Voy dándome por jodido. El ayuntamiento de la ciudad —perdón, villa— donde trabajo ha empezado a sembrar el maíz para cosechar, andando no mucho tiempo, un peaje a los vehículos que penetren en su perímetro. En fino, se llama crear el contexto. Primero, un titular regalado a un medio escogido para ir calentando las barras de bar. Luego, un par de “Bueno, eso lo estamos pensando” o “Es un debate abierto en muchos lugares” soltados aquí o allá por parte del locuaz concejal del ramo y/o algún portavoz autorizado del gobierno municipal bipartito. Y, de momento, lo último, el lanzamiento de una encuesta mastodóntica (en Google Docs, se lo juro) en la web municipal para que vecinos y foráneos se pronuncien sobre la cosa… después de haber echado la tarde poniendo puntitos en las mil y una casillas del kilométrico interrogatorio. Presidiendo la pantalla, junto a un bucólico logotipo con un viandante, un ciclista, un autobús y un arbolito, el pomposo acrónimo PMUS, o sea, Plan de Movilidad Urbana Sostenible. Sonoridad y vaciedad en relación directamente proporcional.
Como no tengo paciencia para completar el cuestionario, desde aquí le comunico a quien corresponda que mi humilde C-4 invade las lindes capitalinas a las 4.55 de la madrugada de los días laborables. Me acompañan en la oprobiosa incursión un puñado de conductores y conductoras con la legaña puesta y aún sin ánimo siquiera para ciscarse en los muertos de los tocapelotas semáforos de Juan Garay. Les juro por lo que me digan que si a la intempestiva hora que les indico me ponen el transporte público que sea, yo les ahorro la presencia de mi carro.
Me declaro desde ahora insumiso al pago de cualquier peaje para entrar en la ciudad que nací. Pongan ustedes transporte público de calidad y en condiciones y la gente dejará automáticamente de usar su vehículo, incluso lo venderán porque sale muy caro mantenerlo. Pero no. Hay que sacar tajada. Hay que llenar las arcas para los gastos de los fastos que cuatro «elegidos para la gloria» disfrutan por un puñado de votos.
Peaje, más radares (que dicen que son disuasorios, no recaudatorios, jajajaja). ¿¿¿Hasta dónde llega la codicia de estos nuevos asaltacaminos, cuatreros, navajeros y bandidos Fendetestas???
Lo dicho. Que me deshaucien o me lleven a la cárcel por no pagar la multa por el impago de peaje. Algún día nos cobrarán un impuesto por respirar.
Tendrás que ir andando desde Kabiezes, y volver en metro, yo iré desde un poco mas lejos y volveré tambien andando porque no tengo metro, después nos prohibiran respirar y entonces si que estaremos jodidos de verdad a no se que nos pongan coche oficial.
Aburto dice que «el peaje de acceso a Bilbao no va a estar entre las medidas de movilidad del ayuntamiento». (http://bit.ly/2rBwSWs). En todo caso iba a ser de 7:30 a 9:30, no las 24 horas. Además, el Ayuntamiento no había decidido siquiera si sería para entrar en la ciudad o solo en el centro. Por cierto, sin una excepción con los vehículos de trabajo -instaladores, repartidores, transportistas…- solo se lo iban a poder permitir las grandes empresas.