CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (29.-Lee Konitz)

Entre los pocos fallecimientos ajenos a la pandemia del COVID-19, recientemente se ha difundido la noticia de la muerte del saxofonista Lee Konitz a los 92 años de edad.

Konitz, conocido entre la afición y la crítica por haber sido uno de los fundadores del free jazz, con una larga trayectoria como solista y también como participante en numerosos sextetos y nonetos – el más famoso el que compartió con Miles Davis tras la Segunda Guerra Mundial -fue un saxo alto con gran capacidad de improvisación sobre una base muy elaborada que algunos calificaron de «cerebral».

Las piruetas asombrosas de Konitz me han acompañado durante muchos años a lo largo de densas horas de trabajo en las que, de vez en cuando, cerraba los ojos y me sumergía en la melodía fascinante que lograba enhebrar sin fin.

Se suele decir cuando fallece algún creador que siempre queda su obra. Y creo que es cierto: quedan los cuadros, los libros, las esculturas…los edificios singulares. Pero la música tiene de particular su viva reproductividad, su amplia versatilidad, su específica realización que la suele hacer única.

Y así, sin pensarmelo dos veces, he puesto en el reproductor , una vez más Subconscious-Lee. Y he cerrado los ojos, en esta ocasión desde el principio, para dejarme llevar mejor por su saxofón, tal y como en muchas ocasiones anteriores me los ha mantenido abiertos, muy abiertos, sobre todo mientras escribía, ahora lo sé, impulsadas mis palabras por su melodía…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (28.- El proceso 1001)

Al llegar a esta columnilla número 1001, he recordado el proceso 1001, el macro-juicio que se celebró entre el 20 y el 22 de diciembre de 1973 contra la dirección de Comisiones Obreras, el sindicato obrero por entonces mayoritario.

Tras dicho proceso – que por cierto coincidió con el atentando contra el presidente del gobierno español , el almirante Luis Carrero Blanco- quienes fueron luego llamados «los diez de Carabanchel», con Marcelino Camacho al frente, fueron condenados a penas de entre los diez y los veinte años, señalándose la vinculación de CCOO con el Partido Comunista de España (PCE), una de las bestias negras del franquismo.

Una revisión judicial y el indulto real, puso por fin en la calle a los condenados el 25 de noviembre de 1975, a los pocos días de la muerte del dictador.

Creo que si he recordado estos acontecimientos, cuyos principales protagonistas, individuales y colectivos , ya han desaparecido, es sobre todo por la carga de encarcelamiento que llevaba por entonces la oposición al franquismo y que ya casi nadie recuerda: por ejemplo los quince años en diferentes periodos, del mentado Marcelino Camacho.

Una carga de encarcelamiento – y aquello sí que era un verdadero confinamiento- en el que más allá de reforzar lazos personales y , en este caso, ideológicos, sirvió en muchos casos para la reflexión y el estudio aun con los muy escasos medios con los que se contaba – era la época de la Televisión única.

Una carga de encarcelamiento que , en otros lares, dio lugar hasta a invenciones singulares, como fue el caso de J.H. Pilates, que , internado en un campo de concentración, desarrolló todo un programa de ejercicios físicos y mentales, combinando sus conocimientos de gimnasia, traumatología y yoga, para mejorar la salud de sus compañeros de encierro: el famoso método pilates que hoy se ofrece por doquier en tantas variantes…

1000

Sin que me haya dado muy bien cuenta, con esta he llegado a la entrada número 1000 de este blog que comenzó en los albores de 2016.

Han sido muchos y variados los temas que han circulado entre estas líneas y espero que su tratamiento haya cumplido, al menos bajo mínimos , el precepto horaciano del «miscere utile dulci», aunque mayormente mi obsesión haya sido conseguir una sonrisa. Por otro lado, quien quiera entretenerse en estas horas oscuras tiene a su disposición un centón.

En este punto no me queda sino agradecer en primer lugar a esta blogosfera la libertad con que me ha dejado publicar, incluso cuando mi punto de vista hubiera podido ser conflictivo.

Asimismo, pero no en segundo lugar, quiero mostrar mi agradecimiento a quienes me han seguido en estos circunloquios físicos y metafísicos y sobre todo a quienes se han echo eco de estas letras aunque fuera con un breve comentario : ha sido su fidelidad manifiesta y proactiva el espolón más importante de mi continuidad.

No puedo finalizar sin repetir que si he tenido alguna guía frente al teclado ha sido la de Josep Pla, con quién por supuesto nunca he pretendido compararme sino más bien aprovecharme de su sabiduría literaria a pesar de nuestros puntos de partida en ocasiones tan opuestos.

Así que gracias y muchas. Vale!

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 27.Promenade des Rochers)

Estoy seguro de que Jeanne, nuestra amiga francesa y rubia que siempre parece sacada de una comedia de François Truffaut, mira con delectación el lento batir de las olas, apoyada en la ventana abierta del comedor de su casa del Promenade des Rochers .

Y también de que con el ir y venir de las gaviotas sobre la bahía revive nuestras pequeñas travesías por este mar arisco en el Artizarra, ese velero de doce metros ahora atracado sine die.

Me gustaría decirle que, en cuanto podamos, nos acercaremos hasta allí y que no hará falta falta ni hacernos a la mar, que bastará con comer algo a L´Acanthe, tomar un café noisette y dar luego un largo paseo por la rue Gambetta hasta que nos apetezca sentarnos para beber poco a poco un buen chocolate caliente.

Pero, entre tanto, le envío un cariñoso saludo desde aquí, pues la sé en cuarentena y diagnosticada, rodeada de paracetamol y de todos los tomos de las Memorias de Ultratumba de Chateaubriand que me ha prometido leerse tomando notas…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 26. Treptower Park)

Treptower Park (Berlin)

Por las fotografías que exhibe Pablo en su blog , en Berlín el personal pasea o circula en bicicleta por las grandes avenidas y hace footing o se divierte con sus hijos en los parques, manteniendo, eso sí, unas distancias de seguridad, que no se sabe si son las habituales o las renovadas.

A Pablo lo conocimos con ocasión de un «free tour» y dada su habilidad para unir lo entretenido con lo erudito le seguimos de vez en cuando porque siempre tiene algo que contar.

Pero aun así estas imagenes tan relajadas de Berlín me han dado mucho que pensar, y todavía más los comentarios que han suscitado acerca de las mismas como exponente de cómo algunos gobiernos se pueden tomar la pandemia del COVID-19. Parece como si la enfermedad formara parte de cierta cotidianidad y que , por ejemplo, el número de muertos, que son ya 4.500, fuera simplemente aceptable: aunque, claro, hay que reconocer que la tasa de mortalidad en Alemania está por debajo de un 1% de los infectados.

Aun así, este tono, tan alejado del espíritu trágico que por aquí nos rodea, quizá pueda deberse a que el pueblo alemán está muy acostumbrado a grandísimas tragedias y acusado de otras tantas más, hasta el punto de que acaso se haya inmunizado ante el dolor propio y el ajeno, haciendo valer aquellas palabras que en su momento ya mencioné de Ernst Jünger: «La suma del dolor no reclamado se acumula para formar un capital invisible que va aumentando con los intereses y con los intereses de los intereses…»

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (25.- Wang Fu Jing )

He recibido un email de Lu, mi antigua profesora de mandarín que ahora ejerce como Titular de Filología Hispánica en Beijing.

Me pregunta, con ritual chino y proximidad amical, qué tal estoy y qué tal están «los míos», y , a continuación, me transmite que, a pesar de lo que se pueda estar diciendo, al menos en Beijing reina una cierta normalidad, la gente vive su cotidianidad, eso sí con mascarillas, la universidad está abierta y, por ejemplo, la famosa «calle moderna» , la Wang Fu Jing, está siempre a tope, sobre todo el gigantesco centro comercial que Apple levantó hace ya unos años. Luego se despide con un abrazo, algo impropio de su cultura originaria y también de estos tiempos de confinamiento, pero que, al cabo, no deja de ser virtual.

Lu pasó de ser una defensora a ultranza del régimen comunista, siempre siguiendo más la estela de Zhou Enlai que la del mismo Mao, a simplemente preferir «la ideología utópica del Partido Comunista a la utopía ideológica del capitalismo de libre mercado», como recuerdo con exactitud que me dijo – porque lo apunté en una servilleta de papel – cuando nos vimos la última vez a la vuelta de un congreso celebrado en Sanghai.

Pero claro, no sé qué pensará ahora que China se ha convertido a la vez en el lugar de origen del COVID-19 – ese «virus chino», como le llaman Donald Trump en la Fox y Gabriel Albiac en el ABC – y en el suministrador mundial al por mayor de mascarillas para combatir su expansión…

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS ( 24. Los jabalíes de Le Madonie)

Este año no viajaremos a Sicilia.No podré volver a disfrutar de aquella tierra árida y troceada por tantos terremotos, de aquellas ciudades decadentes ,saturadas de palacios y conventos barrocos ,ni de aquel mar de color de vino, la mayor de las veces tan airado como el Etna…

Mi amiga Paola Florio, confinada en su villa familiar de Cefalú – ¡ qué suerte! – y conservadora del Parco Nazionale delle Madonie, me dice que hay una gran preocupación pues las piaras de jabalíes están abandonando en masa el bosque y se están dejando ver por las carreteras de Isnello y Mongerrati : un par de años atrás fueron necesarias varias batidas porque la situación se había vuelto peligrosa pero ahora, con el COVID – 19 , no hay ni personal disponible ni ganas.

También me dice que Carlo , su marido, está pensando en retomar provisionalmente los hábitos, amparándose en la marca indeleble y en la bondad del ordinario, para volver a confortar a enfermos y moribundos, haciendo abstracción de su pasado izquierdista en Lotta Continua y de su admiración por el olvidado Toni Negri.

Tras colgar el teléfono, me he quedado con dos sensaciones , una drásticamente física y otra temblorosamente metafísica.

La física es la constatación de ese avance de la naturaleza ante el retroceso confinado de la humanidad – se habla de pumas en Chile y de leopardos en la India- , una humanidad cercada, por cierto, por un enemigo empírico tan pequeño como letal.

Y la metafísica, el retorno a la consolación espiritual ante la tragedia inmediata ,que se está desarrollando a través de las entretenidas narraciones inoculadas desde las redes electrónicas, y que operan como un buen remedo de las grandes narraciones siempre reinterpretables que ofrecían – y ofrecen -las religiones tradicionales.

Pero, aun así, la invasión de los jabalíes de Le Madonie me parece mucho más significativa por la carga metafórica que conlleva , ya que nos coloca a las puertas de la ciencia- ficción…Y de la intervención de Bruce Willis…

CRÓNICAS DE CORONAVIRUS ( 23.- South Chicago)

En estos días de confinamiento me han venido a la cabeza más de una vez algunas imágenes de mis visitas a las barriadas más pobres del South Chicago.

Durante mis estancias académicas en aquella ciudad del midwest hice varias incursiones, siempre «escoltado» por un cura católico que parecía ser uno de los pocos nexos que existían entre aquel submundo marginal ,mayormente poblado por una incontable negritud, y el brillante y espectacular mundo blanco del downtown. Eran incursiones breves y pautadas, siempre seguidas muy de cerca por muchos ojos tan sorprendidos como atónitos, y más por el aspecto que teníamos el cura y yo, el tan rubio a pesar de su sotana negra y yo más pelirrojo que un wasp de libro.

Las calles estaban repletas de coches abandonados , había fogatas aquí y allá, a lo lejos sonaba algún radio-cassette y cuando entrábamos en alguna casa para dejar algo de ropa o de medicinas, nadie decía nada, pero siempre nos invitaban a un café de puchero que a mí me calmaba mucho, muchísimo.

Allí nadie sabía a ciencia cierta cuándo había nacido, y como mucho era conocida la mujer que lo había parido; el agua y la luz se pirateaban muy organizadamente sin problemas ni reclamaciones; la policía no entraba jamás, salvo como consecuencia de una persecución y aun así, al llegar a los alfoces del mundo «civilizado», se lo pensaban; y, por supuesto, nadie sabía de republicanos o democrátas y no votaban porque , además, no existían en los censos electorales…

Y con estos recuerdos, me ha llegado también como una punzada, la pregunta de qué estará ocurriendo ahora en aquellas calles , dentro de aquellas casas, ahora que el COVID- 19 se está extendiendo en aquellos lares a una velocidad mucho mayor de lo que se esperaba y en donde ni siquiera los WASP ( White-AngloSaxon- Protestant) tienen una sanidad pública que les ampare…


CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (22.- Re-publica)

«No puede haber unos Presupuestos de emergencia sin un plan de reformas para un Estado fuerte y eficaz: es decir , menos sometido a los condicionantes nacionalistas y menos lastrado por los lujos de la ideología».

Aunque suelo leer todo lo que puedo sobre cuestiones políticas, no me gusta opinar sobre ellas más allá del círculo de mis amistades más íntimas porque sé, por formación y por experiencia, que sin solución de continuidad se conforman como las disputas religiosas del pasado.

Aun así, el párrafo anterior, extraído de un artículo publicado por la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, hace un par de días, me ha dado que pensar y no tanto por sus, repito, connotaciones políticas como por sus últimas palabras

Pues esta última frase- la de «los lujos de la ideología»- me ha recordado inmediatamente a la famosa teoría que defendió en su momento el miembro del Opus Dei y adalid de la tecnocracia Gonzalo Fernández de la Mora en su libro El crepúsculo de las ideologías ( 1965), tomada probablemente de los escritos del pensador conservador Daniel Bell, sobre todo en su obra El fin de la ideología (1960), teoría que defendía la inutilidad de las ideologías ante el triunfo universal del capitalismo y de la economía de mercado.

Sin embargo, esta renuncia explícita a lo ideológico, es decir al punto de vista más o menos justificado sobre la realidad, no puede ocultar , al menos, en este caso su afirmación implícita sobre la única ideología posible – lo que después se ha denominado «pensamiento único» o «políticamente correcto»- que en este caso se reclama de «un Estado fuerte y eficaz» como si esta institución suprema no se la supusiera «nacional».

Y al respecto, lo que se dice sin querer decirlo explícitamente aparece mucho más claramente expresado en otro párrafo del mismo artículo, que reza: «No puede haber una reagrupación nacional sin las renuncias explícitas de los los separatistas a la independencia y de los comunistas a la República».

Con lo cual, desvélase una tosca artimaña, pues la reagrupación nacional es vicaria del reforzamiento estatal, y de paso, como si fuera un aviso para el día de hoy, la República, como modelo y proyecto de Estado, queda del lado…¡de los comunistas!

Vamos, que parece que o detrás de quien ha dado a la luz este artículo no hay muchas ideas nuevas, o que tiene títulos (¿universitarios?) más falsos que un amadeo

CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS (21. Hikikomori)

Cuando tenía 15 años escribí un relato- entonces se llamaba cuento- titulado «El paseante».Lo hice a instancias de mi tío, el escritor y periodista catalán Julio Manegat, que pretendía sacar de mí un novelista como aquel escultor del chiste que intentaba dar a la luz un San José de un bloque de piedra.

«El paseante» trataba de un individuo que se resistía a aceptar la orden gubernativa que prohibía salir de casa para pasear y que era detenido y encarcelado.

Para rato iba yo a pensar que aquello ,que ahora se llama distopía, se iba a hacer realidad convirtiéndonos en participantes de un a modo de hikikomori ,el fenómeno de esos jóvenes japoneses que se encierran en sus casas alternando la cama con la pantalla de sus ordenadores cuando no , hartos ya definitivamente, se convocan a suicidios colectivos.

Con el tiempo me he dado cuenta de que pesar de lo mucho que me gustan los paseos físicos y más entre altos edificios y gaviotas, puedo también disfrutar y mucho de algunos paseos metafísicos moviéndome en un libro o en una melodía cuando no en la memoria y en la imaginación – esa prima buena de la nefasta fantasía – y que para ello tan solo necesito dejarme llevar haciendo un alto en el camino.

Quizá por todo lo anterior decidí en su momento titular este blog así: «El paseante», sin que me diera muy bien cuenta, como en tantas ocasiones de la vida ,de lo que estaba haciendo…