Tuiteando a deshoras, justo antes de arrastrarme hasta el sobre, escribí: “Para desarmarse, si quieres hacerlo, no veo yo que el contrario pinte mucho”. Era mi cierre a una micro conversación con Oskar Matute y Paul Ríos, dos personas a las que quiero igual de bien en las coincidencias que en las discrepancias. Al volver a encender el ordenador a la mañana siguiente, me encontré la respuesta de un personaje público conocido, entre otras virtudes acreditadas, por su mordiente espontaneidad: “Venga, Javi, ahora para mantener el nivel, cuentas uno de Jaimito. ¡Un poco de seriedad, por favor!”. Una docena cumplidita de parroquianos festejaba con retuits o favs (pido perdón a los del plan antiguo por la terminología) el ¡zasca!, que es como se les llama ahora a las cargas de profundidad mondas y lirondas.
Pues va aquí el de Jaimito, que se añade al gran chiste macabro que vocean la colleja dialéctica y más, si cabe, la consecuente jarana celebratoria: con ETA, oigausté, un respeto, no vayamos a tenerla. Ocurre que yo ni se lo tengo ni lo finjo para pasar por jatorra ni para evitar ser señalado como enemigo de la paz por quienes llevan toda la puñetera vida haciendo y/o jaleando la guerra. Por eso, al modo de Matías P., me permito a mi mismo insistir en que cuatro años son una jartá para desprenderse de toda la cacharrería de apiolar. Es, sin más y ya sé que también sin menos, una lista de localizaciones. Se remite a Moncloa, se cuenta a la opinión pública que se ha hecho, lo certifican los mediadores, y ahí se acaba todo. Otra cosa es que se espere algo a cambio. Entonces, claro, no se acaba nunca.
Perdona Javier, pero creo que aquí patinas un poco. Hablamos de armas, no de un alijo de tabaco. Porque a ver, dime en qué situación nos encontraríamos si tras reemitir ETA esa lista de la que hablas, el gobierno dice que han ido a esos sitios y no han encontrado nada. ¿?¿?. Unos diarían que «alguien» se ha hecho con la lista y se ha apropiado antes de las armas; los otros que no han entregado nada y por tanto todo sigue como estaba… o peor. Menuda situación. No javier, no; el decomiso de armas ha de hacerse siempre de forma abierta, inventariada y con testigos de ambas partes.
¿Tú no crees que la guardia civil, y el ministro actual y los anteriores, no saben dónde están las armas?
Yo sí lo creo.
Me da que la cosa, es de escenificación, más que de pacificación: tienen que morder el polvo, rendirse, etc..conceptos militares por parte del Gobierno, que por otra parte Eta siempre defendió: ellos eran militares no políticos.Al final, sin quererlo, el propio Gobierno los legitima.
Nos dan una especie de teatro,un teatro que está trucado por todas las partes.
Nos mienten, pero al final, nos vamos creyendo las mentiras según convenga.
Dentro de 60 años alguien escribirá un libro…desde luego que no lo leeré 😉
Saludos