Siempre me ha repateado el hígado la matraca de la sociedad enferma. Nos lo escupían a los vascos desayuno, comida y cena en los años que siguieron al acuerdo de Lizarra. Luego, los diagnosticadores contumaces volvieron la vista al nordeste peninsular para decretar la misma dolencia a todos los integrantes del censo catalán. Pero de tanto en tanto, regresaban a los pacientes cero que moramos entre el Ebro y el Adur a renovarnos el certificado. La última vez fue el pasado sábado, con la excusa del psicodrama que tirios y troyanos escenificaron en Arrasate o Mondragón, como les gusta pronunciar a papo lleno a las gargantas cavernarias.
Y miren, les niego la mayor y la menor. De entrada, hay que ser muy bruto y muy malintencionado para atribuir a toda una colectividad el comportamiento de un número concreto (bien es verdad que, por desgracia, no pequeño) de individuos. Pero es que además, no cabe achacar a ninguna patología la elección voluntaria de la miseria moral. Centremos, pues, los términos de una puñetera vez. Esas decenas de miles de nuestros convecinos —empezando por sus gurús políticos y su aguerrida vanguardia informativa— que se encabronan porque llamamos asesino a un tipo que se ha llevado por delante (que sepamos) 39 vidas no están enfermos. Su pensamiento y su actitud no son disculpables por razones genéticas ni por la intervención de un virus. Son, para la desgracia y la vergüenza, ahora sí, de la mayoría de la sociedad vasca, opciones conscientes. Simplemente creen que un criminal múltiple puede ser un héroe. Otra cosa es que eso sea así en parte por el silencio cómodo y/o cobarde de los demás.
Erase un reino en el que el odio siempre estaba en oferta, un manicomio en el que los locos se diagnosticaba los unos a los otros, un antiguo imperio de ancestros genocidas para los que todos los demás somos cobardes, un vivero de políticos que se valen de todo para medrar y muchos millones de votantes de partidos ultras y muchas instituciones afines al franquismo
Como para dar lecciones.
La matraca de sociedad enferma es el gota a gota goebelsiano que se viene utilizando desde el advenimiento del régimen bipartidista, es decir desde el 82 hasta el cese de la violencia, pasando por momentos claves como los asesinatos de Miguel Blanco, Ordoñez y Buesa. La filosofía que subyace en el pacto antiterrorista y en el Todo es Eta de Mayor Oreja así lo suponen. Y ahora sigue la caverna mediática perdedora.
La novela y serie Patria es un ejemplo claro. Es un intento de que quede perpetuado para la historia la teoría de la sociedad culpable, cuando hemos sido principales víctimas.
El motivo es claro. Junto con lo que llamas, Javier, el nordeste peninsular, somos lo peculiar, la discontinuidad en una sociedad española bi-fronte de rojos o azules, pero uniformados en lo nacional, que no unidos. Somos un accidente y gracias que servimos de bisagra. Somos minoría que no respondemos a lo que se quería atar y bien atar, pero que completa lo que falta a unos u otros.
Y lo de la sociedad anormal da para mucho, para un 155, para un incumplimiento de estatuto, para ilegalizaciones de partidos, para invalidar proyectos y planteamientos democráticos y para explicar fenómenos cuyo análisis requiere brochas más finas.
Y sobre lo de los con-vencinos, no creo sinceramente que los homenajes fascistas a los asesinos múltiples nos hagan cambiar al resto de la sociedad la opinión de la usurpación de espacio público y de espacio comunicativo que suponen. Los «ongi etorri» se producen fundamentalmente por su eco en los medios, pero la gran mayoría de esa sociedad, acusada de enferma por quien le viene bien, demuestra cada tres o cuatro años que no apoya ni comprende ni disculpa: el porcentaje del «entorno» no llega, persistentemente, ni a un 16 % del electorado.
Ni 1 de 5 manifiestan cuando se les pregunta ningún tipo de enfermedad social que apoye las alabanzas públicas a asesinos. Si eso es una sociedad enferma, yo soy el Papa de Roma.
Un psicópata y asesino. Es su héroe. Es curioso cómo funciona eso. Personas que han mostrado una y otra vez su compromiso por los derechos humanos son, como poco, despreciadas y silenciadas. Un puto asesino psicópata es vitoreado y su apoyo político es el de segunda fuerza del país.
¿Sociedad enferma? No sé. Pero que tiene muchísimo que reflexionar antes de hablar de superioridades morales, bastante.
Como dice Javier, «un asesino es una asesino». Nos podemos mover entre la justificación y la condena ( allá cada uno con su cincienvia), pero lo que no tiene duda es que quien mata es un asesino.
Y tras el cumplimiento de la condena impuesta, se puede y debe reconercerle el derecho a la reinserción, el recibimiento de familiares y amigos. Pero así, como familiares y amigos, no como el conjunto de la Sociedad. Y es que no se le puede dar la consideración y el trato de héroe y ni justificar sus crímenes, a quien ha sido un asesino. Eso en ningún caso.
Ahora bien, si como digo, ya han cumplido la pena impuesta, la Sociedad tiene que saber acoger a estas personas, ser generosas con ellas, para así facilitar su reinserción.
Pero sin confundir asesinos con héroes.
El problema es que asesinaron convencidos de que era en favor del pueblo vasco .
Resulta que lo hicieron por su cuenta y además no pararon ni cuando empezó a ser un clamor de puro hartazgo de ese pueblo al que ellos pensaban que servían .
Un horror y un error histórico se pongan como se pongan .
El franquismo lo sufrimos todos y ahora sus actos sólo nos han servido para el sufrimiento de muchas familias víctimas de sus salvajadas y para dar oxígeno a los franquistas y no dejar a nuestro pueblo prosperar en paz después de lo ya sufrido tras 40 años de dictadura atroz .
La nuestra es una sociedad tan enferma como cualquier otra. Estamos como para aguantar lecciones de los que ascienden y condecoran a asesinos y salvajes torturadores y de los que organizaron, financiaron y dieron cobertura a un grupo terrorista desde las entrañas del gobierno y del estado. A todo esto, en ese país tan sano que se llama España, la mayoría aplaudiendo con las orejas y el que no silbando a la vía cuando se habla de Zabalza, Lasa y Zabala o tantos otros…..
venga hombre!!!
Yo no añadiría ni una coma a la reflexión de Javier
No puedo dejar de añadir un comentario en esta entrada porque me parece muy representativo (de las dos varas de medir) lo que le he leído en Gara a Alvaro Reizabal a colación del Premio Donostia a Jhonny Depp.
«»»‘No parece muy acertado que se vea a estas personas, incursas en procesos por malos tratos, aplaudidas como héroes.»»»
Si se cambia «incursas en procesos por malos tratos» por «condenadas por decenas de asesinatos» (que asesinar a alguien tal vez podría considersese un poquito de maltrato) les parece acertadísimo.