Previsibles

¡Vaya! Ahora resulta que salen defensores de los derechos humanos hasta debajo de las piedras. La de muertos que nos habríamos ahorrado si hubieran aparecido antes. ¿Dónde estaban cuando tanto los necesitamos? No contesten. Era una pregunta retórica. Vale, retórica y además cínica. Lo bueno, lo malo y lo regular de nuestra tragicomedia es que, en general, nos conocemos demasiado. Y si no nos conocemos, nos inventamos mutuamente al gusto y a discreción. A mi, por ejemplo, hoy creo que me toca ser un fascista y un enemigo del pueblo. Qué se le va a hacer, no se puede ser todo el rato el puñetero amo de la barraca, como cuando escribí el otro día acerca de la impunidad de los GAL o hace dos martes eché unos espumarajos sobre la operación contra Herrira. Entonces las collejas —filoetarra cabrón, iras al paredón— vinieron del otro fondo. ¿Algún siglo de estos dejaremos de ser tan previsibles?

No, la idea no es mía, ya quisiera. Se la he tomado prestada a Jonan Fernández, otro que sabe lo que es recibir por babor y por estribor o, como el torero, dividir al respetable entre los que se acuerdan de su padre y los que lo hacen de su madre. Creyéndome descubridor de la pólvora, le pregunté hace un par de noches en Gabon de Onda Vasca por la visceralidad de las reacciones a favor y en contra de la decisión de Estrasburgo sobre la doctrina Parot. Visceralidad, sí, ¿qué les parece? Se me había ocurrido a mi solo echando un cigarrillo en el quicio de la puerta de la emisora. Tal cual se la centré al secretario de Paz y Convivencia del Gobierno vasco para que la rematara a la escuadra, pero él la dejó pasar y, a cambio, se sacó de la chistera lo de la previsibilidad de las declaraciones y lo morrocotudamente bueno que sería que alguna vez alguien se saliera del guion para decir lo inesperado. Ofrezco mi respeto y tal vez mi voto al primero o la primera que diga lo que menos me hubiera imaginado.

6 comentarios en «Previsibles»

  1. Era previsible que no te entienda que quieres decir?
    Me refiero al tema de hoy, y por el que te iban a caer las collejas.

  2. Es que eres un poco masoquista, aquí cada cual con lo suyo y con los suyos (aunque somos unos cuantos los que no somos de ningún partido-secta a pesar de ser más viscerales de lo debido). No sé cómo entró Inés del Río en la cárcel, si con el puño en alto y toda la parafernalia…¿Has visto cómo ha salido?????.Absolutamente derrotada, ya habrá tenido tiempo de pensar qué es lo que ha hecho con su vida y con la vida de los demás pero, sinceramente, no hay que pedir peras al olmo. Gran parte de los que cometen crímenes no se arrepienten, empezando por los franquistas, mira tú a los del Gal qué finos andan. Es imposible que nos vayamos a llevar bien todos los que vivimos aquí, espero que la IA no utilice más a esta señora y le deje vivir algo lo que queda, para muchos no ha pagado lo suficiente pero yo le he visto la jeta y a mí me parece que sí, no se parece en nada a la jeta de Barrionuevo y compañía que andan de lo más chulitos por el mundo.

    No pongas el cuello si no quieres collejas, no vas a obligar a los de la secta a decir que se arrepienten (aunque igual sí se arrepienten o por lo menos están molestos por los 839 asesinados). Admitirlo sería como decir que han malgastado la mitad de nuestra vida.

  3. Beste Bat, EUP!!!
    Excepto a la alusión personal al autor del blog, pero sólo porque no me gustan mucho si no se da pie a ello.

  4. Para «Best Bat Bilbotik».

    >espero que la IA no utilice más a esta señora

    Hay que tener poca verguenza para escribir algo como esto.

  5. Ya ves tú, ahora las collejas son para mí, juas,juas,juas. Poca vergüenza pero una conciencia muy tranquila, y ¿tú?.

  6. A toro pasado, todos nos ponemos medallas, las más grandes las nuestras, para demostrar que se estuvo, se conoció, se defendió y se ganó.
    Aunque sea nada, nada de nada ,ni un poquito de algo lo que se ganó, ni se perdió, y quizá ni nunca se supo lo que fuera.
    Porque vivimos deseando comprender, comprendernos y comprendernos entre cada uno.
    Y existen cientos de verdades que se resumen en dos : la verdad, y «!!la verdad!!» , y ninguna de las dos , que nunca fueron.

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