Sería allá por 2005 o 2006, cuando el gobierno tripartito catalán se había convertido en gran diana cavernícola, superando en inquina —quién lo iba a decir— al ejecutivo que lideraba Ibarretxe en la pérfida Vasconia. En aquel bancal abonado con los peores detritus germinó una especie de mutua de presuntos agraviados, tipos todos con un ego del quince, que fue bautizada como Ciudadanos de Cataluña. Primero se inscribió en el registro como plataforma cívica, que era la moda del tiempo, para ascender un ratito después a partido político. Entre medio, una paradójica traducción del nombre a la lengua cuya supuesta hegemonía aplastante denunciaban con acompañamiento de sapos y culebras.
Aunque en la tenida abundaban ilustres resentidos, fue Arcadi Espada el que ganó la guerra de codos y ejerció como cara visible y portavoz en cap de la cosa en los momentos iniciales. Era su magna persona y ninguna más la que había que solicitar para las entrevistas, así que nos pusimos a la cola. Con un nombre tan sospechoso como Radio Euskadi y cargando con el aura de emisora oficial de los secesionistas norteños, no resultó tarea fácil que el amateur departamento de prensa nos atendiera. Y tampoco ayudaba que el que iba a hacer de interrogador fuera el cabrito con pintas que había parido el Cocidito, que empezaba a tener cierta fama entre los disolventes catalanes. Sin embargo, quince o veinte llamadas después, lo conseguimos.
La charla fue un anodino ping pong hasta la pregunta final. “Señor Espada, a pesar de todo lo que dicen, ustedes no viven demasiado mal en esa Catalunya que tan duramente critican, ¿no es cierto?”, disparé a bocajarro. Esperaba un desmentido rotundo, pero mi interlocutor se sinceró: “Es que, si sabes montártelo, en el córner se vive muy bien”. Invadido por la perplejidad, despedí educadamente la entrevista. Aquel día aprendí —y hoy comparto con ustedes— las ventajas del córner.
Así es, fíjate con qué desparpajo se mueven animales políticos de la talla de Rosa Diez, y los por tí comentados, a la vez que ciertas izquierdas unidas-o desunidas- como partidos bisagras. O, por qué ir más lejos: cuartas fuerzas políticas con un 10 % de votos, tienen más voz y pantalla que el Teleberri con sólo soltar alguna ocurrencia: me refiero al PP «vasco». Son entes que no tienen nada que más que aportar a la política que lo que hizo (en política) el famoso bajito, pero que ven muy bien los toros desde la barrera, o como dices, el partido desde el córner. Mientras que la alternativa al bipartidismo sean estos grupúsculos, o la otra gran alternativa, al abstención (primer colectivo del censo), esto no cambiará, ni tansiquiera para que nada cambie, que es lo que quieren.
Se les han unido afamados artistas de lo suyo y de varietés, de esos que antes eran rojeras y hoy se sienten mas cómodos entre el PF que entre sus orígenes.
J. Sabina les cede la letra de una canción que propuso para el himno español, que será recitada por el candidato del C´s Albert Rivera, por A. Boadella y por el ínclito y nunca bien ponderado Javier Nart, aquel que el mismo dia de los atentados de los trenes de Atocha, desde el púlpito circense de Javier Sardá (no recuerdo el nombre de programa) y ante la carta que Al Qaeda envió a la prensa británica atribuyéndose la matanza, dijo: «Evidentemente, es falsa».
Evidentemente, no pidió disculpas.
Hace ya muchos años que no cuela ese aura de «santo progresismo» con los que se perfuman ciertos artistas o artistillos para poder seguir amarrados a las ubres del poder mediático, via contratos, via subvenciones, via publicidad, pero como algunos son incluso listos y hasta graciosos, han conseguido mezclar el nacionalismo español con algo de republicanismo de salón y cierto progresismo cultural y social, y se quedan tan contentos.
Y, ¿por qué no, ¿verdad?: algunos mezclan el vino con la Coca Cola y lo consideran un néctar la mar de chirene.
Últimamente, tal vez por la edad, me suelo fijar mas en el viejo dicho de «dime con qién andas»…Y falla bastante menos que encontrar una explicación convincente a tanto jugador de esquina.
Pero qué difícil y comprometido ha resultado desenmascarlos!
La mínima crítica hacia estos grupos era tachada de :terrorista, insensible, asesino de niños!.
No olvidar los enlaces con gente de aquí, (sigo en mis trece), tanto Ibarrola (duela reconocerlo) Iñaki Arteaga, el super-historiador:Fernando Garcia de Cortazar, y el ínclito fundador de DeNAES, todos ellos de la misma bufanda y todos ellos dicen ser vascos.
Vascos del córner, sea dicho así.