#SaMataoPaco, caray con el gracejo… ¿español? En un segundo toda la indignación hirviente por una exposición (o así) en el Born de Barcelona sobre cómo las gastaba el bajito de Ferrol se torna en una torrentera de chistacos —tal se dice ahora— a cuenta del derribo y posterior (casi) desguazado de la estatua ecuestre y decapitada del dictador. Como estamos en la era de la imagen vírica, digo viral, las gracias venían pertinentemente ilustradas con vídeos y/o fotografías de la heroica gesta de los aguerridos partisanos que echaron abajo… lo que estaba puesto ahí justo para eso. Anda que no se notó cuando el concejal del ramo, en ausencia de la alcaldesa porque la nueva política también sabe de escaqueos, calificó como “comprensible” el final de la efigie del Sleepy Hollow cañí, también bautizado como El Caídillo por alguno de los activistas de la guasa.
Vamos, que todo se ha tratado de una performance de tomo y lomo. Quizá un tanto ida de madre en su desenlace, pero al fin y al cabo, con un propósito catárquico, que diría un psiquiatra argentino de los de estereotipo. 41 años después de su muerte en la cama (repito para despistados: en la cama), se hacía necesario el exorcismo postrero, el asesinato simbólico, el gesto final (ejem) empoderador, liberador y la hostia en verso, buah chaval.
Pues bravo bravísimo, pero déjenme anotar en uso de la libertad de expresión recobrada ahora que sabemos que Franco ha muerto de verdad de la buena, que tarde andamos. Si ya en los ochenta del siglo pasado era viejo el antifranquismo retrospectivo, en el año 16 del tercer milenio debería resultar extemporáneo.
Al margen de si derribar estatuas puestas ahí para eso sea o no ridículo – me da igual- sí, debería ser extemporáneo ser antifranquista en 2016. Lo sería si no se corriera ningún riesgo siéndolo ahora que Franco lleva cuarenta y un años muerto. No lo creo así y por dos razones: una, que me temo que el franquismo como régimen sigue. Atenuándose antes y reforzándose ahora, pero sigue. Sigue ahí la institución que restauró, por ejemplo: sí, la monarquía. Tiene menos a atribuciones que las que le concedió Franco, pero sigue. Sigue el Tribunal de Orden Público, ahora Audiencia Nacional, donde puedes acabar por una función de títeres. Recobrada libertad de expresión, bueno: libertad, sí, pero con orden (1). Y dos: la dictadura tiene partidarios que ya se han desfachatado por completo, por lo que creo que está habiendo una involución. Esperanza Aguirre y Mayor Oreja esperaron a dejar de ser ministros para alabar la dictadura. Éste además negó haber dicho que fuese una época de extraordinaria placidez; pero es que hace unos diez años no se hubiera atrevido a decirlo. Fernández Díaz va a recogerse al Valle de los Caídos siendo ministro del Interior. Hay empresaurios que producen series y publican novelas nostálgicas -y no del antifranquismo precisamente- situadas de 1936 a 1975, cuando en los ochenta y los noventa el facha de la película era un reprimido digno de lástima, que esa era otra también, y así todo. Lo bueno es que creo que han salido a defender lo que veían en peligro: espero que tengan razón. Me voy a despedir antes de decir cipotudeces o eso espero al menos.
(1) Francisco Franco en su discurso de inauguración de las Cortes Españolas el 18 de julio de 1942: Queremos libertad, sí, pero con orden.