras hipócritamente cuando el escándalo salta a las portadas de la prensa, pero que es puro teatro: el sistema económico en el que estamos se basa en el robo, el engaño, la explotación, la esclavitud, la inhumanidad, el “jódete tú antes que yo” y “el último tonto”………Todo lo demás es algo lógico aun cuando se quiera disfrazar de casualidad y excepción.
La mejor manera de evitar la defraudación fiscal es la justicia social y la justicia económica. Ahí donde las personas mediante su cooperación a la sociedad reciben todo lo necesario para poder llevar una vida digna y completa seguramente nadie intentaría defraudar y mucho menos amasar capital por miedo al futuro. Esto pasa en el sistema capitalista porque es un sistema que utiliza a las personas, su dolor, sufrimiento y esclavitud, para mantener una rueda absurda a la que llamamos “sociedad” pero que no lo es, porque sólo es, sólo somos, el combustible de la codicia.
Lo de la guillotina sobra, «Juantxo de Gares». Advierto que no volveré a publicar un comentario en el que se propugne el asesinato. Me parece que ese apunte anula el resto de la argumentación.
Pues a mi no me ha sorprendido nada, pero absolutamente nada.
Más chocante (o chonante, no sé muy bien) ha sido enterarme a la vez que el rapsoda Vargas Losa canceló las cuentas tres dias antes de que le concedieran el Nobel.
Gensanta!, hay mas spoilers en estos pseudoprestigiosos premios que en las cuentas tuiteras de los aficionados a Juego de Tronos.
Juantxo de Gares, tu argumentación en gral. me ha gustado, pero yo no echaría la culpa exclusivamente al sistema capitalista, sino tb a la propia condición humana, que convierte en adicción lo que no es mas que un pecado en varias religiones; me refiero a la codicia, claro está.
Y, si el filtro antospam me lo permite, chistecicllo fácil: al menos no le ha echado la culpa a «la» ETA, como la pariente borbona del Preparao…se ve que es tacaña con su asesor de prensa y éste no se lo ha currado bien.
Muy de acuerdo con Juantxo que ha elaborado en unas pocas líneas un perfecto manual sobre lo ques, en realidad, el capitalismo.
La incertidumbre en la que vive el hombre dentro de este sistema, y no la condición humana, Anlinber, es lo que lleva a estas situaciones, como ha llevado a otras menos graves, pero que tienen su misma base como la especulación basada en la compra de inmuebles de la clase media en los años anteriores a la explosión de la burbuja inmobiliaria.
Solo un apunte, Juantxo, la doble personalidad que lleva a envidiar a estos seres no está generalizada, gracias a Dios, aunque es cierto que, por la razón que has expuesto y ratifico en las líneas precedentes, puede haber un cierto anhelo de mucha gente por abrazar las colillas que estos dejan. No es codicia, es subsistencia.