La UEFA empezó esta semana vomitando fuego contra la ya malograda Superliga porque el invento de Florentino suponía una mercantilización intolerable del fútbol. Si no conociéramos a esa banda que ya hace cuarenta años José María García calificaba como chupópteros, podría sorprendernos que tres días después del rasgado de vestiduras, la sacra institución dejara a Euskadi sin Eurocopa por motivos que solo tienen que ver con el vil metal. Sin público no hay paraíso, dicen los jetas de Nyon, pasándose por el arco del triunfo que estamos en una pandemia que ahora mismo todavía no ha tocado la cima de su cuarta ola. Y eso es así igual en Bilbao que en Sevilla, que ha sido la ciudad agraciada por la cacicada del tal Ceferin y sus mariachis, entre los que se cuenta Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol.
Desconozco si, como ha denunciado el lehendakari, Iñigo Urkullu, esta trapisonda puede tener un cariz político. Bastante grave me parece su carácter arbitrario o directamente dictatorial y, por encima de todo, que se cisque en la grave situación sanitaria a la que estamos tratando de hacer frente. Un saludo, por cierto, a los que cuando las autoridades vascas anunciaron las estrictas condiciones que ahora rechaza la UEFA aseguraron que se estaba poniendo alfombra roja a la Eurocopa.
El fútbol se juega con algo que tiene la misma forma que el dinero: redondo. Ya sea esférico o plano. En definitiva, balón y dinero van de la mano. De la mano de quiénes han hecho suyo lo que comenzó siendo un deporte y un pasatiempo. Que ha servido para crear ilusiones, también rivalidades, pero en su mayoría rivalidades sanas. Que une a muchas personas y que sirve de válvula de escape para muchas tensiones y agobios personales. Tambien se dijo que era el opio del pueblo. Pero de todo esto, ha pasado a ser el gran negocio de algunos: propietarios de clubes y jugadores de élite. Si, esos jugadores que, en palabras de Bielsa, algunos (yo diría que muchos) son millonarios prematuros. Vamos, que todas sus capacidades están en los pies, y por tanto «muy lejos» de su cerebro.
Estoy convencido que la federación andaluza rechazará el regalo, como solidaridad con la precsria salud del personal y la necesidad de mantener unas normas sanitarias para preservar la vida y la salud.
Espero cómodamente sentado, sabedor del percal que se hila.
No entiendo, Javier, que desconozcas si hay una razón de cariz político.
La medida es, en sí misma, política.
Como lo fue la designación de las sedes en su día. La elección de Bilbao como sede de España tuvo que ver con el fin de la actividad criminal de ETA, con la idea de un Bilbao reconstruido desde la crisis industrial de finales del s. XX, en paz y bien gestionado, además, por parte de la Federación Española de Fútbol y los políticos españoles, integrado con España y su selección. Todo aceptado por la contraparte con la publicidad del Guggenheim, como marca mundial, la cercanía de San Sebastián y su festival, País Vasco encantador, ancestral pero moderno, etc… y valorado por la UEFA como prestigio de Europa ante el mundo, como escaparate ante quienes tienen el dinero en otros continentes.
La política de la Uefa es enseñar estadios llenos con gente entusiasta por sus colores.
Hoy en Bilbao eso no puede ser, porque los responsables de las medidas sanitarias verdaderamente ejercen su responsabilidad, y en Sevilla le ofrecen lo que piden, siendo «más flexibles», como lo son en todo.
Los mercaderes son así. Nunca se incumple un contrato si no es más ventajoso incumplirlo. No hay más que ver que en los contratos de los jugadores está previsto hasta la indemnización por rescisión unilateral.
Lo que cabría preguntarse, en este caso, es si hay alguna razón de índole económica. Porque no acabo de ver qué gana la UEFA con esta marranada, obviamente de índole política.
Estamos en lo peor de la cuata ola. Que sea porque vamos lentos en vacunación, porque pasamos kilo y medio de las medidas de protección tanto en el trabajo como en lo social, por una cepa nueva o por una combinación variable de todo lo anterior, a estas alturas importa más bien poco.
Hasta que se agote (esperemos que ya empiece a bajar pronto), deberíamos dejarnos de más chorradas. Lo malo es que viene una segura: el fin del estado de alarma.
Como para Eurocopas estamos…
Parece ser que en Andalucía no tienen el virus .
Lo de la federación Española canta mucho
Lo que si es seguro que la roja está más cómoda recibida por bulerías
Lo siento por los hosteleros de aquí pero seguro que nos ahorramos la presencia de un montón de gamberros de distintas nacionalidades . No hay mal que por bien no venga .
Hablo con un pariente que vive en Sevilla desde hace muchos años. Le pregunto si allí está el bicho de Bosé encauzado.
Me responde que hay tantos contagios como en la CAV pero que no dicen la verdad.
La UEFA dice que la Eurocopa se jugará en Sevilla para que haya «más animación».
El gobierno de Sánchez anima a sus ciudadanos a que preparen las vacaciones de verano con tranquilidad.
Is very difficult todo esto, que decía Rajoy.