En apenas tres meses, los contrarios a la independencia de Escocia han perdido más de veinte puntos. De la goleada de época a un empate que, con razón, ha puesto a un tris de la ebullición la proverbial flema británica. El mismo Cameron debe de estar ciscándose por lo bajini en ese profundo sentido de la democracia que tanto le hemos alabado los que algún día quisiéramos votar sobre lo mismo en nuestro país.
Se me queda muy corta la explicación de los eruditos basada en la pésima campaña y el exceso de confianza de los unionistas. Me valdría si lo que se dilucidara el próximo jueves fuera el tamaño de las señales de tráfico o, por citar algo que nos suene familiar, la opción entre el puerta a puerta y la incineradora. Entiendo que en tales cuestiones la comunicación y/o la propaganda puedan inclinar la balanza. No me entra en la cabeza, sin embargo, que sean capaces de hacer variar (y además en esa proporción) lo que uno suponía que debería ser una convicción hondamente arraigada. Quiero decir que alguien no se hace independentista (casi) de la noche a la mañana. ¿O sí? A la vista de los sondeos, que ya no son uno ni dos, habrá que concluir que tal posibilidad existe.
Lo anoto como uno de los muchísimos aprendizajes que le debemos a la convocatoria de este referéndum. Dado que soy un cenizo impenitente, pese al arreón del sí —con el que simpatizo por motivos obvios—, tengo malas vibraciones respecto al resultado final. Ojalá esté equivocado, pero aun no estándolo, tras el berrinche correspondiente, celebraré haber podido ser testigo de este momento histórico. Algún día nos tocará a nosotros.
Comparto el pesimismo sobre el resultado. Aunque solo fuera porque el SNP ganó las elecciones, pero la suma de votos de los partidos unionistas era mayor. Al contrario de lo que sucede en Euskadi, y de manera consistente (y persistente) durante las últimas décadas. Tal vez por eso los unionistas españoles no quieren ni oir hablar de referendum aquí; porque por muchas encuestas que salgan diciendo que el «No» ganaría de calle… el recuento de votos en las elecciones, que es lo que de verdad vale, es el que es. Suerte a los escoceses, con los que simpatizo de siempre. Y… a ver qué pasa.
Pues fíjate que yo creo que va a salir que sí, por poco, pero se van a independizad. Lo único que me duele es la falta de solidaridad entre los diferentes procesos. Salmond ya dijo que el suyo era legítimo y los de los demás, no. Yo fui a la via catalana en Albia y luego leí en la website de la Asamblea Catalana que en España también se realizaba la vía catalana, más concretamente en Bilbao. La madre que los cag´. Nosotros tendremos el nuestro pero para entonces igual he dejado de existir y este período de letargo me está matando, no hay ilusión ahora mismo, cada cual va a lo suyo y tanto el PNV michelítico como Bildu notengoniputadeloquehagoperoosloimpongo, me dejan fría.
En fin, tendré que hacer OMMMMMMMMM y dejar que tod venga a su tiempo.
A mí el resultado es lo que menos me importa y eso que ojala escocia sea independiente. Lo importante es el hecho -valga la redundancia- de haber conseguido el hecho del referéndum, haber conseguido poder votar mandando al bochorno de los más espantosos ridículos a todos los detractores y afines propagadores del miedo a la libertad, por imposible, por anticonstitucional, por lo del caos, por lo de aventuras que donde nos llevaran……… Y por fin Walace, el bravo guerrero que interpreto Mel Gibson en su film braveheart, podrá sonreír feliz por lo que él no pudo logar por la traición de los suyos, los crematísticos y concupiscentes –siempre esta película me pareció un fiel reflejo de la política vasca, con sus guerreros empedernidos y sus traidores por las ilusas competencias que nos dejan tener o no nuestros amos y reyes de Madrid- y que 800 años después pueda ser una realidad. Votar, es la mejor medicina para la normalización y la paz de vascos catalanes y españoles. Ahí donde hay un problema político hay que darle una salida democrática. ¿Pare qué si no está la política y la democracia? Para muchos, visto lo visto, sobretodo aquí, para seguir viviendo del someter, de la imposición, de la colonización, del muy nacional católico instinto de no querer saber nada de nadie que no sea uno mismo. Hay un miedo horrible a que se vote, y no porque la independencia ganara, que creo no lo haría, sino por abrir la puerta. Es demasiado obvio que ganar es solo cuestión de ir votando.
Ahora, amenaza la Banca, diciendo que dos de los grandes se marcharán a Londres, si gana el : sí. Pero sabiendo como es el capital, si dos se van otros bancos entraran en Escocia.
Aunque Cameron, habla ahora de sentimientos y emociones.
Parace que son los dos pilares de la identidad: el corazón y el dinero.
Yo no termino de ver completamente los motivos por los que aquí unos y otros tienen preferencias sobre un resultado u otro.
Javier eres pesimista porque temes un No. Y dices claramente que prefieres que gane el «Sí» (que, ojo, no hay nada que objetar ni que criticar) por «motivos obvios». Y sí me gustaría saber cuales son esos motivos obvios por los que quieres que Escocia sea independiente.
Yo, por mucho que lo pienso, no puedo encontrar desde mi óptica personal motivos para preferir que Escocia sea independiente o esté integrada en el Reino Unido. Sinceramente, es que me da igual. Y no lo digo como muestra de indiferencia o de pasotismo sino porque…es que no sé qué motivos puede tener yo para preferir lo uno o lo otro. Es que no es asunto mío. Y si sale lo uno bien, y si sale lo otro también…porque será lo que ellos quieren en tal caso será lo mejor para ellos, que son los principales interesados.
Y en ese sentido pues estoy de acuerdo con lo que dice Sakamantekas. Creo que lo que importa es que van a votar y que van a decidir y yo eso es lo que valoro y lo aplaudo. A partir de ahí…ya han ganado porque será lo que quieran que sea, que eso es lo que no es asunto mío. Que sean lo que quieran. Y no veo por qué me tiene que hacer a mi más feliz que Escocia sea independiente o siga en el UK.
Supongo que se trata de que uno u otro precedente, de resultado, puede jugar en un sentido o en otro en nuestros procesos de aquí.
Pero tampoco lo tengo claro. El gran precedente que sí afecta a lo de aquí (y que pone en muy difícil papel al Estado español, por comparación con UK) es que se celebre el referéndum.
A partir de ahí…¿por qué que gane el No va a ser negativo para el tema vasco o catalán? No lo termino de ver. Han votado y ha salido que no. Y? Lo esencial, lo que tiene que ser igual, es que se vote; luego en cada sitio saldrá una cosa.
El unionista español o españolista que se sienta feliz ante un resultado negativo…creo que demostrará pocas entendederas.
Y de la misma forma; ¿por qué que gane el sí va a favorecer las aspiraciones de catalanes y vascos? Pues supongo que habrá un primer momento de euforia que a muchos dará envidia y que parecerá un gran impulso para nuestros procesos…pero…la influencia de un resultado positivo se podrá valorar (y entonces jugar en un sentido o en otro) cuando se vea qué le supone a escocia esa independencia. Qué efectos positivos y qué efectos negativos. Yo eso no lo sé. Pero no es descartable que en un primer momento (aunque ya entiendo que nada será inmediato, no conozco los plazos que se marcan en el caso de un sí) una escocia independiente pase por serias dificultades de diverso tipo.
En todo caso; volviendo al inicio: una vez aceptado que lo esencial, lo determinante, el precedente es que se vaya a celebrar el referéndum…creo que es excesivo esa especie de forofismo casi futbolero para que ganen unos u otros. No entiendo por qué un español, un vasco o un catalán tiene que preferir que escocia sea independiente o no. Un inglés o un escocés…pues así, pero..¿nosotros?
Larry: Lo de «motivos obvios» se refería a que quienes me leeis con cierta frecuencia ya sabéis por dónde respiro en estas cuestiones. Simpatizo con el independentismo escocés, solo era eso lo que quería decir. No me atrevo a entrar en más profundidades. Y luego, claro, egoístamente, puesto que yo también aspiro a que los vascos podamos decidir, veo que el proceso nos da muchas pistas y, de alguna manera, ha roto un gran tabú. Por supuesto, aceptaré el no con total deportividad. Tanto en Escocia, como en Catalunya… como en Euskadi.