A ver cómo contamos en Twitter, esa gran corrala, que en las elecciones griegas del día 25 solo podrán votar las ciudadanas y los ciudadanos del país heleno. Menudo bajón para el ejército de insurgentes empijamados que se han tomado los comicios como un ensayo general de lo que habrá de venir por aquí —eso se vaticina— antes de que finiquite este año de prodigios que apenas hemos estrenado. Si en el fondo no hubiera un grandioso drama, sería para descogorciarse de la risa la brutal exhibición de cuñadismo hispanistaní que se desató en cuanto se anunció el adelanto electoral.
Como gracia menor, la infantil disputa entre las formaciones de izquierda o asimiladas sobre a cuál le corresponde el honor de ser la versión local de Syriza. Al final, empate múltiple, porque el vivo Tsipras tiene fotos con un amplio surtido de pegatinas y en variedad de compañías. Pero la verdadera enjundia está en el atrevimiento con el que a cuatro mil kilómetros de distancia los sabios analistas cañís aleccionan a los griegos sobre lo que deben votar. Lo entretenido es que, al mismo tiempo que practican esa suerte de inútil proselitismo —nadie les va a hacer ni puto caso—, echan las muelas ante idéntica actitud, solo que a la inversa, por parte de la derechuna, el FMI y la señorita Rotten-Merkel.
Por supuesto que está muy feo sacar la cacharrería chantajista y amenazar con el sinnúmero de plagas que llevaría adosada la victoria de la coalición radical. Sin embargo, no está demás recordar que la decisión última está en manos de quienes deberán padecer o disfrutar las consecuencias de lo que voten. Los demás, chitón.
Lo curioso y triste de todo esto es que los que han llevado a Grecia, y sólo cito a Grecia por no hacer una lista interminable, a una crisis brutal con consecuencias sociales tanto en pobreza como en perdida de derechos que pagaremos durante decenios, son los mismos que con su bola de cristal particular auguran los grandes desastres si se vota a tal o a cual partido. Además curiosamente sólo se les levanta la ceja cuando estos partidos que legítimamente se presentan son de «izquierdas» y amenazan sus privilegios. No oigo a ningún gobierno ni a sus voceros bien pagados protestar por la injerencia de terceros en la política interna de sus tan cacareadas patrias. No se si quien salga elegido lo hará bien, mal o regular pero veo a mucho politicastro preocupado, no por el bien común sino por la pérdida de su puestito y sus prebendas.
Cuando los poderosos utilizan la táctica del miedo con un continuo «que viene el lobo» yo les respondería que el lobo ya está aquí y son ellos.
Anda que no hay Estados en la UE y otros tantos fuera y aquí se monta un revuelo por uno de los pequeños que está costando mucho parné a toda Europa.
Y total para que decidan lo que decidan a nosotros (Baskonia) o al Estado Español le resbale ampliamente pues es viejo ya el dicho de «Nihil novus sub solem» para que ahora alguien descubra América o nos venda como noticia fresca que hay hielo
Es cierto que en Twitter se dice y se lee de todo, y es cierto, igualmente, que a veces se habla de más. En todo caso, no me parece que un tuit deseando que en Grecia gane Syriza, y la opinión del FMI y de Merkel sean equiparables. Entre otras cosas, porque lo del FMI y Merkel no son opiniones, sino amenazas y advertencias mafiosas, que pervierten el proceso electoral. Un tuit mío – o de cualquier otro- en Twitter puede ser una opinión, o la expresión de una esperanza o de una preferencia personal. Otra cosa que esa opinión sea razonable, esté bien fundada o sea pura fantasía. En todo caso, salga lo que salga en Grecia, ningún tuitero que yo conozca va a expulsar a Grecia del euro.
«El economista Thomas Piketty tiene claro que el cambio político en España se acerca, y advierte a Francia y Alemania que deberán tenerlo en cuenta. De hecho, demostrado el «fracaso» de las políticas de austeridad, Piketty espera que este cambio sobrepase las fronteras españolas hasta lograr «la refundación democrática de Europa».
Estas son algunas de las conclusiones de la entrevista realizada por Pablo Iglesias al economista galo, que respalda medidas como la renta básica «para indemnizar» a los más afectados por la crisis y la reestructuración de la deuda que defiende Podemos, y que ha sido duramente criticada por PP y PSOE.»