Como no soy de adorar santos por la peana —más bien, lo contrario—, llevo un par de días descacharrándome de la risa a cuenta del palmo de narices con que ha dejado a sus sumisos fieles el filósofo dizque marxista Slavoj Zizek al pontificar sobre las presidenciales en Estados Unidos. No se preocupen medio grano si no les suena el gachó. Es, sin mucho más, el típico producto premium para pseudointelectuales snobs, de esos que disfrutarán llamándome cuñado por haber escrito esto. Lo encajo con mi entrenada capacidad de fajador del navajeo dialéctico, y sigo adelante con los faroles, o sea, con las palabras del barbudo esloveno.
Después de afirmar que, repugnándole Trump, entiende que el verdadero peligro sería la victoria de Hillary Clinton, redondeó así el razonamiento: “Él no va a traer el fascismo, pero puede provocar un gran despertar”. Como decían en los tebeos de mi mocedad, que me aspen si no es un “cuanto peor, mejor” de libro.
La cosa es que sin ser un pensador de moda sino un opinatero de pueblo, yo mismo me he descubierto llegando a parecida conclusión. Tal vez el revulsivo que necesitemos para salir de tanta tontería chachiguay es tener como comandante en jefe del primer país del mundo libre [ironía] a alguien que encarna como nadie el simplismo ideológico que campea por casi todo el planeta. En ese sentido, y ya me escuece esta nueva coincidencia, comparto el titular de portada de El País de anteayer: “El populismo mundial libra su batalla en Estados Unidos”. He ahí la lacerante cuestión: Trump no solo es Trump, ya quisiéramos, sino otro puñado de mesías salvadores que nos acechan.
Durante todo el proceso de investidura de Rajoy no he podido dejar de pensar en este pasaje de La guía del autoestopista galáctico:
“El presidente, en particular, es un títere: no ejerce poder real alguno. En apariencia, es nombrado por el gobierno, pero las dotes que se le exige demostrar no son las de mando, sino las de desafuero calculado con finura. Por tal motivo la designación del presidente siempre es polémica, pues tal cargo siempre requiere un carácter molesto pero fascinante. El trabajo del presidente no es el ejercicio del poder, sino desviar la atención de él. Según tales criterios, Zaphod Beeblebrox es uno de los presidentes con más éxito que la Galaxia haya tenido jamás: ya ha pasado dos de sus diez años presidenciales en la cárcel por estafa.”
Ahora vuelvo a recordarlo con motivo de las elecciones USA.
Del trocito que has escrito….Javier Vizcaíno….muy prudentemente escribo….Estados Unidos es una Republica DEMOCRATICA….donde sus habitantes son CIUDADANOS CON DERECHO A VOZ Y A VOTO y como tal va a actuar siempre.
A diferencia de la bella España, donde la DEMOCRACIA NO EXISTE….ni tampoco la CIUDADANIA, ya que, está regida por un REGIMEN MONARQUICO FRANQUISTA y un gobierno totalmente CORRUPTO….que excluye, niega, desecha, veta, repudia….elimina (por intereses creados) la existencia de la SUPUESTA CIUDADANIA !
Mucho me temo que si gana Trump pueda ser tarde para reaccionar en contra como revulsivo. La última vez que un matón de estos ganó y, viéndose suficientemente armado, dio un puñetazo encima del tablero de ajedrez, el mundo estuvo lamentándolo dos o tres generaciones. No juguemos con las cosas de comer.
Más vale analizar, dejándose de simplismos, el por qué del surgimiento de tanto bocachanclas, y sobre todo de tanto seguidor que le pueda conceder el poder, ya sea representado en un botón nuclear, un acuerdo comercial multinacional o una clave de acceso informático a ámbitos no públicos o a las licencias de medicamentos o semillas que salvan a miles de millones de personas del hambre y la enfermedad.
La voz de alarma para ese revulsivo ha sonado ya. Y es el hecho de que un machista, xenófobo, y repulsivo chulo de taberna pueda aspirar a ser elegido. Y su posible derrota esta noche no significa que el peligro haya sido superado. En los años 30 del s. XX se pusieron de moda los sargentos chusqueros bombardeando parlamentos democráticos. En estos años parece que vuelven y hay que cortarlos por sus raíces: Uno, el apoyo de los descontentos por las diferencias de rentas y oportunidades, y dos, la indiferencia de los gobiernos ante el creciente poder de las estructuras económico financieras sobre el poder político.
El concepto de lo público debe ir acompañado de la inclusión de todo ciudadano objeto de poder en el sistema establecido. Cuanto más grande sea el número de personas excluidas del desarrollo y bienestar, más terreno abonado para los lideres tóxicos. Este es el papel al que estaría abocada Hillary, como todos los demás gobernantes del mundo desarrollado: Inclusión de todos los ciudadanos en la órbita del bienestar y la esperanza, e inclusión de todos los países en órbita del desarrollo. Hasta ahora no han ido por ahí los pasos, y personalmente tampoco veo muy decidida a Hillary por ese camino, sino muy al contrario.
Estoy bastante de acuerdo con Esnepel.
Y creo que en este tema se está dando algo muy común a nivel general en los últimos tiempos. Hablamos de los temas sin tener repajolera idea de los mismos.
Ello no es que sea necesariamente malo en sí mismo ni excesivamente grave. De algo hay que hablar y si para ello es preciso tener un gran conocimiento de causa …pues estaríamos callados la mayor parte del tiempo (no deja de ser tentador, ciertamente). Y mismo hablo a todas horas de temas sobre los que no tengo ni idea: no pasa nada. Tampoco tiene mucha relevancia lo que digamos ni la vamos a liar parda pasándonos de listos.
Pero el problema está cuando…al no saber…optamos por el postureo y un postureo en plan..outsider..que mola más.
Quiero decir; que estado muy extendido el hecho de denostar a Trump sin tener ni idea de lo que propone o deja de proponer en base a sus actitudes impresentables, etc..pero sin analizar en profundidad el fenómeno. Pero…últimamente alucino pepinillos al ver la cantidad de gente que ha optado por el postureo outsider y políticamente incorrecto (que, desengañémonos, lo políticamente correcto está pasado de moda; hoy lo que vende es la incorrección política) de afirmar que Clinton es igual o incluso mucho peor; que si el establishment, que si lo esto y aquello.
Oye; te lo dicen con una rotundidad que parece que saben algo de la señora Clinton más allá de haberla visto en el Telediario alguna vez.
Y en ese postureo del tipo escéptico, descreído y un poco outsider no pocos afirman eso…que Clinton es mucho peor y que Trump pues…bueno. Y eso queda guay decirlo, impresiona; el que piensa más allá de la manada y el que no se corta en adoptar la postura políticamente incorrecta.
Pues yo aplico una variación de la famosa frase hecha y se me ocurre que «los postureos…con gaseosa».
No tengo ni idea de la capacidad, idoneidad, honestidad, etc, etc, de Clinton y puede que ella no mejore en nada las cosas pero…Trump, aparte de un indeseable, me parece un verdadero peligro. Creo que no nos damos cuenta de hasta qué punto. Y de de deriva que podría tomar el mundo con este tipo al timón.
16 intentos de introducir el código captcha: ¿de verdad no se puede hacer nada? no veo que suceda en otras webs que usan el mismo sistema, de verdad.
Yo me declaro impotente víctima de esta (m) de sistema.
Javier; dudo si tu impotencia te refieres a la victoria de Trump, a lo de los códigos Captchas o a ambas cosas.
Me permito sugerir un truco para el captcha code: Cuando se tenga el texto dispuesto para enviar, cambiar el susodicho captcha code, picando el simbolito que está a la derecha (refresch Image) y, sin tardar mucho, utilizar el código que sale. No sé si tiene que ver, pero yo siempre que trato el código así, me lo envía a la primera. Tampoco desecho que sea cuestión de casualidad y no de causalidad.
Yo hoy me voy a desdecir un poco de lo que afirmaba ayer y de mi alarmismo. Quizás porque ante la evidencia de que…es lo hay y son lentejas pues mejor intentar hacer una lectura menos negativa.
Y voy a tirar por el lado del marketing político.
No sé qué pensar; si en todo esto tiene más peso lo ideológico o lo «marketiniano». Y me empiezo a inclinar por lo segundo.
Se ha insistido mucho en que Trump no es un político profesional y eso ha gustado a mucha gente, harta de los políticos de siempre y el establishment, etc. Pero es que a lo mejor sólo hablamos de marketing, de comunicación, de vender producto.
Un político no es otra cosa que un vendedor en un mercado de votos.
Y Trump no será un político al uso pero sí es un vendedor; un hombre de negocios que se ha dedicado a vender toda la vida. Y no le ha ido mal; por lo que cabe pensar que no será malo vendiendo lo que sea.
Y eso ha hecho. Y las técnicas de venta son claras.
Conocer el mercado al que te diriges y crearles la necesidad de comprar tu producto. O…crear un producto que tu mercado quiera comprar, del que tenga necesidad. Y acertar en la forma de comunicarlo, en la forma de lanzar el mensaje.
Pues eso es Trump.
Conoce muy bien su mercado, el tipo de votante americano al que quería vender y sus necesidades (no ha cometido el error de querer llegar a todos; ha definido un «target»): y ha creado un producto acorde a esas necesidades; él mismo.
Y un producto nuevo y diferente en relación con un producto viejo y conocido del que la gente se ha cansado, que era lo que representaba, más que nadie, Clinton. Eso lo hacen a diario las firmas comerciales; ofrecer cosas nuevas, distintas, impactantes y lanzarlas con un estilo de mensaje o comunicación que sea llamativo, que sacuda, que atraiga la atención.
Y eso también lo ha hecho Trump. Ha optado por la estrategia de lo políticamente incorrecto. Pero no porque él sea así, incontrolable, sino como estrategia calculada, bien pensada, de hombre de negocios que sabe vender.
Eso seguro que le ha llevado a perder muchos votos pero seguro también que en su cálculo contaba con ello y sabía que iba a ganar muchos más de los que perdía, alimentando su faceta de outsider,de tipo que habla claro aunque a veces se pase un poco.
Hoy pienso que no se ha pasado nunca; Que estaba todo calculado dentro de una estrategia de venta y de marketing arriesgada quizás pero ganadora. Cada barbaridad que ha dicho ha estado al servicio de la estrategia de construcción de ese producto que para ganar tenía que ser rompedor. Por eso, una vez vendido el producto, hemos visto casi casi a otro Trump.
Porque…desengañémonos; lo «políticamente correcto» está pasado de moda. No se vende ya una escoba siendo políticamente correcto. Lo que mola es la incorrección, la provocación, «hablar claro» (o sea; discursos simples, sin matices), llamar a las cosas por su nombre, etc, etc. Eso nos pone; y así venden escritores, columnistas…y hacemos nuestros pinitos en las redes sociales todos tratando de ir a menudo a contracorriente, en plan postureo de «enfant terrible»; eso lo hacemos porque sabemos que mola y cuando decimos una «incorrección» en nuestro facebook sabemos a alguien le va a sentar mal…pero buscamos la aceptación y el aplauso de muchos otros.
Pues imaginemos eso pero en una estrategia diseñada por gurus de todo esto y miles de millones a su servicio.
Hoy…me doy cuenta de lo absurdo que es pensar que estábamos simplemente ante un «echao palante».
Inmensa estrategia de comunicación y de marketing político. Fondos no le faltan y no dudo de que ha tenido a los mejores asesorando esa estrategia.
En el lado malo; hacen con nosotros lo que quieren y la política es ya mercadotecnia. Y la ideología honesta pinta poco.
En el lado bueno….que a lo mejor el tipo no es el monstruo que hemos visto en su carrera de construcción del producto y ahora veamos otro Trump.
Claro que hay cosas que tienen mala pinta, En esencia lo más preocupante creo que es su desprecio por las teorías de cambio climático. YO creo que ya es tarde para arreglar nada. Que estamos condenados pero con Trump apostando por el fracking, gas…y pasando olímpicamente de políticas medioambientakes el proceso de destrucción puede alcanzar una velocidad que ni imaginamos.
Pero no creo que sea un loco que nos vaya a meter en la III Guerra Mundial. Vamos a ver, es un hombre de negocios al que le va bien; osado, impactante, arrogante…pero un hombre de negocios; estos no hacen locuras ni lo tiran todo por la borda. Espero.
Gracias por compartir el truco, Esnepel.
Y Trump ganó.
Mis conocidos de España me han acribillado a preguntas: ¿Por qué ha ganado Trump? ¿Qué va a ocurrir?, etc., etc.
Ellos saben que carezco de las claves para responder a sus preguntas, incluso después de irme a las mesas redondas del Foro Atlántico, organizadas por nuestro embajador Javier Rupérez. Es más, de regreso de Madrid, la convicción de que nuestros más reputados analistas políticos no se habían recuperado de la sorpresa, era plena.
Y, de nuevo en USA, pienso en cómo responder a mis amigos.
Sólo constato que el traspaso de poderes se realiza normalmente y a velocidad de crucero.
De los miembros destacados de la nueva administración sólo me suena Chris, el quinto hombre de la lista.
Lo demás me queda muy lejano aún.
Me parece que la actitud de Trump de no dar firmeza a negociaciones impulsadas por Obama pero aún no cerradas, es una forma de situarse en posición ventajosa ante la otra parte de cada negociación. El «First America» no tiene por qué representar un encerrarse y desentenderse del resto del mundo.
Pienso que los muy ilustrados y un poco sobrados europeos occidentales, o creamos (y nos pagamos) nuestro propio sistema defensivo, o aceptamos el aumentar sustancialmente nuestra contribución al coste del paraguas defensivo USA bajo el que ahora andamos cobijados: destructores de Rota pero no sólo eso.
Es cierto que China es una gran potencia emergente, de momento, pero 2017 tiene más diferencias que similitudes con 1917 y muchas más con 1898, cuando Cuba, Puerto Rico y las Filipinas cambiaron de mano de una sola tacada, mientras el comercio mundial se preparaba para los cambios derivados de la apertura del Canal de Panamá.
Trump es una incógnita, especialmente para muchos periodistas europeos.
Happy New year!(por adelantado)