Aunque todavía nuestro bien amado Rouco Varela no lo sepa ¡Dios está con los indignados! Aunque los indignados no se lo crean ¡Rouco Varela está con Dios! Y aunque les repugne a las citadas partes, la lógica nos dice que el Obispo madrileño a la fuerza debe estar también con ellos, quieran o no quieran los indignados; quiera o no quiera el propio Rouco Varela. Al menos eso desprendo yo de la lectura actualizada del Sermón de la Montaña donde se recogen las Bienaventuranzas.
En verdad os digo, que todos los Obispos comparten espiritualmente la causa de los indignados y abrazan en Cristo sus justas reclamaciones; lo que ocurre, es que lo hacen al modo en que el Santo Varón Aznar hablaba catalán, o sea, en la intimidad de su alcoba emulando el desgarro existencial de “vivir sin vivir en mi y muero porque no muero” en el que subsiste el mensaje de nuestro Señor envuelto en los ungüentos momificadores de una institución que pese a todos sus humanos fallos lo ha preservado a lo largo de dos mil años, a ese amor por los pobres, por los perseguidos, los desahuciados, los enfermos, necesitados de salvifica misericordia derramada desde lo alto de la Cruz no sólo para los que en su palabra creyeron – apañados estaríamos desde la huida cobarde de sus discípulos – sino de todos cuantos desean el bien de sus hermanos, aman la justicia y buscan denodadamente la verdad, cosa que nadie les puede negar a cuantos estos meses se vienen manifestando pacíficamente en nuestras calles y plazas contra el Poder omnímodo el mismo con el que fuera tentado Jesús durante cuarenta días y noches en el desierto, con las mismas armas con que lo hicieran Profetas como Isaías o Juan Bautista, con la indignación y la palabra, me refiero. Mas ¡cuidado! Como advirtiera Jesús en Mt 5, 13 Ellos (Los Indignados) son la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
A caso por eso, la otra noche, después de ver las imágenes de lo que en tiempo real estaba sucediendo en la Plaza del Sol, hablé con Dios y precisamente me dijo de escribir esta verdad para que todo el mundo tenga conocimiento de que ¡Dios está con los indignados! Porque como expone Mt 5, 14-16 Vosotros ( Los indignados) sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte (Una Plaza) no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Es más, me dijo que Él también está indignado y para que me hiciera una idea, me envió como señal a la mañana siguiente el libro del Vallisoletano José L. Fernández Casado “Terrorismo contra Dios” donde viene excepcionalmente narrado el atentado que desde los distintos poderes como la Banca y los Gobiernos se vienen cometiendo contra el Orden Divino.
Me gustaría que a la Jerarquía de la Iglesia Católica española no le sucediera lo que le pasó a las letras de nuestro país reflejadas en un Cervantes que le fuera negado a Cela durante varias ediciones y que a todo corre corre para no quedar en vergüenza que sumar a su ya descrédito tuvieron que concederle de postre tras el plato principal del Nobel, es decir, que no tuvieran que explicitar su espiritual abrazo a la gente que indignada se manifiesta, después de que el Santo Padre otorgue públicamente su bendición al 15-M, pues hasta esto se me ha comunicado: que el Papa hará un guiño a quienes desde la más sana desesperación, sin liberados como los sindicatos, sin dinero público como los partidos, sin subvenciones como las Oenegés, con la más pura autogestión solidaria, totalmente anónima, como la caridad cristiana, ha sabido alzarse contra la injusticia que supone llevar a la miseria a personas trabajadoras, honradas familias que han creído en la virtud del sistema democrático cuan Epifanía celestial traicionada por las fuerzas demoníacas que nos gobiernan desde la más absoluta impunidad positiva.
No crean ustedes que es mera coincidencia que el 15-M haya hecho de la Plaza del Sol su baluarte y que por ello mismo las fuerzas oscuras del mal pretendan eclipsar ahora su fuerza invicta irradiadora de Luz para las mentes dormidas y calor para quienes han perdido la esperanza. Este signo debería abrir los ojos a la Iglesia y guiar a sus fieles en apoyo de este Movimiento ciudadano de indudables raíces cristianas. Y no con menor ardor, las personas que acuden en cívicas manadas a las convocatorias indignadas deberían llenar los Templos donde sus reclamaciones serán escuchadas por el Rey de Reyes y aprovechar la visita del Santo Padre Benedicto XVI para acompañarle calurosamente durante la Jornada Mundial de la Juventud haciéndole llegar nuestras justas reivindicaciones que seguramente serán atendidas con todo el amor de su corazón y de su inteligencia que no es poca en su actual Santidad, pues si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.
En cualquier caso, estoy autorizado por el Dios del Cristo vivo que no del Cristo muerto al que otros tanto veneran regocijados de verle crucificado, para enviaros su bendición creáis o no creáis en Dios, pues eso es del todo superfluo; Lo importante es que Dios, sí cree en vosotros.
