Jijí-jajá, he visto una víbora de Gabón en las marismas de Amute. Jijí-jajá, te mando la foto. Jijí-jajaá, la compartimos con el grupo. Jijí-jajá, cada uno de los del grupo la comparte en el resto de los grupos en que están. Jojó-juajuá, lo están contando en la tele, en la radio y en las versiones digitales de los periódicos. Jejé-jujú, la Ertzaintza ha perimetrado el lugar, ha colocado un cartelón de peligro y ha puesto en marcha un dispositivo para localizar al bicho.
Y así, hasta que casi 24 horas después de que se echara a rodar la trola inicial, las bromistas cantaran la gallina y se hiciera el desmentido oficial. Ahí quedaron con los pantalones en los tobillos quienes, siguiendo el ritual de costumbre, se convirtieron en herpetólogos del recopón en un abrir y cerrar de ojos, y se dedicaron a ilustrarnos a los que, simplemente, mirábamos con asombro algo que ni nos atrevíamos a dar por cierto ni falso del todo. Un saludo con cuchufleta adosada a los que tragaron como panchitos y en cuanto salió el mentís, porfiaron que ya decían ellos que eso era una feikniu de libro.
¿Aprendizaje del sucedido? Me temo que ninguno, salvo la certidumbre de que volverá a ocurrir. A quienes pontifiquen que es signo de estos tiempos de postverdad y blablablá, un recordatorio: la fábula del pastor mentiroso la escribió Esopo hace 2.500 años. Desde entonces, la Humanidad se ha comido patrañas de todo pelo, desde que los judíos en tiempos de los reyes católicos bebían sangre de niños cristianos hasta que los españoles hundieron el Maine o, como anotábamos aquí el otro día, que España lleva unida desde hace más de cinco siglos.
La solución es bien sencilla. Una «true news». Echarle al bromista una multa de 50 euros, y pagar el operativo. 10 Ertzainas 15 horas a 100 Euros la hora: 15000 euros. Y por supuesto, publicar a bombo y platillo la sanción y el pago del operativo. Y el siguiente, que se lo piense. Que mientras estaban buscando una culebra inexistente, no estaban patrullando evitando robos, etc…
Javier, ya que lo mencionas (por el Maine), sería interesante hacer comparativas de titulares y artículos de prensa de la independencia de Cuba comparándolos con los actuales, feik neus incluidos; y recordar las similitudes para hacer ver que por el mismo camino se llega al mismo sitio. Entonces fue aquel «hasta el último hombre, hasta la última peseta»… por fortuna no pagaron todos los hombres (sí unos cuantos) pero se perdió hasta la última peseta contrayendo una deuda que se pagó durante décadas.