Decidir para convivir

Igual a diestra que a siniestra, la mediocridad política se delata a través de la utilización de eslóganes de tres al cuarto y frasecillas hechas que, para colmo, ni siquiera son de elaboración propia. Apuesto la botella de licor de bellota de la cesta de navidad a que a Patxi López no se le ocurrió solo la gominola dialéctica ‘Derecho a convivir‘ que estos días anda regalando como aguinaldo a los buscadores de titulares facilones. Suena más bien a producto de sanedrín de asesores después del segundo gintonic o, como mucho, a hallazgo de algún parlamentario ensimismado bajando o subiendo Altube. Tanto da. Lo sustantivo es que ese presunto opuesto o antídoto al derecho a decidir no significa absolutamente nada. Es decir, nada aparte del autorretrato de quien echa mano de palabras de dos duros para combatir una idea profunda.

¿Merecerá la pena hacer el esfuerzo de explicar a mentes obtusas (o quizá obstruidas) que el derecho a decidir abarca en su amplitud conceptual el derecho a convivir? Se podría afirmar, incluso, que parte de ahí. Una convivencia sana, una que sea acreedora a tal nombre, solo se puede basar en la garantía de que la mayoría de la sociedad ha escogido consciente y voluntariamente el marco en el que se desenvuelve. Por lo menos, hasta el punto en que ello es posible en un mundo de interdependencias cruzadas donde la soberanía pura no existe ni siquiera para los estados que la tienen reconocida expresamente.

Impedir que se ejerza la facultad de escoger libremente lo que se quiere ser es lo que descuajeringa la tan cacareada convivencia. Es de cajón: una ciudadanía se encabrona creciente y progresivamente al sospechar —o comprobar— que está sometida a los deseos de una minoría. Si la única opción que se les da a los que son más es joderse y bailar bajo el pretexto de una paz social que solo es la de los que salen favorecidos, lo normal es que se líe parda. Por ahí vamos.

6 comentarios en «Decidir para convivir»

  1. No puedo estar más de acuerdo con el artículo. Eso mismito pensé al leer la enésima memez de uno de los peores políticos en la historia de Euskadi (en dura competencia con Iturgaiz).
    Pero es que, además de los argumentos de cajón empleados hoy por Javier Vizcaíno, el asunto de la tan traida y llevada «convivencia» cae por su propio peso cuando hablamos de la relación Catalunya / España o Euskadi / España: pensemos en una relación de pareja, es el ejemplo más fácil, que podría llegar a entender hasta López (Espe Aguirre lo entiende, pero se hace la longuis). Esto es, que para convivir, para vivir juntos, una pareja tiene que ponerse de acuerdo; en primer lugar, si quieren vivir juntos, y en segundo lugar, pactar los términos de esa convivencia (guardarse fidelidad -o no-, compartir los gastos, yo plancho y tu friegas, etc). Sin embargo, ay amigo, solo es necesario que uno de los dos miembros de esa pareja decida que se acabó; que hasta aquí hemos llegado, que ya no te quiero. Y en ese momento, solo cabe negociar los términos de la separación (yo me quedo con los discos de la Velvet, tú con el jarrón que nos regalaron… y la hipoteca, a medias, hasta que vendamos la casa).

    Lo que pretende España, y toda su legión de nacionalistas-incluyentes-por-cojones, es impedir que su «pareja» se vaya, aunque ya no les quiere. Amenazándola («si me dejas te voy a hacer la vida imposible, te voy a hundir»), o esgrimiendo argumentos de la época de los Alcántara («es que llevamos casados 30 años…!», «es que te casaste voluntariamente, ahora te jodes, no hay divorcio que valga!»). Muy bien, gran estrategia. Lo que van a conseguir así es que su pareja, que simplemente ha dejado de quererles, les termine odiando. Y ojito con que todavía no le echen matarratas en la sopa. Que eso ya lo probó aquí (con dramáticos e inútiles resultados) nuestro trístemente célebre primo del zumosol marxista-leninista.

    Besarkada bat, Javier.

  2. Si el pueblo no es soberano, no hay democracia.
    Se pongan como se pongan los Reyes Católicos, el CId y Jose Maria Pemán.
    Bueno…
    Gracias JV, por dejarnos como dice M.Zambrano, una perla:» Más allá donde el horizonte se deslie, se vislumbra la perla naciente, sin envoltura alguan, sola.»
    Y..
    Eso, y más o menos.

  3. Algunos, como Teodosio ya habíamos realizado la misma analogía; con todas las salvedades del mundo, el ejemplo «secesionista» es muy parecido a de una pareja que se rompe, y como dice mi mujer, para casarse hacen falta dos y para divorciarse, basta con un@.
    Y habría que tener en cuenta asimismo si se han casado por interés mutuo o uno ha invadido al otro en un pasado mas o menos lejano.

  4. Yo con este tema estoy muy cabreado.Lo de los «peces de colores»,el progreguai «2.000.000 de maneras de sentirse vasco» y,ahora,el chorra y vacio «derecho a convivir» no hacen más que evidenciar la indigencia intelectual,la alarmante escasez de recursos y la manifiesta microtalla política de quienes estas sandeces pronuncian.
    El otro día escuchaba a un «no nacionalista» como Pastor decir que él no se levantaba cada mañana pensando en su nacionalidad.Debe ser porque se levanta cada mañana pensando de qué manera impedir que los demás elijan la suya….
    No entiendo nada,al pairo se la debía traer a un no nacionalista, a un ciudadano del mundo,a un pececito de colores el anhelo nacional ajeno…pero no,y en este tema se cumple la máxima de que nada hay más parecido a un Español de izquierdas que un Español de derechas(véase el tandem redentor Patxi-Basagoiti) y aquello de que Dios nos libre de los ciudadanos del mundo,ya que tras ellos vienen su ejército y su bandera(véase artículos 2 y 8 de la constitución Española de los ciudadanos del mundo mundial).Con lo sencillo que es,que sería:Mismos derechos,mismas obligaciones para todos independientemente de su nacionalidad,el que se sienta Español pues Español,y vasco,a su manera,de cualquiera de las 2.000.000 de maneras,tan vasco como el que más y nacionalidad Española,cojonudo,totalmente respetable,tan respetable como el que se sienta sólo Español,o Castreño,que lo mismo me da,eso sí,con tal de que respeten mi nacionalidad,única nacionalidad,vasca.Dónde está el problema,PPSOE?(pregunta retórica).

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