Como la mayoría de los mortales, llego a estas elecciones con la lengua fuera y una sensación de hastío infinito. Aunque sea cierto que desde hace unos lustros vivimos en campaña permanente, dos llamadas a las urnas en menos de un mes y para votar (como poco) para cinco cosas distintas se hacen inabarcables. Máxime, cuando la triple cita de hoy se vive como una especie de reválida o segunda vuelta de la del 28 de abril, lo que inevitablemente suponía un riesgo de contaminación de los mensajes y las actitudes.
Y aquí es donde esta columna hace la ciaboga —o un triple tirabuzón— y cambia de tenor. Para variar, me pongo en clave optimista. Creo sinceramente que en este trocito del mapa hemos sido capaces de vadear ese peligro para centrarnos, en general, en las cuestiones que de verdad se juegan en el recuento de esta noche. Aunque el ruido de fondo de costumbre no ha faltado, tanto en la demarcación autonómica (en cada uno de sus territorios) como en la foral, exabrupto arriba o abajo, se ha mantenido el foco del debate donde debía estar.
Habrá que agradecérselo de modo especial a las sufridas y los sufridos candidatos. Después de tratar a unas decenas de aspirantes a lo largo de los últimos quince días, les confieso desde aquí mi admiración. Les juro que no es ironía. Es verdad que en alguna ocasión sus palabras sonaban a recitado machacón o venta de moto. Sin embargo, en la mayoría de los casos, me he encontrado con personas ilusionadas, nerviosas, con ganas de agradar, que parecía que se creían sinceramente lo que decían. Todos coincidían, por cierto, en la importancia de cada voto. Hasta el último cuenta.
Nos hartan constantemente pues no salimos nunca de preelecciones, elecciones, pactos, campañas y mas campañas …
La clase política ha perdido la poca credibilidad si es que le quedaba algo de ella y es lamentable como los aspirantes a gobernar hispanistan tratan de enfrentar al pueblo con llamadas a la «guerra santa» por la unidad de su grande y libre.
Se ha visto demasiada bilis en los candidatos de la extrema derecha que es toda la derecha y anticasta convertida en casta de prometedora «izquierda salvadora» que ha cambiado los baldosines por sillones ministrables.
Por aquí arriba hay mas raciocinio. pero tanto como admirar a quien piensa más en su futuro personal que en las próximas generaciones ¡como que no!
Nos conocemos casi todos.
Ahora un poco de paz y tranquilidad por favor y que se olviden de tanto golpe de Estado por unos días.
Vaticino que no subirá la derecha, si no baja, respecto de las generales. Tanta eleccion cansará a todos, quiza a VOX por ejemplo.Me temo que pueden estar confusos y quiza la izquierda y las nacionalides, tenga en españa las ideas y causas mas claras.
la sorpres podrái estar en podemos que mantenga la movilización de las generales que fueron quienes se movilizaron¿Pienso con la cabeza o con el corazón?
La cuestión es si Sanchez preferiria estar en la situación de casado o viceversa, incluida la victoria en las europeas. El trifachito dio la victoria a la izquierda en las generales y ya generalizarlo, sería como general-lizarlo. No es una papeleta ni comoda, ni presentable, ni exenta de riesgos. Y los antiforales de Cs con los foralistas de UPN eso ya es de circo. ¿No habrá nuevas elecciones en Pamplona?