Algún día explicaré por qué ni creo en la reconciliación ni la considero, siquiera, un elemento imprescindible para que empatemos en bondad o en maldad con cualquier colectividad humana que paste en el planeta. También llevo diez columnas pendientes sobre la memoria (¿la hay sin olvido?), la dignidad y la justicia, palabras seguramente tan bellas como vacías, especialmente según quién y por qué las pronuncie o escriba. Me temo, sin embargo, que hoy sólo tengo espacio para otra de las bienintencionadas letanías que nos arrojan como pétalos de alelí en la puerta de este tiempo que intentamos estrenar: eso que llaman el “relato compartido”.
Me maravilla la ingenuidad que hay detrás de tal idea. Parece que alguien tiene el convencimiento de que este pueblo, donde la instalación de una farola o la alineación de un equipo de fútbol dan lugar a controversias que convierten en broma a Bizancio, es capaz de ponerse de acuerdo en medio santiamén sobre cómo han sido los últimos cincuenta años. Se meten todas las versiones en una Turmix, potencia máxima durante tres minutos, et voilá: el potito resultante será la media aritmética de todas las narraciones, la crónica canónica de aceptación obligatoria. Cualquiera que haya trasteado mínimamente en una cocina sabe que de ahí no saldría más que un engrudo intragable.
No nos vendría mal una gotita más de realismo. Acabamos de conseguir el agua corriente y damos por hecho que mañana tendremos Jacuzzi. Al ponernos metas imposibles —por más hermosas que sean— compramos boletos para un nuevo desengaño. Este, además, perfectamente evitable. ¿Qué tienen de malo los relatos individuales? Los habrá realistas, íntimos, descarnados, cálidos, gélidos, frescos, pútridos, humanos, parahumanos, exagerados y hasta inventados de la pe a la pa. Que cada cual lea y escuche los que quiera y haga su propia compilación. Será tan o tan poco verdad como cualquier otra.
Vaya por delante que no quiero sacar la cara a Bildu, que ellos se la sacan muy bien solitos.
Pienso igual, no se puede uno despertar por la mañana y creer que todo a sido un mal sueño, y volver a la vida cotidiana, como si nada abría ocurrido en estas casi 4 decadas. Pero tampoco podemos andar a la gresca, hechando la culpa a los demás y sacando pecho de democráticos, como veo en los medios de comunicación.
Frases que se escuchan cada vez mas como:
Ahora no van a llegar los de la izquierda abertzale a enseñarnos lo que es la democracia, que ya llevamos 35 años dentro de ella, cuando ellos son unos recién llegados, así que, a la cola.
Poco o nada aportan para una reconciliación seria. En todos los medios de comunicación sea este el que sea, a los tertulianos se les escucha tal enunciado “democrático”. Personalmente me encantan las noches de Gabón, gravo incluso esas casi 2 horas. Pero detesto a esta gente que habla así, porque solo son loros repitiendo eslóganes que escuchan a otros, porque se pone de moda. Sinceramente creo que hay que ser algo más original ¿no?
La pregunta que me llega a la mente, cada vez que escucho esta estupidez ¿Qué han hecho estos “Demócratas” que nos han gobernado, en esos 35 años, para sacar pecho?
La respuesta de los logros de estos “Salva Patrias” en 35 años son (con redoble de tambor, para tal ocasión) :
1º El Ciudadano a perdido cada año un poco más de sus derechos laborales, rallando ya el más puro sistema “esclavista”
2º El ciudadano a perdido cada día un poco más sus derechos civiles, bajo un dominio del poder político y judicial que ralla la dictadura más férrea.
3º.El Ciudadano, es presa de un sistema económico que está llevando a millones de personas a la más absoluta indigencia e incluso al asesino familiar o suicidio (aunque suene fuerte es lo que hay)
4º El Ciudadano, está perdiendo su derecho a una educación gratuita en detrimento de la educación privada
5º El ciudadano está perdiendo el sistema sanitario social e igualitario en detrimento de un sistema privado y elitista.
Estas son solo las facetas que llaman la atención al profano en general, pero podría estar enunciando muchas más, como por ejemplo: El servilismo de los medios de comunicación al poder, el servilismo de nuestros políticos al capital, que encima nos hace pagar la deuda de los bancos, una constitución antidemocrática que no permite a los ciudadanos decidir sobre su futuro Etc……
Así que por favor, que los políticos digas como cotorras esa frase, lo veo normal, total nadie les ha pedido que sean inteligentes para emprender su labor de sumisión y obediencia al capital, pero que lo hagan los tertulianos…
Recomiendo «supermogollón» el último libro de Amelia Valcárcel sobre el perdón, la memoria y el olvido. No recuerdo ahora el título exacto y la editorial pero prometo pasároslo! Yo me lo compré por internésss y vaya si mereció la pena! No se puede dar una explicación más sencilla y clara de algo tan grande y abstracto. Repito, compradlo. Si el asunto os interesa, es brutal de bueno.
Javier Vizcaino, qué puedo decir… que tienes más razón que todos los santos juntitos.
Agur Iparretik
Ahí va eso!
La memoria y el perdón – Herder Editorial, (Colección Pensamiento), 2010
http://ameliavalcarcel.wordpress.com/libros/la-memoria-y-el-perdon/
http://es.wikipedia.org/wiki/Amelia_Valc%C3%A1rcel
Javier, comparto el espíritu de tu artículo y de tus reticencias en el tema de la reconciliación, aunque pongo algún matiz. Hoy he escrito algo sobre eso en http://www.blogbaketik.org.
Confirmo con Edu que Amelia Valcarcel es una buena referencia para estos temas. Saludos