Mientras el Ayuntamiento de Bilbao decidía anular la actuación del supuesto rapero C. Tangana, he recibido numerosos comentarios, algunos acompañados de insultos, a mi columna anterior.
Como responder a todos, uno a uno, sería largo y penoso, lo hago ahora aquí en conjunto, repitiendo que lo dicho obedece a
- Mi deseo de que, por intermediación del Ayuntamiento de Bilbao, no se pague con mis impuestos a un sujeto que canta ( o algo así) unas letras sexistas.
- Mi deseo de que mi voto no avale la ineptitud y la incoherencia de los ( y/o las) responsables de igualdad del Ayuntamiento de Bilbao.
Toda otra consideración o extrapolación pertenece a la imaginación o fantasía de cada lector ( o lectora).
Así, no me he manifestado a favor de ninguna censura de la libertad de expresión de nadie, independientemente de dónde haya nacido y de cuál sea su bandera. Los ejemplos presentes ( como el del Ayuntamiento de Madrid) o pasados ( como los relativos a Las Vulpes o a Soziedad Alcoholika) que se han mencionado ,son tan interesados como tramposos, apartándose siempre del fondo de la cuestión que es la apología de la violencia contra las mujeres.
Igualmente, las rasgaduras de vestiduras apocalípticas del tipo «1984» o las de un tono más pastoril ( «no estoy ni a favor ni en contra» o «ni machismo ni feminismo») me parecen indignas de alguien que haya reflexionado un par de minutos sobre esa violencia de la cual tenemos constancia todos los días.
Dicho todo lo cual, doy por terminada esta serie que no tendrá tercera parte…Y a partir de ahora, que cada palo aguante su vela.