Los que callan… y otorgan

Sí, es verdad, los más miserables son los que aplauden las matanzas que está cometiendo Putin en Ucrania. Por ejemplo, aunque no son los únicos, esos desalmados que pintarrajearon la vomitiva Z prorrusa en los albergues de Bizkaia que acogen refugiados. Añado ahí a los memos que vinieron a mi blog a hacerles el caldo gordo cuando lo denuncié. Medio peldaño de indecencia por debajo están los negacionistas que atribuyen las imágenes de las masacres a montajes ordenados por Zelenski o, peor todavía, cometidas por él mismo para pasar por mártir. Por ahí andan también los desvergonzados que nos exigen que escuchemos “las versiones de los dos lados”, colocando en el mismo plano a los victimarios y a sus víctimas, y tirando del cínico comodín: “Como no estamos allí, no podemos saber lo que pasa”. Inmediatamente después o a la par están los del “pero es que…”, siempre con una justificación de las carnicerías que desvía la responsabilidad de Rusia y la sitúa en la OTAN, Estados Unidos o la Unión Europea.

Y luego están los integrantes de una categoría especial de impudicia, la de los que callan como las tumbas que no tendrán la mayoría de los asesinados por la soldadesca rusa. Son esos tipos que salen en tromba a poner el grito en el cielo y a impartir lecciones de dignidad ante cualquier injusticia del repertorio oficial pero que todavía no han dedicado medio tuit a las orgías de sangre de Mariúpol, Bucha o la estación de Kramatorsk. Ese silencio de piedra después de casi cincuenta días de invasión los retrata entre la peor calaña de cobardes y, por añadidura, despoja de credibilidad cualquiera otra de sus denuncias.

3 comentarios en «Los que callan… y otorgan»

  1. Más repugnancia que los adoradores putinescos me producen los muy cobardes equidistantes, los que colocan en el mismo plano al agresor que a la víctima.
    Alguno hay que mira por encima del hombro a quienes nos colocamos en la piel del muy sufrido pueblo ucraniano «por que nos dejamos manipular por las imágenes» o por que no acogemos con igual premura y calor a los inmigrantes que huyen del hambre, como si fuera lo mismo pagar a los modernos tratantes de personas para salir de tu ruinoso pais que tener que salir literalmente con lo puesto por que tu vecino todopoderoso literalmente te está masacrando.

    Es un ejemplo excesivamente personalista el que voy a poner ahora, pero creo que se entenderá mejor lo que quiero transmitir: hace sólo unos dias, en la portada de este mismo periódico aparecía un posado de Amets Arzallus espalda con espalda de un inmigrante africano quejándose de la hipocresía (y bla, bla, bla) que demuestra la sociedad vasca por que bla bla bla…
    Y además del asco que me produce su postura echo de menos que alguien de su cuerda ideológica mencione al MOSAD y al genocida estado israelí que masacra sin piedad a los pobres palestinos y un llamamiento al boicot a los productos de la Pérfida Sion.
    Que la solidaridad de uno no está reñida con el sentido del ridículo, hombreporfavor.

  2. Los que critican las ayudas a los diezmados ucranianos que escapan del terrorismo ruso en base a un presunto trato de favor frente a los subsaharianos, s´ólo son hipócritas que buscan protagonismo y provocación.
    Los ucranianos están deseando volver a sus casas. Sólo requieren de nuestra ayuda temporal para no ser asesinados.
    Y siendo manifiestamente mejorable la solidaridad vasca, como la de todos los paises, no soporto a quienes recibiendo ayudas nos acusan de insolidarios. Los vascos que emigraron huyendo del genocidio franquista jamás mordieron la mano de los paises que les ayudaban. Al contrario, trabajaron muy duro y se integraron perfectamente. Como lo están haciendo los ucranianos.

  3. Hasta para ser malo hace falta un mínimo de inteligencia. Y no digamos para saber distinguir ente víctimas y victimarios; entre el que pega y el que recibe. Y aquí, y en muchos sitios, hay personas que no tienen ese mínimo de inteligencia, y en su defecto tienen muy «mala leche», y queriendo o sin querer, lo mezclan todo, lo niegan todo, y no atacan y acusan a quienes deben hacerlo. Seguro que además de inteligencia les falta valentía para hacerlo.

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