Cuatro actores del teatro electoral

 

DEB4TE

Es manía de los medios, o su obsesión, evaluar los debates electorales en términos de competición, ganar o perder, como en la Eurocopa recién iniciada. ¿Quién ganado y quién ha perdido el debate?, se preguntan y realizan encuestas para determinar su resultado deportivo. Pero no. Los debates no se ganan ni se pierden, porque la contienda no es entre los candidatos, sino de éstos con el electorado. Los debates son diálogos de sordos que enmascaran monólogos dirigidos a los ciudadanos. Cuando se pide la opinión acerca de qué líder ha estado mejor o peor en la refriega, se solicita una falsedad o acaso una impresión emocional, urgente y precaria, sin ningún valor real. Son de esas cosas que demuestran que los debates son actos para el espectáculo de la tele en el que los políticos participan como actores de un reality.

En el debate de las mujeres, en Antena 3, las cuatro acertaron y fallaron, todas estuvieron bien con sus mensajes y todas se equivocaron. Las cuatro perdieron los nervios en algún momento, interrumpieron y fueron interrumpidas, se sobrepasaron en el lenguaje y fueron objeto de ataques. Nadie estuvo bien y ninguna estuvo mal. Pero pudieron gustar más o menos a los espectadores. Ahí está la cuestión: gustar. ¿Y qué es gustar? Una apreciación entre lo racional y lo emocional que depende de la posición ideológica de quien opina y sus prejuicios. Y de sus gustos respecto del modo de ser y hablar de los candidatos. Y también del día que tengamos. Así son las cosas. Como en un reality, ya digo. En el debate de ayer, en La Sexta, con los expertos económicos de los cuatro partidos ocurrió lo mismo. E igual será hoy, San Antonio, en ese encuentro en la cumbre entre Mariano, Pedro, Pablo y Albert, una escenificación teatral para cautivar a la gente. En esto se ha convertido la democracia.

Los debates no deciden las elecciones, por mucho que se empeñen las cadenas en su ficción. Nada que no sea auténtico puede ser estimado. Si tras estos meses usted no sabe a quién votar, no necesita debates. Necesita revisar su vida.

 

 

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