Preámbulo número uno: soy partidario de gastar los dineros de la tele pública, antes que en gazmoñadas y potitos ideológicos, en programas como Escépticos, que se estrenó el pasado lunes en ETB-2. Incluso aunque la audiencia fuera discreta —no está el patio catódico de Surio para muchos cohetes—, son estos productos los que dan sentido a un medio que debe distinguirse, sin obcecarse en el share, de los pastelones que nos atizan las privadas. De la TDT cavernaria, ni te cuento.
Preámbulo número dos: muchas de las personas a las que más admiro y de cuya sabiduría suelo abusar con harta frecuencia se autodefinen con la palabra que da nombre al espacio. Son, por vocación y decisión, escépticos militantes grandísimos tipos como Juan Ignacio Pérez Iglesias, Javier Armentia o Félix Ares, por poner sólo tres de entre numerosísimos ejemplos.
Y ahora llega la hora de sacar el estoque, con todo el cariño, por supuesto: me declaro escéptico ante el escepticismo. Ante el científico, digo, que es del que aquí se trata. Nada que oponer a la denuncia de los vendepeines que dicen curarte soplándote detrás de la oreja, a los iluminados que encuentran la cara de San Judas Tadeo en tostadas o a los jetas que te leen el aura en tres idiomas y cuatricomia. Pero no metería en el mismo lote de trileros a quienes defienden que las antenas de telefonía pueden tener efectos perjudiciales sobre la salud o a los que no las tienen todas consigo respecto a las redes wifi. No me parece nada respetuoso despachar como histéricos indocumentados a personas que manifiestan una preocupación que, si la miramos con ojos pura y simplemente humanos, resulta verosímil.
¿No cabe ni una duda razonable? No y punto. Esa suele ser la respuesta escéptica de manual. Yo soy el que sé y tú no. A callar. Es paradójico que una corriente de pensamiento y obra que busca poner en tela de juicio los dogmas se haya vuelto tan dogmática.
Te equivocas. No es «no y punto». Eso NO es ciencia.
Ciencia es decir: No por que ….
Y si quieres «porqués» en el tema, puedes sumergirte en el blog de Javier Armentia, por ejemplo. Uno de los muchos artículos que ha escrito sobre la «electrofobía» es este:
http://javarm.blogalia.com/historias/64597
El verdadero problema es que para poner la duda no hace falta prueba alguna, como en democracia todo el mundo tiene derecho a dudar y a opinar…
Y vemos a gente como Javier, sufriendo como en programas de televisión, en radios o en periódicos les ponen al mismo nivel que cualquiera que, sin aportar ninguna prueba contrastable, opina o, simplemente, duda.
Y no debería ser lo mismo.
Y me gustaría que alguien me definiese bien que es el «principio de precaución», por que más parece un principio del miedo, del desconocimiento, que otra cosa, y si tenemos que legislar en base al miedo o al desconocimiento, vamos bien…
Principio de precaución es, por ejemplo, la prohibición del uso de desechos animales en la alimentación de otros animales ANTES de que se conociese el mecanismo de transmisión de la EEB («vacas locas»). Lamentablemente, esa prohibición no estaba generalizada en Europa y pasó lo que pasó.
Es muy fácil decir, «eso no es ciencia», pero nos lleva a olvidarnos muchas veces de que tomar decisiones, ahora mismo y no dentro de 10 años, sobre certezas al 100% tampoco lo es (a menudo ni siquiera es posible). Y cuando la protección de la salud, o incluso de la vida de las personas, o del medio ambiente, están en juego… Xa2, tú no sabrás lo que es el «principio de precausión», pero legislar en base al mismo NO es legislar en base al miedo o al desconocimiento, sino en base a la ausencia de evidencia. Que NO es lo mismo que evidencia de la ausencia.
El caso típico es cuando los factores son inciertos, hay valores en disputa, los riesgos son altos y las decisiones urgentes.
O sea, cuando los estudios científicos no son concluyentes (sucede todos los días, no convirtamos la ciencia en otra fuente de milagrerismo: los efectos derivados del uso de determinados medicamentos, plaguicidas o los aditivos alimentarios no se han determinado hasta décadas después de haberse introducido en el mercado) pero existe un ámbito de riesgo potencial… Ahí es donde entra el principio de precaución, y de eso creo que está hablando Javier.
Mira, yo mismo me considero escéptico, pero tampoco se me escapa que existe un alto grado de orgullo desmedido (hybris, que le decían los griegos) en buena parte del mundo científico.
Quizá el punto sea diferenciar entre una «duda razonable» y una «duda irracional». La física conoce la diferencia entre las radiaciones ionizantes y radiaciones no ionizantes, en un espectro electromagnético en el que la luz visible es mucho más potente que las microondas de la telefonía móvil, el wifi, y la radiodifusión. Las radiaciones ionizantes, por encima de los rayos UV son las únicas que pueden causar mutaciones que pueden causar cáncer.
Sobre este hecho de verosimilitud de acuerdo con nuestro conocimiento del universo, se apila una creciente serie de estudios que no consiguen demostrar ninguna correlación mínimamente preocupante entre la exposición a estas frecuencias del espectro electromagnético y ninguna afección.
Cualquier duda se basa en especulaciones vacías. Y aunque la ciencia no puede demostrar con absoluta certeza que meter las manos en agua no produzca cáncer de huesos (por poner un ejemplo), las evidencias y el conocimiento que tenemos son tales que desaconsejan claramente la promoción del pánico, las recomendaciones exageradas y la venta de productos «contra el cáncer óseo provocado por lavarse las manos».
Todo esto no conforma, por supuesto, un razonamiento de «no y punto», que no se suele escuchar, como sugiere, en los círculos que se autodenominan escépticos, ni científicos.
Saludos
Es con relación a la columna de ayer, que, por motivos laborables, he leído hoy.
Patxi, gure Patxi, el tarugo de Portu, no es que dejara los estudios de Ingeniería -como escribiste ayer- es que ni los empezó.
Por lo demás, sin novedad.
Bien. Queria empezar como siempre,mostrando mi más cercana adhesion a las palabras, a la opinión de Javi (si me permites la familiaridad).
Y me encuentro con las mismas disputas enredadas sobre temas del conocimiento, que sinceramente me cuesta hasta leerlas.
No convertirse en dogma. Creo que asi termina la columna. Y yo lo entiendo.
No rivalizar con los pensamientos basados en la fé.
Dos comentarios más:
En sus origenes el conocimiento, la ciencia creo que fue la base de las «religiones». Ellos sabian cuando los «dioses» oscurecian la tierra, cuando iba llover, cuando era epoca de siembra, como quitar un dolor de cabeza. Bien. Quería empezar como siempre,mostrando mi más cercana adhesivo a las palabras, a la opinión de Javi (si me permites la familiaridad).
Y me encuentro con las mismas disputas enredadas sobre temas del conocimiento, que sinceramente me cuesta hasta leerlas.
No convertirse en dogma. Creo que así termina la columna. Y yo lo entiendo.
No rivalizar con los pensamientos basados en la fe.
Dos comentarios más:
En sus orígenes el conocimiento, la ciencia creo que fue la base de las «religiones». Ellos sabían cuando los «dioses» oscurecían la tierra, cuando iba llover, cuando era época de siembra, como quitar un dolor de cabeza.
Y aun continuan igual, son los dueños del «no».
Los científicos, los acientíficos. En realidad ellos son los verdaderos inventores de las puertas, murallas, artilugios de tortura, armas, farmaceuticas, transgenicos, etc.
La ciencia sin poder económico, sin beneficio económico, solo es una idea con extensos argumentos que en los casos mas importantes solo se preocupa de si misma, como los antiguos sacerdotes.
Hola.
No se trata de «no y punto» sino de «no por que …» y esa es la diferencia. El porqué es, simplemente, que las radiación electromagnética en la que emiten móviles, wifis, antenas y demás cacharros domésticos no son ionizantes, esto es, no son capaces de arrancar electrones de las moléculas de la vida y alterarlas. Es simplemente ese simple hecho. Se trata de que no es posible que tú des una patada a un balón y tires abajo el rascacielos de Iberdrola. Esa radiación no puede ionizar.
Así que no es, por supuesto, «no y punto».
Te paso unos enlaces que espero que disfrutes.
Gracias
@carlosxabier
http://scienceblog.cancerresearchuk.org/2011/05/31/who-verdict-on-mobile-phones-and-cancer/
http://jnci.oxfordjournals.org/content/93/3/166.full
PHOTONS: WHAT ALBERT EINSTEIN KNEW ABOUT CELL-PHONE RADIATION: http://bobpark.physics.umd.edu/WN11/wn010111.html
MORE CELL PHONES: WHAT THE MEDIA DIDN’T TELL YOU.
http://bobpark.physics.umd.edu/WN11/wn052011.html
DE XKCD:
http://xkcd.com/925/
Puf: corrijo la falta «No se trata de “no y punto” sino de “no porque …”»
El problema radica en las formas y no tanto en el contenido.
Si una persona «escéptica» se pone a discutir con una religiosa en los mismos términos que algunas de estas últimas lo hacen -la amenaza que supone quemarse en el infierno por no seguir una moral concreta- y se mofa de sus creencias comparándolas con otras más estrafalarias o ridículas, pues cabría decir que escéptico y religioso son igualmente dogmáticos. De igual forma para el ejemplo que citas sobre las antenas de telefonía; paranoicos que asocian enfermedad con las mismas y prepotentes que no admiten la opinión de proscritos.
Sin embargo, como muy bien señalas, si una persona sugiere o mantiene ciertas dudas sobre algo no se le debe tratar como a un imbécil.
Totalmente de acuerdo en que es una cuestión de Formas. Pero me gustaría aclarar, desde mi humilde punto de vista, un par de matices, mas que entrar por banda con todos los cañones en ristre.
Los escépticos, no dicen «no y punto» por definición. Un escéptico siempre duda, incluso de sus propias opiniones, eso le aporta la posición que tiene. Y la ciencia, no es dogmática, al nivel que no es creencia. La ciencia es práctica. Por supuesto, en estos momentos la ciencia conocida nos dice que las antenas, las emisiones wifi etc. no tienen ningún tipo de perjuicio. En el futuro, y ante una evolución constante de la ciencia, esto puede cambiar, pero como bien Mauricio-José Schwarz, no puedes permitir que «la duda» le de alas a «trileros» y «engatusabobos» con medios y debates sin rigor ninguno.
Nadie dice que haya que poner un punto y final a este (y muchos otros) temas, sólo se posiciona, el escéptico, según unos hechos dados ahora mismo y que se podrán o no rebatir, pero por ahora avalan su opinión.
La opinion del que cree lo contrario es tan válida como cualquier otra opinión, pero ante decisiones que implican recursos o que afectan a un conjunto de la sociedad, la prioridad es servirse de las pruebas conocidas, no de «opiniones» infundamentadas. Creo que en esto coincidiremos todos.
Vuelvo a lo de las formas, y es que es cierto que a veces puede parecer que se ataca la situación y persona del «crédulo» o «creyente» de un tema, e incluso a veces es así, cosa que veo como bochornosa, pero precisamente en este caso, el de «Escépticos» de ETB, creo que Gámez realiza un magnífico trabajo tratando con bastante rigor todos los temas y evitando la mofa. Pero claro, de nuevo, es sólo mi humilde opinión.
Lo importante al fin y al cabo, es el respeto y las buenas maneras, y si alguien se siente ofendido, que lo diga y que se tomen cartas en el asunto. Pero de ahí a decir que por una cuestión de trato, los hecho científicos pierden credibilidad… eso sí me parece demagógico. No confundamos el pan con el tocino.
Los escépticos, entre los que me incluyo, no somos como nos pintas en esta entrada, aunque muchas veces demos esa impresión.
En el tema que mencionas, wifis y demás, el problema es que los que defienden su mal, no aportan pruebas científicas que avalen su tesis. Los parece que, puede que, es posible,… nos sientan fatal a los escépticos. Pruebas
Que me expliquen a mí porque son tan malignas las ondas wifi yde telefonía y las ondas de radio o la luz visible no son perjudiciales. los problemas empiezan a partir del UV