Blanca Fernández Ochoa, qué historia más triste. Y cuánta carnaza inmunda e innecesaria en las presuntas informaciones sobre su desaparición, su búsqueda y, como nauseabundo colofón, el hallazgo de su cadáver. Ocurre, como cada vez que escribo sobre el carroñerismo que pretende pasar por periodismo, que es inútil esperar una reflexión, y aun menos, un propósito de enmienda. Los expendedores de bazofia al por mayor, que no dejan de ser mis colegas de gremio, se escudan en lo jodido que está ganarse las habichuelas, la impepinable obligación de competir en un mercado donde no hay lugar para los escrúpulos o, sin más, en que exactamente eso es lo que exige el populacho.
Ante las dos primeras explicaciones, poco que objetar, aunque sigo creyendo que hay formas de contar una noticia relevante sin caer en el amarillismo. Respecto a lo último, me duele escribir que no es mentira. Para mi pasmo, a una porción no pequeña de la audiencia le encanta retozar en las desgracias ajenas y disfruta un congo con cada detalle escabroso, independientemente de que responda a la verdad o proceda ser contado.
En el caso que nos ocupa, me revuelve el estómago pensar en la cantidad de especulaciones e insinuaciones gratuitas en que se ha incurrido. El asombro y la repugnancia son mayores al comprobar que buena parte del estiércol lo han estado dispensando familiares y/o amigos cercanos. Lo peor, me temo, es que la aparición del cuerpo no va a frenar el río de babas. La memoria de la deportista quedará teñida para siempre por las insidiosas conjeturas que se han venido haciendo desde que se anunció su desaparición. Descanse en paz.
Morbosidad cruel e irresponsable, de un país copado de vividores pseudo informadores, del POPULISMO PLAÑIDERO sin ética, en empresas mediáticas sin escrúpulos.
Los políticos y estamentos del poder gobernante, les han alentado ese camino banal, para dar que hablar a la masa y desviar su atención, de los asuntos verdaderamente importantes, que ellos irresponsables populistas administradores, tratan de hacer borrar de la actualidad informativa.
Toda la razón en tu articulo, aunque lo mas triste es que los medios de comunicación ofrecen lo que vende, y vende el morbo despiadado y cruel escondido en un «buenismo» hipócrita que solemos solucionarlo con un DEP después de haber disparado toda la artillería.
Si. Es tristemente cierto lo que dices, sobre todo en el último punto. El franquismo, y la posterior «democracia», nos enseño a leer, pero no a pensar, y los bocazas siempre encuentran adeptos para su carnaza nauseabunda. Gracias Javier.
Muy de acuerdo con el artículo.
Lo que no acabo de entender, respecto del comentario de Rosa María Fernández Alcorta, es qué tiene que ver ‘el franquismo y la posterior «democracia»‘ en todo esto. ¡¡Será que en El Reino Unido, Francia, EEUU no se portan los medios igual de mal!!
Quizá debamos asumir de una vez que en el conjunto de los profesionales de la información se da el mismo fenómeno que se da en todos los demás conjuntos de profesionales de nuestra sociedad: Hay abogados ejemplares y abogados carroñeros, economistas éticos y economistas de conducta indeseable, hay sacerdotes beatíficos y sacerdotes acólitos de Lucifer, médicoas salvavidas y otros sacacuartos, mecánicos honestos y chapuzas incompetentes… Para qué seguir.
No, el periodismo no está eximido de la diversidad de conciencias y comportamientos.