Menú electoral: pan, acelgas, croquetas y cordero

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La tele se solivianta cada vez que tocan elecciones, ETB particularmente. Se vuelve hiperactiva y comienza a organizar debates y entrevistas y convoca a los sociólogos para realizar encuestas, esos anticipos del futuro que tantas angustias suscitan. Los partidos se toman los sondeos como si fueran una sesión de videncia con Rappel, un engaño por ansiedad. No entienden la ciencia de escuchar. La demoscopia no falla: es la gente que miente o cambia. Y si, algunas veces, resulta errónea es porque los encuestadores están mal pagados y chapucean. Las casas más limpias son aquellas donde no hay señoras de servicio con sueldos de miseria. Aún así EITB Focus ya es un clásico con una bien ganada relevancia.

A nuestra tele pública, sumida en su activismo, se le ocurrió enfocar la cámara sobre la vida de los candidatos e ideó La otra cara de los políticos, viejo intento de penetrar en su intimidad, ma non troppo. En una cadena anglosajona nos hubiesen presentado a sus parejas e hijos, al perro y a la abuela. Aquí eso está mal visto. ¡Pero si somos un país de cotillas, con altas audiencias en Sálvame y Gran Hermano! África Baeta y Julian Iantzi se fueron tras Urkullu, Mendia, Zabala y Otegi, a sus casas, quehaceres y cocinas. Iñigo amasó el pan, Idoia frió croquetas, Pili coció acelgas y Arnaldo asó cordero. Más allá de la sobreactuación de Iantzi, el reportaje mostró a seres humanos auténticos y líderes con bonitas historias personales. ¿Y Alonso, el del PP? No quiso estar, por no compartir pantalla con Otegi, lo que le hizo perder hora y media de televisión en prime time y una oportunidad única para enternecerse ante los vascos. ¡Alfonso, eres un fenómeno!

La segunda entrega está en la Junta Electoral, convertida en comité de programación. La ilegalización de Otegi como aspirante a lehendakari ha creado una situación inédita y sobrevenida. Si se suprimiera la parte del líder de Eh Bildu, el espacio sería un churro, indigno para su emisión. No hay plan B. Mejor que pase a la historia infame de la censura, fechoría de jueces.

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