Cuatro coches y una ayuda social

Han tenido que llegar las vacas flaquísimas para que los ayuntamientos cayesen en la cuenta de que llevaban años regalando un aguinaldo de la partida presuntamente social a quien, por ejemplo, tiene un chalé y una autocaravana. O a quien se ha comprado dos furgonetas nuevas en unos meses. O al propietario de un BMW, un Volkswagen Polo Coupe, un Hyundai y una Renault Kangoo. Desgraciadamente, no son casos figurados. Ni esos, ni el resto de los que enumeraba en DEIA Olga Sáez, con datos proporcionados por el consistorio de Bilbao, donde se han detectado 1.254 posibles fraudes. En Gasteiz hay otros cuatrocientos, más de quinientos en Barakaldo y así, me temo, suma y sigue. Mientras, el hombre del que les hablaba ayer, Luis Miguel Santamaría, duerme en la puñetera calle porque en las arcas de su municipio sólo quedan telarañas.

Está muy bien -a la fuerza ahorcan- que los administradores de esos dineros se echen las manos a la cabeza ahora que las cajas están vacías. Lo incomprensible es que no hayan movido un dedo antes. Siempre me ha maravillado la facilidad con que los guardianes del orden ciudadano encuentran mi coche para blasonarlo con una multa cinco minutos después de que me caduque la OTA y, sin embargo, no haya un cuerpo de husmeadores igual de efectivo para dar con estos trileros de las ayudas sociales. Basta pisar un poco la calle para saber que la mayoría de estos estafadores actúan a plena luz del día y que incluso los hay que, en lugar de ocultar su trampa, presumen de ella porque todavía está bien visto darle un bocado a la pasta pública.

Igual que la Gürtel

Merece la pena que nos detengamos en esa disculpa social -cuando no aplauso- del timo a la Administración. No falta quien lo tiene teorizado como una especie de redistrubición de la riqueza por las bravas o, sin más, como una muestra de inteligencia y osadía de quien lo comete. A mi me parece tan latrocinio como lo de la Gürtel o la Malaya. El tipo ese de los cuatro coches -que, por cierto, luego se compró un Mercedes descapotable y un Volkswagen Touareg- me despierta tanta simpatía como Cachuli o el tal Roca de los wáteres de oro.

Con dolor, anoto también la decepción que me ha producido ver que algunos colectivos que luchan a pie de obra contra la exclusión califiquen las investigaciones como “criminalización de la pobreza”. Seguro que algún munícipe sin entrañas ha aprovechado el viaje para cepillarse un puñado de ayudas justas. Denúnciese cada caso así, pero no amparemos a los que, sin necesitarlo, se lo llevan crudo.

5 comentarios en «Cuatro coches y una ayuda social»

  1. Tienes muchisima razon y parece mentira el comentario de algunos colectivos que debian apreciar claramente que lo que se reparte injustamente afecta directamente a los que lo necesitan de verdad…es cierto,para cobrarte una multa de ota (que delito mas horrible) ya espabilan bien, pero como siempre aqui predomina la ley del «mas jeta compeon»…QUE PENA!!

  2. Pues has dado en el callo, Javier.
    Pero faltan elementos en esa relación…
    por ejemplo algún colectivo que no voy a nombrar para que no me acusen de racista, que vive mayormente de noche, «recolectando» bienes ajenos y disfruta de ayudas públicas sin pegar un palo al agua (palos muchos; al agua no).
    Faltan también profesionales liberales y empresarios que disfrutan de becas, exenciones de pago de matrículas e incluso viviendas protegidas gracias a las cuales pueden mantener un elevado tren de vida que no se explica a la vista de sus escuálidas declaraciones. Faltan locales situados en las mejores ubicaciones de nuestros pueblos y ciudades, donde se dice que se practica la usura (legal, eso sí), la especulación inmobiliaria y el desahucio de l@s más débiles, pero se perdonan deudas a partidos políticos y a determinadas empresas… dicen…
    Falta una institución feudal, vergonzante y despilfarradora, cuyos miembros, tod@s muy emparentad@s, participan en decenas de consejos de administración y fundaciones de dudosa utilidad…
    En fin. Que falta bastante gente en esa relación.

  3. Tercer intento-

    Coincido esta vez con lo que expones JV.

    Ya es importante que se aire la situación de ese padre y de su hijo a los que se les ha reirado el coche-patera, pero ello no hará, pienso, que puedan dormir bajo techo esta noche.

    Y pregunto, ¿cómo puede ejercerse la solidaridad en directo para ese caso concreto?

  4. Hasta que no se pidan responsabilidades a quién dá esas ayudas sin control, esto no cambiará. La culpa la tiene el que pide sin merecerlo, pero, aún más culpa tiene el que pregona a los 4 vientos que dá dinero y hace efecto llamada. Donde vivo, hace tan solo 4 años había decenas de personas autóctonas que eran empleada/os de hogar, ahora creo que solo quedan 4 ó 5 , el resto son extranjeros. Pregunta a esa gente que lógicamente no ha ascendido al consejo de administración de BBVA, si le parece bien este asunto. Tanto en tema ayudas sociales, como la invasión a la que nos han sometido nuestros políticos.

  5. A por ello, y que devuelvan hasta el último céntimo, pero con intereses a ver si espabilamos todos de una vez y nos concienciamos que el dinero público es de todos y para todos, a ver si al que se aprovecha le parecería bonito que sus impuestos fueran derechicos a mi cartera, la que armaría, pues esa es la koxka, nunca es tarde si la dicha es buena, claro que habrá que estar encima para ver como se reparte y por favor que sea a los que verdaderamente lo necesitan.

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