La ya celebérrima patraña de Évole sobre el 23-F es una broma escolar al lado de otras que nos cuelan —vale, yo también me acuso— a diario sin provocar el menor revuelo ni despertar sospecha alguna. Las encuestas, por ejemplo. Fíjense qué prodigio: la de Metroscopia para El País sostiene que Pérez Rubalcaba ganó por poco el Debate sobre el estado de la nación, mientras que la de Sigma Dos para El Mundo proclama que el vencedor, también por poco, fue Rajoy. Fuera de concurso, la del chiringo NC Report para La Razón, que cacarea que Mariano no solo apalizó al Rasputín de Solares, sino que consiguió encandilar —les juro que es la palabra que utilizan— a la concurrencia.
Todo esto que les cuento va tal cual a los titulares correspondientes con marchamo de verdad verdadera, y ya pueden ustedes dejarse los ojos entre la letra pequeña, que no encontrarán una nota al pie aclarándoles que les han tomado el pelo. Lo más aproximado a eso es una apostilla que deja caer el redactor de la pieza de El País. Los resultados se han obtenido, nos dice, tras consultar telefónicamente a quinientas personas que “no necesariamente vieron el debate, sino que se guían por comentarios de personas en quienes confían o las informaciones de los medios”. Vamos, una credibilidad de tres pares de narices.
Les he revelado la parte más evidente del timo. Hay una segunda que solo se detecta con el microscopio. Aunque pueda parecer que la intención de estos sondeos es arrimar el ascua a la sardina predilecta, hay otro objetivo no menos perverso: alimentar la martingala de que la política es cosa de dos. Y ahí traga todo quisque.
En la otra timada colaboran tb quienes tienen ocasion de recrear en la ficción un estado realmente plural-como es el reino bodbónico-y se acomodan plácidamente en los chistes PP vs PSOE o viceversa.
Incluido el otro programa estrella de la cadena del Orson Welles hispano, El Intermedio, que por cierto, creo que lo peta en Euskadi a pesar de los repetidos puyazos sobre los infollables vascos y tal…
O somos pelín masocas, por aquello de sobrealimentar a quienes nos agreden, o somos neurasténicos, quién sabe si es porque nos agota en exceso la fragmentación politica de nuestro pais o somos, qué se yo.
Que salga alguien por ahí a ponernos otra etiqueta, please.
Sé de buena tinta que Wyoming y Évole están trabajando juntos en un proprama sobre la obscena fortuna del Rey: «Para chorizo, chorizo, el suegro», dicen mis confidentes que va a ser el título de esta entrega que espera pulverizar todo share que se ponga por delante. Y aunque esto está sin confirmar, me comunican esas mismas fuentes que a los dos, Monzón y Jordi, se les ha visto disfrazados de lagarteranas por Intxaurrondo, se cree que recabando información para otro próximo programa que olvidará para siempre O. Welles: «Las bañeras que (nunca) existieron» ¿Imposible? Pues eso…..
Una forma muy elegante de mentir para decir la verdad.