El infierno está alicatado hasta el techo con una doble capa de buenas intenciones. Y ojalá que, por lo menos, sean de verdad buenas las que están detrás de lo que los periodistas seguimos llamando por testarudez o inercia Plan de Paz, pese a haber sido rebautizado oficialmente como Plan de Convivencia Democrática y Deslegitimación de la Violencia. Primer síntoma para la desconfianza: como en las cartas de los restaurantes, la sustancia es inversamente proporcional a la longitud de la denominación del plato. Y ya estamos empezando a verlo. La consejera de Educación acaba de reconocer que aquello que era tan urgente incorporar a la línea curricular -antes, simplemente programas escolares- va a tener que esperar, como poco, hasta el primer trimestre de 2011. Lean marzo, a tiro de piedra del fin de curso. Por lo visto, no ha dado tiempo a “adecuar los materiales”, signifique el eufemismo lo que signifique.
Hago una lectura positiva del retraso. Eso que, siquiera por unos meses, se ahorra la chavalería designada para probar en sus carnes algo seguramente no muy distinto de la vieja Formación del Espíritu Nacional. Y no voy por la cosa identitaria. De hecho, este plan me resulta tan improcedente e impertinente como el anterior. Uno y otro me parecen peligrosos autoengaños paternalistas. Otra vez tratamos de quitarnos nuestros complejos de culpa endosándoselos a nuestros hijos y, de propina, cargando sobre los docentes una responsabilidad que no les corresponde. No al ciento por ciento, por lo menos.
El sufrimiento como asignatura
Son necesarios camiones de ingenuidad para creer que unas buenas palabras dichas desde la tarima o un vídeo que los alumnos mirarán mientras se pierden en sus musarañas provocarán oleadas de futuros ciudadanos pacíficos. Todos hemos estado sentados en varios pupitres y sabemos de la impermeabilidad que se desarrolla en ellos. La ley de la gravedad, la tabla periódica de los elementos, las características del ser parmenídeo eran sólo letanías que escuchábamos de fondo mientras pensábamos en el partido contra los de la clase de enfrente. Y como aprenderlas era un peaje para aprobar, acababas incubando un sentimiento cercano al odio hacia esas materias.
“Mañana tengo examen de Víctimas”, dirán con fastidio los chavales. No suena muy empático hacia las personas que han padecido la violencia, ¿verdad? Pero la culpa será de quienes han convertido ese sufrimiento en una asignatura escolar que, para colmo de males, resultará una de las mil marías del actual sistema educativo.
«lunes 31 de marzo de 2008
Mi brindis por los 25
Previsible… pero inevitable. En el día en que la actual Radio Euskadi cumple veinticinco años no puedo escribir de otra cosa que no sea el lugar donde se ha ido quedando la mitad de mi vida y donde ahora sé que quiero que se quede el resto.
…»
Me ha gustado releerte lo anterior, JV. Me da tranquilidad y confianza. Cabe la esperanza del cambio, del cambio en los propósitos, en las mentalidades, en las actitudes y en las acciones.
Una persona muy querida por mí suele decirme, desesperanzada: «No cambian las personas, no cambian. No cambiamos.»
Y claro está, no lleva razón, por más que el cambio no sea sencillo, ni siempre sea a mejor, cuando se produce.
Le pondré tu caso como ejemplo, la próxima vez que aparezca el tema en nuestras conversaciones. Espero que lo aprecie y lo tome en cuenta.
Yo, por mi parte, aguardaré pacientemente a ver cómo mudas de opinión en relación con el tema que hoy expones. No sé en qué sentido será el cambio, pero lo aguardo.
Tu escrito de hoy gustará en Deia y alrededores en cuanto al fondo y a muchos más en cuanto a la forma. Desde el punto de vista educativo lo tengo por un error. Como escribe José Antonio Marina, la educación o es cosa de todo el grupo social o anda coja. Aquí andaba y anda coja en aspectos muy sustantivos. Por eso me parece más razonable sumarse a un propósito de estimular la conciencia cívica por la vía democrática, también desde el reconocimiento del drama del terror soportado y de las violencias presentes en esta sociedad, que boicotearlo.
Has aludido a las denominaciones empleadas. Te diré que coincido contigo en lo relativo a los restaurantes, pero no en esto. Emplear el término «Paz» antes, no lo hacía más apropiado para alcanzarla.
Ayer, escuchando al Embajador de Canadá en su exposición en la UPV, donde habló del modelo político de su país como un modelo de éxito para asentar la convivencia , pensaba sobre cuánto le debe la estabilidad de ese país a la solidez y a la coherencia de la educación que dispensa a sus jóvenes ciudadanos siendo un país de emigrantes, casi. El Embajador, Mr. Graham Shantz, lo atribuía a la tradición democrática del país, de más de 250 años, mayor que los más de 140 de independencia.
Y yo me seguía sorprendiendo de sus soluciones pacíficas ante los intentos secesionistas, a diferencia de lo que aquí ocurre.
Y me sorprendía de ello tanto como de la inhibición y del silencio de nuestros jóvenes universitarios que nada le preguntaron sobre ello desde una UPV plagada de carteles de «combate y lucha», además de los carteles invitando a la fiesta y al jolgorio y de los inevitables «se alquila».
Pero aquí hay lo que hay, mucha nostalgia de lo que nunca fue y escaso fondo democrático, aún, me parece a mí.
Saludos.
IO:
Había decido no participar en los comentarios del blog, más que nada, porque no me da la vida, pero siento la necesidad de hacer una excepción porque creo que has sido profundamente injusto. Lo comprendería en alguien que desconoce mi trayectoria, pero me consta que no es tu caso.
Primero, haces una trampa citando unas palabras escritas hace más de dos años. Yo quería entonces quedarme en aquella Radio Euskadi, mi casa de siempre. No he sido yo quien cambiado sino ese lugar que dejó de ser el sitio al que yo quería ir todos los días para convertirse en un martirio.
Luego, con las orejeras puestas dices que mi escrito gustará mucho en Deia y alrededores. No has debido de leer bien. He dejado claro que no me gustaba ni este plan ni el anterior, elaborado por el Gobierno anterior. Con idéntica rotundidad en las palabras. Simplemente no creo en las buenas intenciones, ni en la educación en valores que da por supuesto que todas las criaturas son idénticas y responderán exactamente igual ante un estímulo. Aquí no hay siglas ni ideología.
Me ves a través de un prejuicio. Tienes todo tu derecho. El mío es decirte que ese no soy yo. Te lo digo específicamente a ti, que algo sabes de mi. Comprendo que muchas otras personas que no me conocen hagan la ecuación facilona: Escribe en Deia, luego está al dictado del PNV; Escribe en Público, por lo tanto, le dictan las cosas en Ferraz. Pues no, Io, no. Y tú deberías saberlo mejor que nadie.
¡Qué mosqueo, JV! Ya lo siento, chico.
De tu entrada de hoy me interesaba y me interesa:
– destacar que las personas cambiamos, que nos adaptamos a situaciones nuevas y, a veces, hasta el cambio es a mejor.
. señalar que desde un punto de vista educativo, tengo por un error la posición que has expuesto.
Das por supuesto que te conozco, en tu trayectoria profesional o como persona, pero no es así. Nos hemos visto fugazmente en dos ocasiones en dos años. Hemos cruzado unas pocas frases. hemos intercambiado un par de mensajes por correo electrónico y suelo poner algunos comentarios en blogs que no te son desconocidos. Por no saber, no sé ni tu segundo apellido, ¿comprendes?
Tengo simpatía hacia JV, simpatía inducida, porque fío en el criterio de quien me induce.
Conocer a una persona, para mí, supone pasar algún tiempo con ella y pasarlo con ganas de escuchar y de comunicar. Si encuentras el tiempo de tomar juntos un café y de charlar, pondré de mi parte porque sea posible, claro que sí.
Lo que te cuentan los demás de alguien, es otra cosa. No me parece que permita conocer, ayuda a perfilar una imagen, como mucho.
Leo, escucho poca radio y comento a veces sobre algunas de las cosas que leo.
Me equivoco cada día en mis apreciaciones. Y también en el modo de expresarlas, por más que procuro hacerlo de un modo cortés, no hiriente. Asumo el coste de todo ello, no lo endoso.
Y eso es lo que puedo decirte, JV.
Saludos.
La premura debe ser ley cuando se trata de mitigar la «desesperanza» de una persona «muy querida» para cualquiera.
Personalmente no hubiera esperado al pretendido «cambio» (el problema no será que en este caso va en dirección contraria al mantra de la cansina y brumosa «normalización»,IO?) de Vizcaíno para ejemplarizar sobre los cambios personales que sí,se producen.Primero porque como dice Vizcaíno,el cambio en el ejemplo que nos ocupa se produce mas bien en la otra parte,y si como comenta Vizcaíno él lo notó desde dentro,los demás lo hemos notado desde fuera siendo el sentido de dicho cambio irrelevante a lo que nos ocupa,que no a otros efectos,por supuesto.Queda pues claro que éste no es el mejor ejemplo de «cambio personal»,mas bien sería buen ejemplo de cambio de circunstancias y entorno que convierten en «no deseable» algo antaño «deseado» por una persona.
Por lo tanto,no se hubiera tenido que esperar tanto tiempo para encontrar ejemplos mucho más objetivos e irrefutables de cambio personal,y citaré dos objetivamente irreprochables;
Podría IO,por ejemplo,haber puesto el ejemplo a su ser querido de Egiguren,(flexiguren para algunos) que en una sesión parlamentaria se jactó entre las risas de Pastor Y Rodriguez de haber estado un día en la Concha repartiendo propaganda antiOTAN y a los quince días en actos de apoyo al ingreso de España en la OTAN.Evidentemente,la OTAN de quince días antes era la misma que la de quince días después.(Está en Youtube)
Otro podría haber sido el ejemplo de López,que 4 días antes de las elecciones de 1 de marzo insistió con cara muy seria y tono grave en que;»He dicho una y mil veces que JAMÁS pactaré con un PP que en euskadi sólo sabe hacer antisocialismo y antinacionalismo».Evidentemente,el PP de cuatro días después era el mismo que el de cuatro días antes.(También está en Youtube)
No tendría que haber esperado,por lo tanto,a un ejemplo tan errado como el de Vizcaíno, habiendo tan buenos y claros ejemplos de cambio personal en López y Egiguren,por ejemplo.Su ser querido lo habría entendido mejor,y no hubiera tenido que esperar tanto tiempo.
Por cierto, «las soluciones pacíficas ante intentos secesionistas,a diferencia de lo que aquí ocurre»,quizá tenga algo que ver con que en Canada no tienen tanques esperando para que la secesión sea imposible «te pongas como te pongas».
Pero aquí hay lo que hay,escaso fondo democrático,aún,y ni se le espera…………..
A mí también me va la vida, pero aprovecho este insominio instalado desde hace meses para declarar mis intenciones (que no importan más que a mi misma).
En relación al» Plan de Paz», estoy convencida que en nada tiene que ver con la educación, y el desarrollo de cualidades empáticas (tan de moda en los cuartelillos de la guardia civil y en la Audiencia Nacional) y sí tiene que ver con la «imposición política en las aulas».
La Paz, no se estudia, se ejerce, y el EJEMPLO es la mejor forma de aprender. y practicarlo.
¿es ese ejemplo, (por ejemplo) cuando Iturgaiz decía,: «me alegro que haya muerto fulano o mengano, porque ya no pondrán bombas????,
¿» me alegro.es una expresión de Paz, por el PP, cuando se trata de la muerte del enemigo,????
Recuerdo hace ya mucho tiempo,un vecinito que tenía yo , su padre era policia.
Este niño a raíz de una mani en la calle donde viviamos, y ver a la policia pegar a diestro y siniestro ,cada vez que oía un coche policial lloraba.
Su padre le afeaba el gesto, y decía que fuera valiente, y mil cosas más, pero el niñito decía: «malos, malos, no, no»
El ejemplo.
Por mucho que se insista los niños aprenden lo que ven.
Pertenezco a una generación,donde se hablaba de la guerra y de la violencia que sufrieron nuestros padres, abuelos y tíos, que fueron víctimas .
He pasado una adolescencia, donde he sido víctima de amenazas, por parte de la guardia civil, donde he visto a gente torturada, exilada, viuda y enferma a causa de la violencia de estado.
Sí, Io he visto a gente que habeís cambiado de chaqueta, que habeís sido desleales con vuestras familias, que como decís muchos «habeís cambiado a mejor» a mí me parece a peor, porque ha sido por intereses económicos y de «clase» que lo habeís hecho, habeís cambiado porque en vez de luchar con dignidad habeís tragado con estupor.
Y lo malo y perverso de todo ello, es que no habeís vomitado lo que tragabaís.
Los chicos de ahora, os devuelven la moneda Io, saben que les da igual, que no van a entrar en ninguna batalla ni de un lado ni otro, con ellos no hay violencia política, al menos lo creen así, aunque la hay y gorda, una violencia económica descomunal, pero han vivido siempre así, escuchando batallas de segunda generación y saben que la gente se acomoda y «cambia».
No hay víctimas de un bando, y no de otro, no las hay porque seguimos en conflicto, y porque los conflictos nos hacen avanzar, buscando formas de convivencia pero el conflicto es el motor, no la paz mansurrona de gano yo y tú pierdes, porque eso ni es paz ni es nada.
Vivimos en una sociedad violenta, y ETA no es sólo ni exclusiva forma de violencia, el poder económico liberal y el estado como máquina judicial y legislativa es violenta, si eso no se comprende no conseguiremos nada.
Javi VIz, estoy de acuerdo contigo:» de buenas intenciones está el infierno lleno»….en ésta y en otras muchas cosas.
Contigo Io, desde hace tiempo no concuerdo en nada.
Ha pasado el tiempo, pero no me resisto a decir lo que pensé y pienso.
Me alegro de que se retrase el «plan». En lo personal. Porque este año, a mi hija le tocaba.
Y nos planteábamos si íbamos a colaborar en que no fuera a esas clases…
Joder, ¡¡que no!! Que estamos hartos de ENSEÑARLES EN CASA que nada justifica la violencia contra los demás.
Que no se puede construir una sociedad mejor en base a la violencia.
Y para eso no necesito que alguien vaya a decírselo. Sinceramente.
Esto me recuerda a aquel debate televisivo en el que participara Jonan Fernandez con ¿Josune Uriarte? una exdiputada del PSE, no recuerdo bien su nombre, en el que ésta se quejaba de que los nacionalistas no querían compartir su vida, y la presión de los violentos en la universidad.
Jonan se prestaba a ir con ella a tomar y café, hablar y pasear en público, hacerse ver y solidarizarse con ella alli donde hiciera falta. Ella replicaba que eso no era bastante, que lo que tenía que hacer era acompañarla a predicar en clase que (lo siguiente es caricatura mía) «la Constitución Española es la base de nuestra sociedad» y a «renunciar al demonio del nacionalismo». Y él respondía que compartía su dolor pero no su ideario político.
Porque, ¿a quién pretende mandar Educación a la clase de mi hija?
¿a aquella viuda víctima del terrorismo que dijo «Presidente» López, que eso de lehendakari es cosa de los naZionalistas? ¿A aquella que dice que sólo el amor a España y la aceptación de la Constitución Española como principio básico e inamovible puede traer la libertada a Euskadi?
con todo mi respeto para su dolor.
Y ¿después qué? ¿Traeremos también a víctimas palestinas de la violencia israelí? ¿A colonos israelitas víctimas de los misiles palestinos? ¿A los saharauis? ¿A los niños del biafra? ¿A las mujeres de Afghanistan? ¿A los pingüinos? ¿A las focas monje?
No sé si saldrán buenos o buenas médicos, ingenieros, albañiles o soldadores, pero saldrán expertos en sufrimiento humano. ¿Para qué?