Los resultados de las últimas consultas en los municipios no invitaban al optimismo. Al contrario, se había instalado algo que, no siendo exactamente una moral de derrota, sí tenía un punto de resignación. De ahí que 100.000 participantes, esa medida casi universal de tantos acontecimientos del terruño, se antojaba una cifra excelente. Y al final, miren por dónde, poco faltó para que fuera el doble. 175.000 ciudadanos y ciudadanas se dieron la mano el pasado domingo de Donostia a Gasteiz pasando por Bilbao para reclamar el derecho a decidir. Como decían ayer los editoriales de los diarios del Grupo Noticias, hablamos de una de las mayores movilizaciones sociales que se recuerdan.
Es obvio que ahí hay varios mensajes. El primero, que es el que se quieren saltar algunos por incómodo, nos dice que el respaldo activo del partido mayoritario en los tres territorios de la CAV, con la presencia a pie de asfalto de su plana mayor, ha sido un factor fundamental en el éxito de la convocatoria. La prueba es el encabritamiento sulfuroso del PP que se siente cada vez más cornudo y apaleado y que ha vuelto a tirar de repertorio cavernario. Anótenlo —o mejor, grábenselo a fuego— los que pretenden sumar restando, creo que ya me entienden.
El otro recado es más simple. De hecho, ni hacía falta una demostración de fuerza como la que acabamos de ver, porque es una circunstancia ya evidenciada en decenas de encuestas, sí, pero también en cada cita real con las urnas. En este país hay una amplísima mayoría social que quiere ejercer el derecho a elegir su futuro y que está dispuesta a aceptar el resultado de un referéndum.
Lo simbólico es potente, pero lo que importa son los garbanzos. Personalmente, me encantaría un preámbulo donde se pusiera negro sobre blanco la existencia de una realidad nacional vasca.
Pero, de cara a no andar con falta de voluntades por parte de Madrid, me gustaría mucho más que el articulado, bien al principio, tuviera un artículo de asunción automática de absolutamente todas las competencias en el mismo inscritas. Sería mucho más efectivo.
Decía hoy Idoia Mendia aquello que llevo escuchando, al menos, desde la época Ibarretxe. Aquello de que los partidos abertzales hacen y dicen cosas que a la población no le interesa en absoluto, y aluden a las encuestas y tal y tal….claro, por contraposición, ellos sí que son los que llevan décadas haciendo y diciendo cosas que a los vascos nos apasionan, quizás por ello, cada vez que hay urnas al partido de la SRA Mendía los vascos le votan a manos llenas, lo mismo que a sus compatriotas PPros, que también se pasan el día haciendo y diciendo cosas que nos apasionan.
SRA Mendía, encantada de la vida tendría que estar, en las próximas elecciones y dado que ustedes sí que hacen y dicen lo que los vascos queremos y los abertzales aburren a las ovejas van a arrasar….una vez más.
Totalmente de acuerdo. Sin embargo, mi duda es: ¿No seria mas adecuado llevar el nuevo Estatuto a Madrid despues de una consulta popular que lo refuerce? ¿Si esa decision de los vascos es cercenada por el Congreso o el TC, cual sería el siguiente paso?