A duras penas contengo las lágrimas de rabia al leer en este mismo diario el testimonio de la (por ahora) víctima más reciente de una agresión homófoba en Bilbao. Más allá de los detalles particulares, el relato contiene un elemento que se repite prácticamente en todos los cada vez más frecuentes episodios de violencia machirula y casposa: la expresión “¡Maricón de mierda!” proferida con asco por los matones. Y acabo de dejar anotada la otra constante. Aunque pueda haber un tipejo que lleve la voz cantante, lo más corriente es que los agresores actúen en grupo. O sea, en piara, jauría o manada. Hasta quince cagarros humanos jalearon en esta ocasión al chulito que propinó el puñetazo al joven. Eso habla de cobardía y de gregarismo ovino, pero también de sensación de impunidad y de fracaso absoluto de las bieniencionadas acciones para evitar que ocurran este tipo de atropellos.
No me cansode escribir que va siendo hora de pasar de las palabras a los hechos. Porque están muy bien las reprobaciones megacontundentes, las apelaciones con mentón enhiesto a que cada vez sea la última… hasta la siguiente y las proclamas de “tolerancia cero” que se manifiestan ridículas ante la evidencia: no solo no se evitan las agresiones sino que se vuelven casi un hábito. No hay fin de semana en que no se produzca una. Y toda nuestra respuesta es reactivar el bucle infinito de echarnos las manos a la cabeza, canturrear una solidaridad de chicha y nabo, hacer como que nos indignamos mucho, y pedir otra de gambas. ¿Qué tal si probáramos a demostrar a los agresores que sus vilezas no salen gratis?
Recuerdo tiempos pasados más violentos o peligrosos. Dejo al margen en esta ocasión el tema político, para no liarnos.
Yo qué sé; pensemos en esos primeros 80 con crisis económicas brutales, menos protección social, la heroína haciendo estragos…
Yonquis…quinquis…navajas…
Sin embargo no existía la maldad actual. La miseria intelectual y moral de tantísima gente.
Y por supuesto que eran tiempos en los que concretamente los homosexuales lo tenían mucho más jodido que ahora. Por supuesto también había violencia machista..quizás más que hoy, etc.
Pero…y que nadie entienda ningún tipo de justificación…parte de aquello se debia al atraso, a carencias culturales, de formación…etc.
Creo que había menos maldad gratuita. A estos fulanos de esta agresión pienso que les da lo mismo ser machistas, que homófobos (es cierto que suele ir unido) que del atletico de madrid o la Real (menciono a propósito mi equipo porque hoy mismo unos cretinos han pegado o se han pegado en Donosti com gente del Betis). Simplemente es maldad, además de estupidez (hoy ya no hay excusas para ser medio analfabeto pero con iphone que te rilas).
Lo que no sé es qué se puede hacer ante eso. Sí creo que hay que darle una vuelta al principio penal de la proporcionalidad de las penas. Hay que empezar a desproporcionar. Hay que crujir a gentuza como esta.
En la retorcida visión de esta… gente… el «otro» no tiene derechos. Debe, como poco, quedarse en las sombras, donde no moleste, y que la «gente de bien», «el pueblo», no sufra su presencia.
¿Por qué es tan difício eliminar esta forma de ver las cosas? Fácil.
Porque es su identidad, el machito, ibérico o no, conquistador de mujeres y destructor de «desviados». Y si hay que justificar esas barbaridades ante los «antinaturales», se justifican. Lo hace Vox con cada vez menos vergüenza.
Y teniendo en cuenta que este pueblo vasco ha pasado de puntillas sobre el ridículo más espantoso que han hecho los linchadores (no homicidas porque la patada se fue a un lateral del cráneo y no a la nuca, como bien señalaban los informes de los peritos forenses) de Altsasu ante el TEDH, pues como que no debería de costar tantísimo entenderlo, la verdad. Se hace piña con «los nuestros» sí sean unas fieras desorejadas y cobardes. Así que, cuando tengamos la receta para eliminarlo en nuestro caso, podremos exportar el antiveneno.
Yo quiero pensar que tanto la Ertzaina como las policías municipales hacen todo lo posible por identificar y detener a los autores de estos y todos los delitos. Otra cosa será si disponen de todos los medios, humanos y técnicos necesarios así como la importante colaboración ciudadana para tener el éxito deseado.
Y luego viene la segunda parte, cuando son puestos a disposición judicial, la forma, la celebridad y la ejemplaridad con la que actúan o no, los jueces.
Es otro tema, pero esta noche se han quedado una gran cantidad de contenedores en Getxo y otros municipios próximos, y el fuego ha afectado a coches y fachadas de edificios, y todo ello con gran riesgo para las personas e importantes daños económicos.
¿Quedarán también estos delitos sin condena y restitución por el daño causado?
Y si se detiene a los/as autores/as (que esto no es sólo cosa de hombres) y resulta que son menores, ¿diremos que son «chiquilladas»?
Pues si hacemos esto, «tenemos un problema», como dijo el famoso astronauta.
Y un problema muy serio.
«El poder del perro». Impagable peli que debería ser materia curricular en las clases de enseñanza media.
Otro ejemplo. Acaba de ser condenado un acosador de la cómica Ana Morgade.
Un tarado que pasó de escribir compulsivamente imbecilidades en sus redes sociales a presentarse en los hoteles en los que se alojaba cuando actuaba en una ciudad, en los teatros pasando ya de las imbecilidades a siniestras amenazas a ella y a su familia.
Pues le han caído seis meses y 3.600 € de multa. Imagino que con esa pena ni pisará la cárcel.
Es que con eso no se hace nada. Ya Morgade y su pareja habían tenido que cambiar sus hábitos de vida, reducir sus salidas, su vida social…por este fulano. Y…con esta condenita supongo que no podrán volver a su vida normal con tranquilidad.
No puede ser. Pasa lo mismo con los agresores y acosadores machistas hacia sus ex, etc.
Resulta que son ellas las que se ven obligadas a llevar una vida distinta, si casi salir o con mil precauciones, a vivir con miedo mientras el mierda de turno sigue con su vida cotidiana y con ese macabro juego de saltarse las órdenes de alejamiento y dejarse ver, etc, para perpetuar su tiranía de miedo sobre su víctima, controlarle y joderle la vida.
¿Seis meses? No. Seis años. O doce. Y en cuanto salga…al más mínimo amago..vuelta para dentro y ya de por vida. Punto.
Me da lo mismo si es desproporcionado. A las personas que no hacen esas cosas no les va a afectar y la prioridad es proteger a las personas que sufren esas situaciones. Sinceramente, los derechos de esa escoria, de los del «maricón de mierda», del acosador de Morgade, de los que vestidos de negro juegan a las bandas sembrando el miedo en las inmedioaciones de los campos de fútbol…no me preocupan.
Ya se ha intentado. Se ha intentado un modelo garantista y escrupuloso con los derechos de los delincuentes, violentos, etc. Y me parece muy bien que se haya intentado. En teoría, sobre el papel…todos deberíamos preferir eso. Pero es que queda patente que, pese a las buenas intenciones, No funciona. No sirve.
Pues habrá que pasar al plan P.
Palo, palo y más palo.