Ayer, tras la Reunión de la Junta Extraterritorial del Desayuno de los Martes, acompañé a Mikel hasta su despacho universitario, dando un paseo por Abandoibarra. Le comenté que me había sorprendido mucho el email que nos había leído – aquel que decía:» ola, tio, keria saber kuando podrriamos kedar pa eso del esamen» – y que no comprendía cómo alguien que escribía asi podía haber llegado hasta la universidad.
Sin dejar de andar Mikel soltó una larga parrafada que me dejó un tanto estupefacto: » Bueno, quizás es que somos unos antiguos, porque me consta que a mucha gente ya no le importa mucho este tipo de cosas. Pues de la misma manera que cedieron ante las calculadoras o que ya han cedido ante google-maps o los gps en vez de preguntar, también creen que los correctores automáticos se encargarán de la ortografía, toda vez que ya apenas si se escribe a mano…La mayoría de mis colegas hacen pruebas «objetivas» que se resuelven con una «x» y el » copia – pega » está a la orden del día en los trabajos escritos por mucho que se insista en que «hay que gestionar el conocimiento» … Por lo demás la memoria es una capacidad poco apreciada y consecuentemente se externaliza a todo tipo de dispositivos, un poco como se han ido externalizando casi todos los servicios sociales de aquello que se denominaba «Estado de bienestar». . Hasta los políticos parecen tener un repertorio de frases cortas y tópicas que combinadas aleatoriamente sirven para hablar de cualquier cosa…En fín, que probablemente vamos hacia un mundo en el que seremos, al menos desde lo que ahora podemos entender, más felices y más tontos ( y tontas) en la acepción etimológica de la palabra.»
Sin responder nada, dejé a Mikel a la puerta de la Universidad y continué mi paseo hasta que me perdí por la parte baja de San Ignacio rodeado de gaviotas. Y me acordé de aquello de «¡Mira , mira, una gaviota!…¡Sí, como tú de idiota!». Y sonreí sin saber muy bien porqué…