A ver, López, Basagoiti y demás bodoques (no es un insulto; vayan al diccionario) del muro de contención contra el secesionismo rampante, pregunta de examen: ¿Cómo funciona el sistema español de pensiones? Calma, que no les pido una explicación al dedillo y con decimales. Basta con lo básico, con lo que sabe hasta el último cotizante… salvo, por lo visto, ustedes. Ya se ve por sus caras y, sobre todo, por las soplagaiteces que van soltando por ahí, que no tienen ni idea. Claro que también puede ser que estén mintiendo como bellacos. No querrán que pensemos eso de ustedes, ¿verdad? Dejémoslo, pues, en ignorancia supina y corrijámosla.
La cosa es más o menos así: Cada mes todos los que tienen la suerte de tener trabajo, ya sea por cuenta ajena o propia, aportan una cantidad equis a la Seguridad Social. Sí, sí, a la española, que de momento no hay otra. Con esa cuota, apoquinada regularmente mientras tengan un contrato en vigor, adquieren el derecho a recibir una paga a partir del momento en que se jubilan. Como sabrán porque leen los periódicos, es el Estado (bueno, ahora atendiendo a los supertacañones de Europa) quien fija la edad mínima —cada vez más tarde— así como el número indispensable de años en el tajo para empezar a cobrar. La cuantía que se percibe depende del periodo cotizado y del tamaño del descuento mensual. Por eso hay quien llega a los 2.500 euros y quien, con suerte, raspa los 500. Anoten que no es la geografía la que marca las desigualdades.
De hecho, y llegamos a lo gordo, la geografía no pinta nada en todo esto. A efectos del sistema de pensiones, España es una y grande. Por algo, su seña de identidad es la caja única. Los pensionistas actuales, vivan en Legorreta o Jaén, pagaron su piquito mensual a España y, en consecuencia, es España quien tiene la obligación de ingresarles su parte mientras vivan. Incluso, fíjense, aunque nos independicemos mañana. ¿Aprendido?
Durante 42 años alguien (yo por ejemplo) ha estado pagando al sistema español de pensiones una cantidad mensual. Con ello se han pagado a los pensionistas, (por ejemplo mi padre, mis tios, la abuela que no cotizó, y otros). Y con ello el cotizante se gana el derecho a que hagan con él lo mismo, esté donde esté. Pues si Euskadi se declara un Estado independiente y por ello alguien (Basagoiti o Ares, por ejemplo, dicen que yo no tengo derecho, que me pague el nuevo estado, le diré Ok, pues que me devuelvan mis cotizaciones (calculadas a valor actual) para que las gestione el nuevo estado y pueda satisfacer mi derecho. Lo contrario sería un robo (cosa, por otra parte, a la que están muy familiarizados)Además, como da la casualidad de que la situación que airean ahora ha sido a la inversa hasta primeros de los 2000, a lo mejor resulta que los que no podrán pagar sus pensiones es la caja que quedara en España
Bueno, querid@s contribuyentes.
Resulta que no sólo es el P.F. el que ignora el primero de bup del sistema de cotizaciones spanish estyle: resulta que el ínclito y nunca bien ponderado Frank el Visionario llegó a decir que los jubilados vascos debían su pensión a la solidaridad de los españoles.
De este sí que me creo que sean la ignorancia y la demagogia las que larguen por su esfinter mas conocido.
(Nota para los susceptibles: desde el punto de vista anatómico, la boca es otro esfinter mas).
Se coge el 7-8% de la caja en relación al PIB que Euskadi aporta y asunto solucionado civilizadamente