Tomar partido

Es una vieja película, pero no pasa de moda. Acción, reacción, acción. Sangre llama a sangre. Los primeros muertos son una excusa para provocar la respuesta que justifique, menudo verbo, una represalia mayor. Para el tercer o cuarto ciclo, ya nadie recuerda quién empezó esta vez. Tampoco importa gran cosa. Nunca hemos entendido realmente de qué va esto más allá del trazo grueso. Peor todavía: aunque nos lo explicasen mejor, sería tarde para cambiar de bando. Lo elegimos por intuición, por simpatía o por antipatía. Igual que cuando en un zapping nos encontramos con un Madrid-Benfica o con un Madrid-Apollon Limassol, tifamos sin dudarlo por los contrarios de los merengues. ¿Acaso se pueden equivocar el corazón, las tripas, la bilis? Allá se las apañe la razón, si es que cabe alguna cuando se trata de mandar enemigos al otro barrio, mejor cuanto más despanzurrados, ya los recompondrán en el paraíso de los unos o de los otros.

Tomemos, pues, partido. En las portadas del fondo a la derecha, el autobús humeante de Tel Aviv recoge el relevo del presunto sionista de la quinta columna arrastrado por un motero palestino. En las otras, los cascotes de la sede de Al Jazzera en Gaza City o el hombre llorando mientras sostiene en brazos el cuerpo inerte de una criatura. Es el póker de las imágenes truculentas, con reglas copiadas del juego del hijoputa, también llamado propaganda. Gana quien causa más rabia, más desazón y más indignación entre los que, a miles de kilómetros, no disparan con bala sino con palabras que se reciclan de conflicto en conflicto. Son batallas más cómodas, libradas con pijama como uniforme de campaña, con el apoyo de esa limpísima artillería moderna que son los enlaces a esta o aquella página de internet. No importa cuál; hay miles que contienen argumentarios igual de exagerados y falaces a favor o en contra. Recuérdese que lo único que está prohibido es no alinearse.

2 comentarios en «Tomar partido»

  1. No tomar partido también es una vieja película ¿quién ayudó a la España republicana? Nada, no había que tomar partido (aunque claro otros sí que ayudaron a los golpistas). ¿Quién tomó partido en los Balcanes? Sólo al final y tras la vergüenza de Sebrenica, aunque Rusia sí que apoyó a Serbia. Ahora no tenmos que tomar partido por los palestinos, EEUU no ayuda a Israel claro. ¿No te aburres de ser tan monja?.

    Por cierto no me gusta el fútbol pero al Madrid ni agua que ya tiene otros que toman partido po él, un árbitro que no oye insultos contra los jugadores del Athletic, por ejemplo.

  2. Yo creo que sí es posible no alinearse, y no por desinterés o indiferencia, sino por todo lo contrario, precisamente.
    Es posible y exigible que cuando a una la interpelen sobre lo que piensa «acerca de» se tome un segundo para responder, «con los dos y con ninguno».

    Ayer vi ARGO, la nueva peli que dirige B. AFfleck (este tio, desde que dejó a la petarda de la Jenny ha crecido como actor-un poco- y mucho como director y guionista) y en ella narran con gran realismo el acoso y asalto de la embajada de EEUU en Irán durante los dias posteriores al derrocamiento del Sha, en enero de 1980.
    Tomaron como rehenes a todo el personal de la embajada que trabajaba alli por aquellos dias (los últimos tb de J. Carter como lehendakari del mundo mundial). A todos menos a 6, que consiguieron escapar y refugiarse en casa del embajador de Canadá.
    El nudo de la peli se basa en el operativo que se pone en marcha desde la CIA, los Servicios Secretos y Hollywood (¡cómo no!) para orquestar un rescate fingiendo ser un equipo canadiense en busca de exteriores «exóticos».
    Pero la cuestión no es creo yo, el tono de la narración de lo que es, finalmente, una buena pelicula de acción, sino el prólogo que te sítúa en los años inmediatamente anteriores a la «colocación» del sátrapa Reza Palhevi como hombre de paja de EEUU y Gran Bretaña después de financiar y apoýar logísticamente un golpe de estado cruel y sanguinario en los años 50 contra un presidente electo, de vocación laica y aperturista…que nacionalizó los pozos de petróleo para su pais y con ello se cavó su propia tumba.(Oh, ¿cómo osó tomar decisiones soberanas?)

    Insisto en que la peli no deja de ser de acción, aunque contada en un estilo pseudodocumental que sirve muy bien para ambientar los hechos.
    Pero no se si por el hecho de que ha sido estrenada justo en medio de las matanzas de Gaza o qué, ahora tengo mas curiosidad que nunca por averigüar algo de aquel presidente derrocado.
    Por cierto, no viene a cuento, pero me apetece comentar que la «legítima» del sha y el resto de reyezuelos y cortesanas (en el mas amplio sentido de la palabra) suelen ser homenajeadas y admiradas en las páginas del papel couché mas relamido, conservador y falsario de toda esa prensa aparentemente neutral y apolítica que mas ha hecho por perpetuar los privilegios de casta de infinidad de tiranos y tiranuelos.

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