Tarde, muy tarde, debe de estar pensando Ana Mato que tenía que haberse marchado cuando su ceguera voluntaria le impidió ver el Jaguar de su exmarido gurteloso o cuando se supo que una empresa de cazo le compraba el confetti por toneladas. En menos de lo que se gira una puerta, le habrían encontrado una canonjía bien remunerada donde echar a pastar su inconmensurable ineptitud. Con el tiempo y gracias a la humana capacidad de olvido, podría haber vuelto a asomar la cabeza aquí o allá. Quizá no la llamaran para el comité de los Nobel, pero sí para la inauguración de un dispensario en un pueblo del interior de Segovia, que ya sería poner al límite sus (nulos) talentos. O por qué no, para una portada en el Hola, abrazando a su prole ataviada con los uniformes de los colegios más pijos de Madrid y proclamando la serenidad de espíritu alcanzada lejos de la política.
Pero no se fue. Se lo impidió su talibanismo militante y el sado duro que impone Rajoy a sus guiñoles, que no pueden abandonar el teatrillo hasta estar completamente achicharrados o, como Gallardón, recibir la patada final de su propia bota. Fatal decisión que solo ha servido para pasar del campeonato local de la torpeza a la liga mundial de la incompetencia. Hoy el planeta entero sabe —y así lo recogerá también la Historia— que el Ébola se ha contagiado por primera vez fuera de África gracias, en muy buena medida, a la descomunal negligencia de las autoridades (es un decir) sanitarias españolas. Ni dos semanas hacía que la individua en cuestión había proclamado a los cuatro vientos que tal eventualidad era absolutamente imposible.
«Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, echa las tuyas a remojar»
En nuestro sistema de salud, uno de los mejores del mundo también, en la primera sospecha de infecciçon por vírus, llegó al H.Basurto el paciente, (después de pasar por Cruces) y fue asi:
los que tenían que recibirlo vestidos de «astronautas» los que lo trajeron, en una ambulancia normal, con el conductor en camisa y arremangado en camilla normal, con enfermeros tal cual y tal.(Esto ha pasado hace 3 a 4 semanas) menos mal que tenía malaria, al final.
Esto se reflejó en prensa, con fotico y todo.
[Enlace roto.]
Ana Mato, estoy segura, que ni se ha leido el protocolo, lo habrá dejado todo en manos de los técnicos, y especialistas en Microbiología, etc.
Ella lo que debiera hacer, es primero dar información de calidad, y tranquilizar.
Yo si fuera ella, estaría ahora en Atlanta, o mandaría a su mano derecha al Centro Mundial, que más sabe sobre transmisión y alertas de infecciosas.
Que se se recupere la mujer infectada, y que se recupere la Sanidad de todas , y digo todas, las comunidades a los niveles que teníamos, hace 4 años.
Estigma Espagna dolorosamente probado en carne española.
«Es un bichito que si se cae, se mata»…palabras necias y cínicas a la vez de aquel Sancho Rof de infausto recuerdo y jeta de hormigón.
A estas alturas del siglo XXI y habiendo probado que los numeros chistes con los que nos partimos de risa en la Red sirven y mucho contra la amargura de padecer -y mantener-a este rebaño de ineptos, se me ocurre que quizás a alguien se le ocurra tb una comparación cruel de algo que» podria» pasar por justicia poética mal entendida: me refiero a la injusticia que se cometió en 1918 denominando «gripe española» al virús que asoló medio mundo con un gentilicio que no le correspondía.
Lo que sí debería tener un nombre, mitad jocoso, mitad científico, es al ingente rosario de meteduras de pata y despropósitos de los sucesivos ministrones y ministrillos con los que estamos siendo castigados también los que no queresmos ser parte de la piel bovina.
Uy, perdón, «de toro».