El rumboso estado español le va a regalar a Bankia 23.500 millones de euros. Eso, claro, si no aparecen nuevos pufos, porque el agujero del muerto financiero le da sopas con honda en velocidad de crecimiento al de la capa de ozono. Los que tenemos memoria y archivo recordamos que hace una semana nos juraron que con 4.500 millones llegaba y hasta sobraba para unas cañas. En febrero, que es casi anteayer, la entidad había tenido las santas narices de publicitar un superávit de 300 millones en 2011.
A fuerza de ser torpedeados por estas cantidades siderales, hemos perdido definitivamente la capacidad de imaginarlas y, desde luego, la de traducirlas a proporciones comprensibles para los mortales de a pie. Pero, aunque el resultado final vaya a ser multiplicar la indignación por el latrocinio del que seremos víctimas, merece la pena hacer el esfuerzo de ver qué se esconde entre tanto cero a la derecha. Ya que menciono el guarismo mágico, vean cómo queda el sablazo de Bankia cuando no lo escribimos en letra: 23.500.000.000. Y suerte que es en euros; si fuera en las viejas pesetas, nos quedaríamos sin espacio en la columna.
Estamos hablando de más de dos veces el presupuesto de 2012 de la CAV y más de siete el de Navarra. O si lo prefieren, del doble de los recortes en Educación y Sanidad decretados por el Gobierno de Mariano Rajoy. O de 2,4 puntos añadidos al ya brutal déficit español. Si les está pareciendo muy técnico, probemos con otras magnitudes más sencillas. Son 185 veces el presupuesto que suman Athletic, Real y Osasuna; 250 fichajes como el de Cristiano Ronaldo; 147 estadios como San Mamés Barria; o 327 veces el coste de Donostia 2016. Antes de que se me derrenguen por una lipotimia, la cifra definitiva: cada uno de ustedes participará en el escote salvador de Bankia con 500 euros. Lógicamente, es una media. Habrá muchos que se escaqueen. Adivinen quiénes pondrán su parte.